—¡Thomas! —grito, pero ya no está.
Me encuentro en una superficie dura, noto cómo alguien me agarra la mano y abro los ojos. No veo nada, todo está borroso y no consigo distinguir a la persona que está junto a mí. Oigo unos pasos y algo me roza, más bien alguien, se coloca a mi izquierda. Intento aclarar mi vista pero lo único que logro percibir es que es moreno.
—¿Thomas? —La persona que me estaba agarrando me suelta inmediatamente y observo más detenidamente dónde estoy, creo que estoy tumbada en el suelo del pasillo.
Ahora recuerdo que salía de la habitación de Thomas para coger mi ropa, lo que me hace darme cuenta de... ¡Estoy en toalla! Intento sentarme pero el moreno me lo impide. En lo que me parece un segundo la persona que está a mi izquierda se va, dejándome sola con este otro. Vuelvo a tratar de levantarme y esta vez vuelo. La cabeza me da vueltas, me estoy balanceando en el aire y tengo ganas de vomitar. De repente para, se oye el ruido de una puerta y alguien me deposita en un mueble más mullidito. Cómo no veo nada y estoy algo cansada, decido dormir para ver si así se me pasa y que el tiempo corra más deprisa.
Cuando me despierto descubro a Minho a mi lado.
—¿Qué ha pasado? —Es todo lo que se me ocurre preguntar.
—Te chocaste contra mí en el pasillo. Iba corriendo y no parecía que me hubieses visto cuando te caíste al suelo. Tu nuca chocó contra él y te desmayaste. Intenté reanimarte pegándote unas cuantas bofetadas. —Se ríe y me mira. Sí que es verdad que noto mi cara demasiado caliente para ser yo—. Cuando por fin volviste Newt llegó justo cuando pronunciaste un nombre que no era el suyo. Parecía enfadado, me hizo llevarte a tu cama y casi se carga la puerta, otra vez. —Suelta una carcajada pero al ver que no estoy para bromas se calla rápidamente.
—Voy a hablar con él —digo mientras me siento lentamente.
—No te lo impediré, pero procura ir despacio, no sé como lograste darte tan fuerte. —Me sonríe y se marcha.
Corro por los pasillos y toco la puerta de la habitación de Newt.
—¿Se puede? —Espero un rato, no contesta, pero sé que está ahí y abro. Se halla sentado en una repisa interior que yo no tengo en la ventana. Que es cómo el doble que la mía y entra de sobra.
—¿Sueles abrir las puertas sin preguntar? —Me mira enfadado.
—He preguntado —reprocho.
—¿Qué tal la cabeza? —pregunta sin su tono amable de siempre. Ya no me mira, simplemente observa cómo llueve tras la ventana.
—Bien, gracias. —Le sonrío aunque sé que no me está haciendo caso. Solo lo pregunta por ser respetuoso—. Escucha —sigo mientras me siento en la cama— Tenemos que hablar.
—Ya, ¿De qué quieres hablar? —continúa mirando a la ventana sin prestar atención. Le miro indignada y le alzo el dedo corazón por lo bajo.
—¿Vas a seguir ignorándome para siempre?
—No, para siempre no mujer. ''Déjale que se le pase''
—¿Estabas espiando?
—No, en realidad, me lo he inventado, pero acabo de adivinar que sí que lo dijo. Muy inteligente por tu parte. —Se ríe ligeramente.
—¿No me vas a perdonar, cierto? —Tuerce el gesto y me dirige la mirada, ahora que gira la cabeza observo como una lágrima cae desde su barbilla hasta la camisa que lleva. Él también la mira y acto seguido clava su mirada en el suelo.
—Dijiste su puto nombre joder. ¿Cuándo te pase algo más serio vas a necesitarle a él antes que a mí? ¿Por qué? No lo consigo entender. ¿Le quieres más a él que a mí o cómo va la cosa? —Las lágrimas me caen por las mejillas, entiendo porqué dice eso y tiene razón. Eso es lo que más me molesta y me duele a la vez. Alza la cabeza lentamente y estudio su expresión mientras puedo, porque regresa a su ventana. Suspira y prosigue—. Ya veo.
—Quizá deberíamos dejarlo. —Nunca pensé que yo precisamente diría esto. Le quiero, creo, pero no deseo hacerle daño. Y parece que él piensa que lo hago a propósito. Me mira mientras analiza lo que acabo de decir. Sonríe y sus hombros se sacuden ligeramente.
—¿Dejar el qué? —Duele. Noto un pinchazo en el estomago y siento que se hunde la cama. Sabe que eso me iba a hacer daño pero supongo que ya no le importa. Decido arremeter, no voy a ser la única que salga mal de esto.
—Pues también es verdad. —Percibo cómo se expanden sus costillas y vuelvo la cabeza hacia el suelo—. Creo que eres un buen amigo. —Levanto la cabeza para mirarle y veo una expresión de odio en su cara.
—¿Al contrario que tú no? —Asiento con la cabeza—. Por lo menos lo intento.
—¿Me volverás a hablar algún día? —Se levanta y le igualo.
—Algún día. —Me dirige con la mano—. Espero.
Trato de abrir la puerta tan fuerte que me golpea en la cara, pero, hasta que dejo de taparme esta con la mano no me doy cuenta de que alguien la ha abierto por mí. Minho nos observa con los ojos salidos de las órbitas. Se lleva las manos a las rodillas y jadea. Cuando recupera la compostura consigue formular unas palabras.
—Tenéis que venir a ver lo que hemos encontrado.
*Nota de la autora: Es corto, lo sé. No subí capítulo cómo prometí, lo sé, y lo siento :(Pero tengo mis razones, la primera es que no he tenido mucho tiempo, hace poco abrí un blog (noticiasanimeshiro.blogspot.com) y he estado demasiado tiempo configurándolo y tal, además de que he tenido que salir con amigos de mi familia. La segunda es que este es un poquiiito más largo y acabo de encontrar la suficiente inspiración cómo para hacer una cosa que me ha gustado mucho, que pronto, bueno, más que pronto, a lo mejor mañana leeréis. Como dije, también he estado esperando a unos lectores habituales que no les había dado tiempo a leer. En multimedia he dejado un plano muy mierdoso que pronto mejoraré, disculpadme, pero era por aclararme yo un poco, porque tengo un lío de habitaciones puff, que no es normal. Que más, que más. Bueno, creo que no se me olvida nada, si no, lo pongo en los comentarios. Espero que os haya gustado, si lo ha hecho sabes que agradezco cada uno de los votos y comentarios que me dejáis :)
Chauu :3
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Resurgense | TMR
FanfictionUna nueva chica llega al claro, para sorpresa de los chicos nada más llegar se dan cuenta de que servirá para corredora, callada, rápida y sobre todo valiente. Su mayor característica, su increíble capacidad para querer ayudar a las personas.