DÍA 36 (LA ÚLTIMA CENA)

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Barbara:

  Eran las siete de la tarde, pues hoy sería nuestra última cena juntos, ya que debíamos estar separados por una semana antes de nuestra boda, esa semana es para pedir a Dios por nosotros, a limpiar todas las faltas que teníamos, a ponernos firmes, a prepararnos para afrontar un nuevo camino en nuestras vidas, este sería un gran proceso, en donde conoceríamos cuanto nos amábamos y respetábamos, esta preparación, es una tradición de mi familia, pues Crosh la había aceptado, por lo tanto, hemos decidido hacer una despedida, una última cena, pues no volveríamos a estar juntos hasta nuestra boda, ya todo estaba preparado, yo mañana partiría a Ciudad del Este, esta sería una larga y dura semana, pues estaría lejos de Crosh.

Al llegar a su casa, veo que las luces estaban medianas, es decir, un ambiente muy agradable y romántico, lo único que espero es, que esta sea una nueva aventura, algo que nos una cada día más.

Él estaba en la cocina, preparando sus recetas especiales, la verdad no se como, pero debíamos acabar toda esta comida, la verdad me gustaría llevármelo, pero romperíamos nuestro paradigma, mi familia tal vez se enojaría, se armaría la tercera guerra mundial.

Al finalizar los manjares, Crosh se acerca a mi, me sirve todos los platos que había preparado, él estaba un poco preocupado, pues, me había dicho lo mucho que me extrañaría, lamentablemente, no había nada que hacer, yo lo amaba tanto, y solo esperaba que estas semanas alejado nada pase, pues, lo último que quiero es que nuestra boda termine cancelándose todo, confío en él y se que nada podrá impedir que nos casemos.

Al terminar de comer, él fue a preparar el postre, pero sería en la sala de estar, lo verdad no tenía idea de lo que sería, pero todo era posible con él, él era el único quién podía sorprenderme y hacerme feliz.

Cuando llegó a mi lado, Crosh, se había arrodillado, él me había pedido que por lo más sagrado de este mundo, no lo dejara, yo, lo adore, con un leve salto, me arrodillo frente a él, ambos nos quedamos arrodillados, uno frente al otro, ambos prometimos, que este alejamiento sería de fortalecimiento y no de separación, nos dimos un fuerte abrazo, un suave beso, nos levantamos y fuimos a la sala de estar.

Al llegar a la sala de estar, había una película a punto de comenzar, el sofá era realmente cómodo, los tarros de helados eran increíblemente ricos, aquí yo sin duda saldría con unos kilitos de más, pero nada era tan mágico como este momento, entonces ambos nos acomodamos, y toda la noche, nos quedamos viendo la película, él tan tierno con sus abrazos y tan dulce con cada palabra y deseo que tenía para mi, todo era positivo en esta última cena que tendríamos solteros, ya que la próxima cena, sería después de nuestra boda, es decir, ya como marido y mujer, si Dios lo deseaba y se hacía su voluntad en nosotros.

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