Capítulo 37

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El restaurante del hotel tenía un encanto natural, al igual que el sitio en sí. Las amplias zonas comunes estaban abiertas al precioso jardín que conectaba el hotel con la playa. La noche ya se había abierto paso en el cielo y solo se escuchaban los grillos de fondo y las olas del mar, además del runrún de las voces de mis amigos. Todos charlaban alegremente sobre los planes para los próximo tres días. Mañana mismo iríamos al balneario por la mañana. Al mediodía volveríamos al hotel y nos encontraríamos con los familiares de Reece y Dave, con quienes iríamos por la tarde a dar una vuelta en barco. Quienes quisieran podrían hacer buceo y Nash se mostraba de los más entusiasmado ante este hecho. Todos los presentes nos encontrábamos alegres, pues al fin y al cabo, estábamos de celebración por la boda de nuestros amigos.

-Yo no sé vosotros, pero estoy llenísimo- dijo Reece una vez acabamos de cenar.

Asentí, dándole la razón. Aunque las embarazadas comiéramos por dos sentía que mi panza iba a estallar en cualquier momento.

-¿Qué os parece si nos quedamos un rato en el bar del hotel?- propuso Dave.

Todos nos apuntamos y decidimos que era buena idea. Yo no pensaba quedarme mucho tiempo debido a que estaba cansada y tenía los tobillos hinchados. Además, tenía ganas de dibujar, ya no el casco mojado del avión, sino la playa desde el balcón al atardecer. Al final decidí que iba a ser mejor que le sacara foto a cada cosa que quisiera pintar, porque la isla me tenía cautivada y solo acababa de llegar.

Pasamos al bar del hotel. Los caribeños eran unas personas muy alegres y agradables y hablaban perfectamente el inglés, así que nada más tuve que decir "por favor" y "gracias" en español en pocas ocasiones. Lo que sí que me chocaba era la música, pues era totalmente diferente a la de Estados Unidos. Aquí la música tenía un ritmo más sensual según pude apreciar.

-¿Te lo estás pasando bien?- me preguntó Leo al oído mientras yo observaba a Kane hablar con Dave. Nash mientras tanto estaba entretenido jugando con Reece.

-La verdad es que sí. Me encanta conocer sitios nuevos y tengo muchas ganas de que lleguen los próximos días. ¿Tú no?

-Sí, pero me falta alguien a mi lado- repuso.

Me percaté de que Kylie no estaba en ningún lugar, así que decidí preguntar: -¿Dónde se ha metido Kylie?

-No me refería a ella, Sherlock- dijo dejándome totalmente descolocada. ¿A qué narices se refería? No era tonta como para darme cuenta de que había sido un intento de ligar, pero no entendía el motivo pues habíamos dejado las cosas claras mucho antes de venir, en aquel casi beso que un día estuvimos a punto de darnos.

Involuntariamente me tensé y busqué a Kane con la mirada. Éste pareció darse cuenta y se acercó a Nash para decirle algo al oído que yo no pude escuchar. Nash se levantó del sofá en el que estaba con Reece y se acercó a mí.

-¡Mami! Tego ganas de ir al baño...

Miré extrañada a Kane. Me imaginé que me había visto algo tensa y quería darme un motivo para poder escapar, pero dándome el espacio que yo le había pedido. Empezaba a sospechar que el agua de aquí debía llevar algo distinto porque todos en este viaje se estaban comportando de una manera extraña. Primero, Kylie, quien rechazaba mi presencia. Ahora, Leo, insinuando cosas y, la verdad, no sabía qué sería lo siguiente.

Me fijé en mi entorno. Reece se había incluido en la conversación entre su prometido y Kane. Kylie seguía desaparecida, Leo hacía como si no me hubiera dicho nada y el pequeño se encontraba expectante por mi respuesta.

-Vamos al baño, chiquitín- dije, poniéndome en pie con dificultad. Le di la manita y nos fuimos al lavabo, no sin antes ver a Kane acercarse a Leo para decirle algo por lo bajini.

SEPARADOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora