—Bienvenida al claro. Yo soy Newt. ¿Recuerdas tu nombre? —me pregunta sonriente.
—No —Consigo decir.
Podría haberme inventado uno pero me pareció más apropiado decir la verdad.
—Tranquila, no te preocupes por eso, a todos nos pasa cuando llegamos aquí, en uno o dos días te acordarás.
—¡Salid ya que no tenemos todo el día! —Se asoma un chico.
—Será mejor que volvamos —dice Newt lanzándo una mirada asesina al chico moreno.
—Claro —le respondo con una sonrisa.
Se aúpa hacia arriba y cuando llega me tiende su mano. Me sonrojo al contacto con esta.
—Gracias.
Cuando salgo me veo rodeada de unos cincuenta o sesenta adolescentes.
—Hola verducha, yo me llamo Alby, bienvenida al claro. —Un chico moreno con el pelo muy corto me tiende la mano, lleva una ropa normal: una camiseta negra, unas zapatillas de deporte y un reloj bastante extraño.
Observo mi alrededor. A lo que llaman estos chicos el claro es un cuadrado rodeado por una especie de muros de piedra descomunales, «estamos encerrados». El suelo del patio esta hecho de lo que parece hierba. Al lado de una de las esquinas del recinto se encuentra una especie de edificio de madera en ruinas rodeado por árboles, en la esquina opuesta está situado un huerto lleno de maíz, tomates y lo que parecen desde aquí árboles frutales.
Al otro lado del patio hay corrales de madera en los que tienen ovejas, cerdos y vacas. Un bosque ocupa la última esquina, allí, la vegetación que había parecía muerta, cómo si nunca hubiese llovido.
El chico que me había saludado me mira anhelante esperando mi respuesta.—¿Dónde estamos?
—Es una larga historia, verducha. Mañana Newt te lo enseñará todo, hoy es demasiado tarde para más preguntas. ¡Newt! Lleva a la pingaja a que coma algo.
—Claro —le responde el rubio, este me mira y me dice—. Debes estar hambrienta. Escucha, por muy malo que parezca todo esto, la comida que hace nuestro Fritanga es asombrosa, en serio, nunca te quedarás con hambre.
—¿Me estás diciendo que lo único bueno que hay de esto es la comida? Que esperanzador —le contesto ahogando una risa. Suelta una carcajada.
—Claro que no, lo mejor de aquí es disfrutar de mi compañía, por supuesto.
—No lo dudo —respondo partiéndome de risa.
—Anda vamos —me dice apremiándome.
Sigo al chico hasta lo que parecen ser unos bancos de madera.
—Bueno, pues este es el esplendoroso comedor que tenemos aquí. Voy a por nuestra comida, ahora vuelvo.
—Gracias —le digo sonriendo.
Espero callada hasta que trae la comida. No se oye ni un ruido en toda la cena, supongo que me estaba dejando tiempo para pensar.
—¿Has acabado? —pregunta impaciente.
Le hago un gesto afirmativo con la cabeza y se lleva los platos. Me quedo esperando observando los alrededores y me doy cuenta de que en lo que parecen ser los muros hay una especie de raja enorme a modo de puerta por el que salen dos chicos.
—Vamos, te enseñaré donde dormirás hoy. —Es Newt, no le había oído llegar.
—¿Quiénes son ellos? —le pregunto señalando a los chicos.
—Se supone que no te lo debería contar. —Se pone serio repentinamente y se va caminando—. Ven.
Como siempre, sigo a Newt hasta el edificio de madera que se halla en la esquina, no sé porqué pero me veo animada a hacerle caso y seguirle en todo. Entramos al edificio y descubro que por dentro no parece en ruinas para nada. Hay una suave luz naranja muy cálida y acogedora. Subimos unas escaleras situadas en una esquina al lado de una pared y recorremos un pasillo con puertas a la izquierda. Cuando creo que ya vamos a llegar al final del pasillo, Newt abre una de estas puertas y me muestra lo que va a ser mi habitación. Es muy simple, hay una cama, una mesita con un cajón, una lamparita y un armario mediano.
—Esta será tu habitación, el armario se llena con ropa de repuesto todos los días por la mañana, cuando uno de nosotros te venga a despertar.
—¿Me vas a responder a mi pregunta, por favor?
Frunce el ceño y me mira, la pregunta le resultaba incómoda de verdad, pero quería saberlo, quería saber que hacen esos chicos que a él le causa tal temor.
—Son los corredores.
—¿Los corredores?
—Sí, todos los días se meten hay dentro para intentar hallar la salida al laberinto.
—¿Has dicho laberinto?
—Mierda. —Me mira enfadado—. Escucha, nunca entres ahí, está totalmente prohibido.
—Claro pero, ¿Por qué razón? —Le miro extrañada. «¿Por qué no quería que entrase allí? ¿Qué podría haber?».
—Demasiadas preguntas por hoy...esto...
—Lara. —Me viene a la cabeza un nombre, mi nombre. No puede ser, me he acordado, ¡por fin!, parece increíble que me pueda alegrar por una cosa tan simple como saber mi nombre
—Lara —responde el sonriéndome—. Métete en la cama y descansa, mañana será un largo día. Que duermas bien.
—Igualmente —Me sonrojo y le sonrío.
Me responde con otra sonrisa, como siempre. Cierra la puerta y oigo sus pasos mientras se va. Me quito los zapatos y me tiro a la cama.
*Nota de la autora: Hey, muchísimas gracias por leer esta nueva parte, espero que te haya gustado y si lo ha hecho agradecería mucho tu voto y opinión, chauu ;3
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Resurgense | TMR
FanfictionUna nueva chica llega al claro, para sorpresa de los chicos nada más llegar se dan cuenta de que servirá para corredora, callada, rápida y sobre todo valiente. Su mayor característica, su increíble capacidad para querer ayudar a las personas.