Día 31 parte 2 (Una tarde helada)

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Barbara:


  Ya llegábamos al medio día, la tarde se aproximaba cuando la película había finalizado, era una película muy especial, yo simplemente estaba muy agradecida a la vida por haberme dado una persona maravillosa, ahora estábamos camino a un restaurante, ahora llegaba la hora de almorzar, quién hubiera imaginado, este sería el inicio de una tarde mágica, una tarde helada pues la temperatura había llegado a los cero grados, que sería la temperatura máxima que se pronosticaba, por ende, el frío aún inundaba, todo muy bello, un invierno se iba para dar alegría en su agonía y llegase una primavera llena de alegría.

Ya estábamos en el restaurante, una música muy bella empezaba a sonar, eran las letras tan maravillosas. "No hay nada que pueda separarte de mi amor, no hay nada que pueda separarte de mi amor, no hay nada, absolutamente nada que pueda separarte de mi amor, porque yo te he comprado con mi sangre...", no esperaba esa música en este lugar, pero a veces la vida nos sorprendía, la canción era de Athenas, una cantante que se dedica a anunciar el verdadero amor, aquel amor en que el mundo no conoce, aquel gran amor que rompe barreras, el único amor puro, es, el amor de Dios.

Crosh ya había pedido nuestra comida, todo estaba tan mágico, el cielo negro que anunciaba más lluvias, el restaurante estaba con gente, pero no cualquier gente, estaba con personas que entendían ese amor, pues era un restaurante cristiano, era maravilloso, buena música, buen ambiente a pesar de la helada, a pesar de todo, estas personas estaban aquí, así como nosotros.

El manjar había legado, era milanesas napolitanas con puré de papas, era realmente una de mis comidas favoritas, en verdad este día Crosh se estaba luciendo, yo lo amaba tanto, no me arrepiento de haberle dicho que si, no me arrepiento de haber salido de la calidez de su cama, de su casa, pues aquí estábamos cómodos a pesar del frío, él a mi lado y yo aquí contemplándolo, una tarde helada se aproxima, nosotros estábamos en aquel local tan cálida, él estaba cómodo a mi lado y yo muy feliz al suyo.

La tarde estaba siendo más y más fría, cada vez que pasaban las horas hacía más frío, pero yo quería que este día nunca termine, pero bueno, toda magia debía de llegar a su fin, las delicias que estaban en mi plato, ya prácticamente se habían agotados, él mandó traer un jugo de naranja, yo pedí uno de frutilla, pues me encantaba las fresas, los vasos eran enormes, vaya, creo que este mi novio mío quería engordarme, él simplemente se encogió de hombros y me miró tiernamente diciéndome que se había pasado un poco con el tamaño, yo simplemente lo animé para que no se arrepintiera, ya que era delicioso, entonces le dije: "Amor hoy es nuestro permitido así que no te arrugues", él rio y me dijo: "Mientras no explotes todo bien, tú siempre me haces reír".

Juntos pasamos esta helada tarde en el restaurante, pues había llegado la hora de partir, agradecimos la comida y nos fuimos al exterior, "uuuhhh!!!" el frío era impresionante, la tarde más helada que estaba teniendo nuestro país, esto era algo realmente histórico.

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