Tal y como prometí, me mudé a casa de Kane días después de salir de la ecografía. Nash actuaba mejor que nunca, quizás por miedo a que me fuera a ir, lo que me causaba mucha pena, pues no tenía ninguna intención de hacerlo. Maia se lo había tomado bastante bien aunque le apenaba no tenernos más tiempo en casa, por lo que le juré y perjuré que allí me tendría siempre que quisiera. Yo también iba a echar de menos despertarme con los lloros de Wolf o con los bailecitos de Maia mientras cocinaba. Sin embargo, no me arrepentía de haber cumplido la apuesta. Los días en compañía de mis chicos favoritos (incluido Choco) se me hacían cortos y solo deseaba que llegara al mundo nuestra tan ansiada niña. Cada vez sentía que éramos un poquito más "familia". Kane era súper atento y no me cabía duda de que sería un padrazo por cómo trataba a Nash. Estábamos construyendo muchas cosas juntos y ya apenas me quedaban cosas por perdonarle, pero aún necesitaba un poco más de tiempo para mí.
Dado que no había hablado con Reece desde la boda, decidí que era buen momento reunirme tanto con el como con Kylie para aclarar todos los malentendidos pendientes y comentarles el género del bebé, así como hablar de la luna de miel de mi amigo. Por ello, fuimos a tomar algo a una cafetería con vistas al mar. Dado que fui la primera en llegar, tomé asiento en una mesa cercana a las cristaleras mientras iba pidiendo un zumo de naranja. Mis amigos no se hicieron de rogar y llegaron poco después, tomando asiento frente a mí.
-¡Hola, linda!- saludó Reece tan risueño como de costumbre.
En cambio, Kylie no se podía contener ansiando descubrir el género del bebé.
-Primero debería ser Reece el que nos contara sobre su luna de miel- intervine.
-¡De ninguna manera!- exclamó el aludido -Más te vale soltarlo por esa boquita tuya en un plazo de diez segundos o si no...
Me sonrojé, conmocionada. Estos eran los amigos que tanto había echado de menos. -¿O sino qué?
-O sino te tiro al mar, ¡te lo advierto!
Kylie y yo soltamos una sonora carcajada mientras llegaba el camarero con lo que le había pedido. Justo a tiempo. El susodicho dejó una gran tarta con una cobertura de azúcar glas de color blanco sobre la mesa. Mis amigos me miraron, sospechando sobre mis intenciones.
-Aquí tenéis vuestra respuesta- concluí con una sonrisa. Ambos se lanzaron hacia la tarta para descubrir el color de su interior y, cuando vieron el bizcocho rosa palo, no dudaron en saltar de sus asientos y correr a abrazarme.
-¡Es una niñaaaaaaaa!- gritaban. La gente a nuestro alrededor no tardó en aplaudir y no pude evitar avergonzarme un poco ante tanta atención, así que les agradecí rápidamente y volvimos a sentarnos en nuestros respectivos sitios.
El buen rollo aún continuaba en el ambiente, así que le pregunté a Reece sobre su luna de miel. Cuando terminó de contarnos con pelos y señales en todos los lugares en los que había tenido sexo con su ahora marido, no pude evitar reírme y taparme las orejas con las manos.
-¡No eran esos los detalles que buscaba!- me reí. Nos contó lo bien que se lo habían pasado en el viaje y las experiencias vividas, mientras que Kylie nos puso al día sobre su vida. Ella no había vuelto a saber nada de Leo y yo tampoco, así que decidí que era un buen momento para disculparme por lo de la boda. En cambio, primero le expliqué a Reece la situación, dado que no sabía sobre las continuas insinuaciones de Leo. Ni que decir cabe que flipó en colores.
-Será sinvergüenza... Si lo llego a saber ni le invito- respondió entre insultos una vez terminé la historia.
-Siento muchísimo haberte estropeado la boda, Reece. Te juro que esa nunca fue mi intención y me siento súper culpable que mis problemas te salpicaran incluso en ese momento tan especial. Y bueno, en realidad, estas disculpas también van para ti, Kylie. Creo que no he sabido manejar todo este tema y me siento muy egoísta por ello.
Sus caras rozaban el asombro y la indignación, siendo Reece el primero en saltar: -¿Cuántas veces más piensas disculparte por cosas por las que no tienes la culpa?
-Lo siento, es que yo...- traté de justificarme.
-¡Es que tú nada!- me interrumpió -Fue él quien obró mal y, por tanto, fue él el que debería disculparse y no solo conmigo, sino con todos.
-Lo único bueno de esto es que ahora estamos más unidos que nunca- aportó Kylie y sonreí en agradecimiento. En un momento, todo el cúmulo de emociones de estos días se disolvió dando paso a las lágrimas de agradecimiento. ¿Por qué? Pues porque tenía a los mejores a mi lado.
Me levanté del sitio y les abracé tan fuerte como mi panza me permitió.
(...)
A la salida de la cafetería noté el móvil vibrando en el bolsillo y respondí inmediatamente pensando que era Kane, pues habíamos quedado en que vendría a recogerme. Sin embargo, me sorprendió escuchar la voz de Maddie, quien había sido mi amiga en el instituto hasta que descubrí por casualidad que estaba saliendo con Axel, el ser que había abusado de mí años atrás. Había recibido llamadas suyas desde que salió el vídeo sexual a la luz, pero me sentía tan mal por saber su relación con mi primo que no había tenido el valor suficiente de cogerle el teléfono. Hasta ahora, al parecer.
-¡Hola, Autumn! Por fin te localizo...
-Hola...- me aclaré la garganta que, de repente, se me había quedado seca -Lamento no haberte respondido.
Estaba nerviosa. Madre mía si lo estaba... Me temblaban hasta las pestañas cuando pensaba en mi primo, a pesar de saber que Maddie era todo lo contrario a él. Sentía que me iban a fallar las piernas de un momento a otro, así que me senté en el banco más cercano mientras observaba a los transeúntes pasar por esta conocida calle de Los Ángeles.
-Para serte sincera, tenía miedo- continué -Me enteré de tu relación con Axel aquel día que quedamos porque os vi de lejos y desde entonces sentí tanto pánico que no pude hacer otra cosa que no fuera alejarme de ti. Cuando salió el vídeo a la luz y comenzaste a llamarme estaba tan avergonzada y furiosa por no haberte contado antes lo que me hizo que no tuve el valor de responder a tus llamadas.
-Ay, Autumn...-noté que se le quebraba la voz -Yo también lo siento tanto... Me dolió mucho enterarme de ello y más sabiendo que a mí también me lo hizo.
Sentí que mi corazón paraba de latir. Sentí mis ojos aguarse. Y, por último, sentí que las personas de mi alrededor no existían, sino que me encontraba a solas con una verdad que ni yo me había planteado. Su confesión me había dejado muda.
-Nunca pude dejar a Axel por sus continuas amenazas hasta que salió el vídeo a la luz y su imagen se vio tan manchada que no se atrevía ni a salir a la calle- sollozó mientras que a mí se me rompía el corazón -Cuando hablé con tus padres y me contaron que habían abierto una investigación al respecto quise alzar mi voz y unirme contigo en esta lucha. Testificaré contra él en el juicio.
Me encontraba sin palabras. Aún recordaba aquella conversación con Kane en la que me alentó a denunciar a mi primo para que no le pasaran a otras chicas lo mismo por lo que había pasado yo. Desgraciadamente, ya era tarde porque ya había sucedido, siendo Maddie el efecto colateral de mi miedo.
-Lo siento muchísimo- hipé, llorando yo también -Si tan solo le hubiera denunciado antes...
-No es tu culpa, Autumn- se armó de valor- Te entiendo, recuerda que yo tampoco le denuncié por miedo. Es por eso por lo que creo que uniéndonos somos más fuertes. ¿Qué me dices?
-Te digo que ni una más, Maddie. Ayer fue por mí, hoy por ti y esperemos que mañana por nadie más. Ya es hora de que se haga justicia.
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¡Hola! ¿Qué tal?
Lamento mi desaparición de estos últimos meses. Entre la universidad y el trabajo he estado hasta arriba de cosas y no he encontrado el momento de ponerme a escribir hasta ahora. ¡Cuánto lo había echado de menos! Espero poder tomarme la escritura más enserio ahora que comienza el curso académico para terminar este libro al que (spoiler) ya le quedan pocos capítulos.
¿Cómo creéis que terminará? ¿Ganarán el juicio? ¿Se terminarán perdonando Kane y Autumn? ¡Lancen sus apuestas!
¡Nos leemos pronto! xx
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SEPARADOS ©
Teen FictionTras los sucesos inesperados, Autumn intenta recomponerse a pesar de estar hecha pedazos. Intentar afrontar los cambios nunca había sido tan complicado... y más aún en la situación en la que se encuentra. ¿Estará a tiempo de tomar las riendas de su...