Eran las nueve de la mañana cuando todos habían despertado, pues se habían quedado dormidos a partir de las tres de la mañana, descansaron poco pero estaban todos de buenas ganas, cada uno ya preparando el desayuno, aportando lo mejor de ellos en la cocina, lo increíble era que parecían una gran familia feliz, lo único que los diferenciaban era sus talentos, pues en la tarde ellos jugarían una partido amistoso de voleibol, pues serían equipos mixtos y cinco contra cinco, ellos serían los mejores amigos, encima todos estaban en el mismo grupo, es decir el grupo A de la facultad, ojalá nunca se separen y compartan grandes cosas, para el almuerzo Crosh había dicho que se encargaría, pues prepararía su especial de pastas acompañado de unos litros de jugos de manzana, bien esta vez manzana ya que la naranja no abastecería para todos, mientras tanto los demás fueron a la piscina a divertirse, bueno, ni modo, Crosh se había ofrecido y él daría todo por sus amigos, así como ellos harían lo mismo por él, sin embargo no todos estaban en la piscina, ella se había quedado para ayudarlo, él insistió que no era necesario, pero Liz sabía que debía de ayudarlo, ya que debía de preparar comida para un gran batallón, nada más ni menos que 10 locos futuros médicos, ella sabía lo que Crosh iba a preparar, incluso estaba ayudándolo en la salsa, ellos conversaban de todo mientras hacían, hablaban de sus vidas, ella se había convertido en su mejor amiga y él se había convertido en su mejor amigo, ella le daba algunos consejos para conquistar a Barbara, de pronto Crosh abrió sus ojos como platos, pues las palabras que decía era tan sincero de su parte, ella incluso parecía mejor que Barbara, pero solo Dios sabía el destino de estos dos amigos, ya que Barbara era un poco mayor a él, sin embargo Liz era de su edad, ella le entendía perfectamente, él también, pero no lograba sacar de su mente a la dulce y difícil Barbara, era un nudo se sentimientos, era muy única, pero él sabía que no podía quedarse con los brazos cruzados, además ella sabía lo mucho que Crosh la quería, nadie sabía que había pasado para que ella salga así de sus brazos y para que ella decidiera correr de él.
Ya eran las doce del medio día, todos aún seguían en la piscina, ahora Liz ya estaba divirtiéndose con ellos, mientras Crosh se encargaba del jugo, ellos estaban felices, a él simplemente le alegraba saber que sus amigos eran diferentes, eran uno en mil millones de habitantes, pues estas clases de amigos ya no habían, incluso Barbara estaba en peligro de extinción o quizás eso él pensaba, quizás había mejores que ella, nadie lo sabía, pues su futuro aún estaba muy incierto, bien, Crosh ya había terminado todo, salió para comunicarle a los demás que el almuerzo ya estaba, ellos con alegría salieron de la piscina, fueron a la gran mesa con platos de ravioles, pues era una decisión de todos que Crosh hiciera su comida favorita, Liz había dicho donde estaba el baño, pues Crosh le había indicado, ella ríe y le dice: "Bien, ya conozco el baño para ir después de este almuerzo", todos se echan a reír, hasta Crosh se estaba divirtiendo a lo grande, por eso contestó: "Pues deberás tenerlo en cuenta, ya que posees un estomago de bebe", echaron a reír una vez más, pues de bebe porque los bebes, tienen un sistema digestivo muy delicado, ya que ellos no podían comer nada raro, nada que no fuera la leche de su madre, todos ya en silencio devorando y saboreando la delicia que Crosh había preparado para ellos.
Ya eran las dos de la tarde cuando salieron de la mini sala de cine que tenían, ya que después de devorar todo lo que estaba en la mesa fueron a ver una película, corta pero muy divertida, bien ahora empezaría el gran partido de voleibol, pues serían seis contra cinco, ya que estaban entre 11 personas, ojalá en el futuro se les unan más para estar iguales en estos juegos decía Liz con la esperanza de conocer a Barbara, Crosh sabía a que se refería y la había mirado con ternura, ella lo apoyaba, de pronto todos dijeron porqué no invitar algún día a la profesora Barbara, él quedó sorprendido, pues ellos sabían que ella enseñaba química en el cursillo que estaban todos, pero ellos no tuvieron la oportunidad de conocerla, pero sabían que Crosh y ella se llevaban algo entre manos, sin más palabras que agregar el partido dio comienzo, una tarde muy divertido estaba haciendo, todos jugando, riendo, haciendo chistes, algunos malos pero igual la estaban pasando de maravilla, pues lamentablemente aquel maravilloso día estaba llegando a su final.
Ya habían preparado todas sus cosas para el largo viaje de dos horas y un poquito más para el grupo de amigos, pues volverían a casa, esta vez ya no en la casa rodante, simplemente en el minibús que Crosh había encendido ya para calentar el motor, mientras iban metiendo sus cosas en el maletero, se encontraron un gigante maletero por el costado derecho del bus, ahí entraría de todo dijeron, pues Crosh dijo que este bus estaba preparado para 20 personas, ellos solo eran 10, así que había espacio de sobra, lo genial era que cada momento que pasaban juntos se unían más y más, pues mañana el grupo partiría a Ciudad del Este para el gran Show, Crosh estaba cansado pero con todas las energías puestas para el día de mañana, de pronto un estruendo se escuchaba, el cielo se había oscurecido y se habían dado cuenta de que el sol había desaparecido, nubes negras por doquier, ellos sabían que se venía una gran tormenta, eran ya las seis de la tarde cuando Crosh había cerrado toda la quinta y había avisado a sus capataces que ya se marchaba, por lo que fue a dejarles las llaves, al parecer ellos lo respetaban mucho, por eso durante que estaba con sus amigos no hicieron nada, por lo que Crosh le había llevado la comida, él había compartido todo con ellos sin que sus amigos se dieran cuenta, pues sus capataces eran ya parte de su familia ya que ellos cuidaban de esta hermosa quinta, ellos lo valoraban ya que gracias a él, ellos habían tenido una mejor vida, cuando estaban abordando el bus, las primeras gotas empezaban a caer, al entrar sus amigos al imponente bus el ambiente era cálido, agradable, pues ahora afuera empezaba ya a refrescar y a soplar vientos fuertes, todos empezaron a rezar, pedir por ellos, así que cuando Crosh abordó al lado del conductor, cerró las puertas y fue hacia donde se encontraba el grupo parado y reunidos para comenzar la oración, aquella oración protectora que les daba seguridad, confianza y fuerzas para seguir adelante, todos bendiciendo a Crosh para que lleguen sano y salvo, Crosh volvió a su cabina, Liz le había preguntado si no quería compañía, ya que en la cabina del conductor era un espacio aparte del resto, él asintió, entonces ella se coloco en el asiendo en donde se acomodan los guardas, despacio empezaron a salir de la quinta, la lluvia era intensa, él simplemente concentrado en el camino, Liz observando las gotas de agua caer, el silencio reinaba en la parte de atrás así que Liz fue a ver porqué tanto silencia, ella quedó asombrada al ver a sus compañeros durmiendo, bueno no podían evitarlo, las sillas eran muy cómodas, así que los entendía a la perfección, volviendo a su lugar dijo a Crosh que se habían quedado dormidos.
Ya eran las ocho de la noche cuando habían llegado a la facultad, la lluvia intensa se había convertido en llovizna, entonces ellos dijeron que nos preparáramos bien para el día de mañana, pues el tiempo estaba muy inestable, el primer grupo de cinco bajó, los cuatro hombres y una chica, mientras que las otras cinco chicas estaban muy cómodas, ya que aún faltaba una hora para llegar, ya que vivían en el barrio de Crosh, en la cuadra prácticamente, el frío era ya más intenso, así que entraron rápidamente al apartamento universitario en donde alquilaban durante toda la carrera, pues ellos ahora serían profesores para los bichitos de la facultad, aquellos que quieren ingresar, ya que entre todos ellos armarían un cursillo, pero primero debían de encontrar recursos para construirlos, pero no contaban con la sorpresa que les tenía Crosh, rápidamente Crosh entró a la cabina del bus, cerrando las dos puestas de la cabina donde se encontraba él y la cabina de pasajeros, era un bus largo pero muy manejable, cómodo y ahora era en donde se había dado cuenta que la inversión había valido la pena, lo genial era que nada los iba a separar, a detener a este grupo de amigos. Una hora después ya todos habían llegado a sus casas, bueno, Liz estaba ayudando a Crosh a empacar antes de irse en el esperado viaje el día de mañana, ella lo había ayudado a empacar sus cámaras, el equipo de sonido y todo el sistema, pero aún no los habían alzado al bus, ya que corría un poco de peligro, él dijo que ellos partiría a las tres de la mañana para llegar para las cuatro en donde estaban sus amigos y salir de ahí ya rumbo a Ciudad del este, así llegarían antes del medio día para recorrer algunos lugares turístico, pues el bus contaba con una mini cocina, prácticamente solo faltaba llevar mesas y sillas, eso llevaríamos entre todos, ellos ya tenían un lugar en donde dormir, pues en el autobús, ya que era prácticamente un hotel, además en donde él daría su show era un previo grande y abierto, además ya le habían permitido pasar la noche ahí con la condición de no hacer barullo ni molestar a los vecinos por las noches, ya que era un pueblito muy bonito, cómodo y el pueblo de su futura esposa, bueno, no adelantemos las cosas, Liz se despidió de él, Crosh cansado fue directamente a su cama para recobrar muchas fuerzas para el grandioso día que le esperaba mañana, ahí anunciaría la sorpresa para sus amigos, tal vez también sería para Barbara, o eso esperaba él.
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Cuarenta Días
RomanceHistoria de amor, un amor que nunca muere y lucha a pesar de todo, una historia romántica que promete mucho.