Capítulo 15

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Cierro la puerta del baño y me encuentro con mi ropa perfectamente doblada en una mesita. Cuando termino de vestirme aviso a Thomas con un grito e inmediatamente abre la puerta.
—¿Se puede saber por qué tú tienes baño en la habitación? —pregunto alzando las cejas.
—Mmm... porque yo molo más. —Se ríe—. Y porque es más divertido verte a ti en toalla por los pasillos.
—Lo que me recuerda... ¿Cuántos días llevo aquí?
—Pues... ¿Cuatro? No tengo ni idea.
—Joder. —Se ríe ante mi expresión.
—Cuando regresemos te dejo ducharte aquí, si quieres.
—Sí, por dios.
Corro tranquilamente hasta que me muero del calor y ruego a Thomas parar. Él me anuncia que se va acercando la hora de comer y volvemos a un paso ligero. Cuando entramos en la habitación de Thomas me deja amablemente ducharme primero.
Justo al taparme con una toalla al dar por finalizada mi ducha Thomas asoma la cabeza y da dos toques en la puerta.
—¿Se puede? —pregunta discretamente. Asiento con la cabeza mientras termino de recoger todo.
Me giro para irme no antes de dar una no tan rápida mirada hacia el cuerpo de Thomas. Lleva puesto una camiseta agarrada por debajo de la cintura. Me mira con cara de indignación y sonrío.
—Pillaste todas las toallas que hay. —Me río mientras me permito echarle un último vistazo pero la cago al sonrojarme por pensar si esa camiseta le cubrirá todo. Thomas se acerca hacía mí con una sonrisa insinuante—. ¿Qué pasa, te gusta lo que ves? No me extraña. —Suelto una débil carcajada intentando disimular mientras niego con la cabeza.
—Creído —respondo bromeando. Dicho esto cierro la puerta y me voy a mi habitación recordando que no he traído más ropa para cambiarme.
Voy andando rápido mirándome los pies cuando me choco con alguien. Noto un fuerte golpe en la cabeza y el pasillo desaparece.
Aparezco en unas sábanas conocidas. Me siento rápidamente mareándome. Intento recordar lo que ha pasado pero no lo consigo.
—Hey, no tan rápido, estáte quieta.
A mi lado se encuentra Thomas, lleva puesto una camiseta azul apretada con cuello en pico que remarca a la perfección cada uno de sus músculos. Su pelo húmedo cómo recién salido de la ducha parece que tiene unas mechas claras que le sentaban de miedo y eso, al conjunto con sus ojos, en los que los rayos del sol jugaban un precioso efecto en ellos, hacían de él un ángel, era demasiado bello para ser verdad. Muchísimo más hermoso que cualquier otro día.
—Túmbate mientras te pongo esto —dice efiriéndose a un paño que llevaba en el brazo derecho.
Le hago caso y me tumbo lo más relajada que puedo.
Se acerca a mi frente destinado a colocarme el paño para lo que sea que sirva. Observo cómo sus finos labios se mueven murmurando algo para sus adentros. A medida que su aliento se acerca cada vez a mi cara me entran unas ganas irracionales de besarle, pero me contengo.
Espero pacientemente a que coloque el paño. Estudio su cara de concentración y siento una increíble pena ante la posibilidad de que se pueda marchar.
Justo cuando percibo que se aleja de mí le agarro bruscamente del cuello de la camiseta atrayéndolo hacía mí.
—No me dejes —susurro con una voz apenas audible.
Sonríe hasta que noto su aliento en mi barbilla y nuestros labios se juntan. Me agarra de la cintura acortando el único espacio entre nosotros y creando una fricción que me hace soltar un ligero gemido. Le beso a la vez que me responde con un gemido ahora más audible por su parte. Bajo las manos hasta su cintura y le subo la camiseta con cuidado. Analizo su imponente torso ahora descubierto y le beso desesperadamente. Sus labios se apartan de los míos pero a cambio me ofrece unos delicados besos por el cuello, acto que me provoca un débil suspiro. Sus manos acarician mi pecho mientras que las mías se mueven hacía su pantalón hasta que logro desabrocharlo.
Thomas se quita los pantalones con una destreza que me sorprende e inmediatamente meto una mano por debajo de su apretado bóxer arrancándole un fuerte gemido. Acaricio con lentitud su pene en aumento hasta que está lo suficientemente duro cómo para que Thomas gruña y me incite un gemido que lo hubiera oído bastante gente si no lo hubiesen acallado sus labios. Comienzo a subir y a bajar despacio mi mano mientras le escucho maldecir.
—Joder, más deprisa nena, por favor. —Le hago caso hasta que se cansa de no tomar el control y toma mi mano marcando un ritmo más rápido.
—Así. Mierda, vas a hacer que me corra demasiado pronto bebé.
Ahogo un gemido a la vez que varias imágenes cruzan mi mente.
*Nota de la autora: La canción es 'Amor' de Porta, me encanta ^-^, lo siento a quién no le gusten algunas escenas, cof cof, tengo que mejorarlas. Espero que os haya gustado, si lo ha hecho agradecería mucho tu voto y tu comentario :)
Chauu :3


Resurgense | TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora