Minho
─¿Cómo que le han traído? Qué le pasa.
─No sé cómo, ¿vale? Pero salió de la ciudad. Ni siquiera me di cuenta de que se fue, es mi culpa. Es todo por mi jodida culpa. ─Se rasca el cuello tan fuerte que acaba provocándose una herida.
─Eh, Newt, mírame. ─Le agarro de los hombros y le agito─. Qué coño ha pasado.
─Le trajeron. He visto cómo está, Minho, se muere. ─Dirijo mi vista al suelo tratando de procesarlo─. No era inmune, tiene la llamarada. ¿Por qué no nos hicieron las putas pruebas? ¿A qué esperan?
─Joder. ─Suelto un suspiro. Me tomo mi tiempo para pensar en las opciones que tenemos─. Tengo que verle. Dios Newt, no podemos dejarle solo, es... ─Derek me acaricia el hombro, si pudiese sonreírle lo haría pero ahora lo único que puedo hacer es aferrar su mano y apretarla con todas mis fuerzas─. Sin él ninguno de nosotros estaríamos aquí. ¡¿Lo entiendes?!
─Pues claro que lo entiendo Minho, ostia, llegué poco más tarde que tú joder. Llevo todas estos putos minutos dando vueltas por aquí sin hacer nada. ¿Sabes lo que es eso? ¿Estar a su lado sabiendo que no se puede hacer nada? ¿Qué no le puedes ayudar de ninguna manera? Mientras que tú, una de las personas que más conozco y necesito está por ahí con este.
─Eh, cuidadito. ─Derek se acerca a él intimidándolo ligeramente.
─No, Derek, para, tiene razón. Soy imbécil. ¿Dónde está? Tengo que verle ya.
─Vamos, te acompaño.
─¿Los demás?
─Ya se han ido a la cama. La mayoría no aguantaba ver a Alby así.
Viajamos por un ascensor hasta la planta más baja del edificio, en la que se aprecia con rapidez el cambio de ambiente. Las paredes, al igual que el suelo y el techo, están pintadas de blanco, esto mezclado con el reconocible olor a lejía dan a entender que es una especie de hospital. Recorremos el pasillo hasta la habitación en la que parece residir Alby.
─Tú primero.
Este último se encuentra al fondo de la pequeña habitación. Está dormido, me acerco a él hasta que puedo observar con perfección su piel ligeramente verdosa. Es obvio que nada bueno le puede estar ocurriendo, sus pequeños espamos aún estando dormido lo demuestran. Aunque lo más destacable son todas las venas enormes y verdes que recorren su cuerpo, parece que van a explotar en cualquier momento.
Un médico irrumpe en la habitación.
─Bien, suficiente. La hora de visita ha acabado. ─Me giro cabreado
─Oh, venga ya, acabo de llegar, no he tenido tiempo de verle.
─El tiempo de visita ha acabado.
─¡Me la suda que haya acabado! Es mi amigo, no me voy a separar de él.
─¡Seguridad! ─Grita el médico asustado. Pero antes de que pueda venir alguien me lanzo contra él.
─¿Por qué no nos hicisteis las putas pruebas? ¡Eh!
Al instante noto cómo un brazo me agarra del hombro, sigo pataleando pero no parece molestarle. Doy con todas mis fuerzas a la entrepierna del que me está sujetando. Acto seguido siento un pinchazo en el cuello y en menos de lo que puedo decir palabra alguna mi vista se vuelve negra.
Me despierto con el sonido de una canción y un golpe en el brazo.
—Vamos Minho, hay que ir a clase. —Abro los ojos mientras enfoco a Derek.
—¿Qué ha pasado? —Miro a mi alrededor—. ¿Que hago en tu habitación?
—Cuando te peleaste con ese guardia te pusieron un tranquilizante. Querían llevarte a enfermería pero cómo era tarde les convencí de que no causarías ningún problema más.
—Oh. —Suelto un suspiro—. No quiero ir a clase.
—Ni yo cielo, pero es lo que hay. —Me agarra del brazo y nos levanta a los dos—. ¿Te duchas conmigo? —Sonrío.
—Claro.
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Me pongo la ropa que me deja Derek. Para mi sorpresa me vale.
—Sí, sé todas tus tallas...
Me río y salgo de la habitación. Alcanza mi mano cuando acaba de cerrar esta última y me lleva directo hacia las escaleras.
—Escucha, creo que debería hablar con mis compañeros.
—Ya están todos desayunando, en lo que te despertabas y tal se me ha pasado la hora, lo siento.
—Hace un gesto con la cabeza y baja apresurado las escaleras, cuando llega al final se gira para mirarme—. Date prisa, estarán en la cafetería.
En efecto, lleva razón. Sonrío como puedo a todos, incómodo. Me siento al lado de Thomas en lo que Derek trae nuestra comida. Todos parecemos tener un aura de tristeza que junto con el absoluto silencio que hay en la mesa es deprimente. La gente nos mira con cara de pena, algunos con extrañeza, no saben lo que nos pasa.
Las clases son raras. Raras de cojones. Nos presentan como los nuevos. Ninguno tenemos cara de nos estemos enterando de algo. No puedo concentrarme tampoco, más bien no puedo pensar en algo que no sea Alby. Agradezco el descanso después de la tercera hora. Derek me observa serio mientras salimos del aula.
—Minho, ¿estás bien? No te he visto sonreír en toda la mañana.
Alzo la cabeza para estudiar su expresión, ahora parece más preocupado.
—Sí. —Frunce el ceño—. Bueno no, en realidad no puedo parar de pensar en Alby, si estará mejorando o...
Mi voz suena rota al final y decido callar. No quiero romper a llorar en medio de la escuela.
—Entiendo que estés tan preocupado pero...
—¡Qué! Pero qué. Derek cállate, tú no lo entiendes.
Este gruñe en respuesta.
—Te acompañaré al baño.
Por suerte está vacío, me pego a la pared para luego resbalar y quedarme en el suelo sentado. Derek pasa su brazo por encima de mis hombros. Me revuelvo ligeramente.
—Lo siento, ¿vale? No debería haber dicho eso, no te alejes.
—No pasa nada, he sido yo el que ha exagerado. Sé que no piensas eso. —Me da un beso en la mejilla y apoyo la cabeza en su hombro.
Le sonrío mientras me acerco a su cara para observar sus ojos. Son tan bonitos... Bastante inexpresivos, pero son de un azul precioso. Noto su aliento en mi nariz antes de juntar nuestros labios en un dulce beso, lleno de sentimientos. No sé como he llegado a pillarme tanto por este chico en este corto tiempo, supongo que es el conjunto de su físico increíble y su carácter honesto, he descubierto a una gran persona en este lugar destrozado.
—Chic-
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Resurgense | TMR
FanfictionUna nueva chica llega al claro, para sorpresa de los chicos nada más llegar se dan cuenta de que servirá para corredora, callada, rápida y sobre todo valiente. Su mayor característica, su increíble capacidad para querer ayudar a las personas.