Las semanas fueron pasando rápidamente y, poco antes de volar a Puerto Rico por la boda de Dave y Reece, decidí que iba a denunciar a mi primo y a sus amigos. Todo comenzó una tarde en la consulta de James, mi psicólogo, cuando me preguntó cuál creía que era la última pieza que me faltaba para ser feliz. A pesar de que intenté hacerme la remolona y esquivar la pregunta, sabía perfectamente la respuesta, y también sabía que no podría ocultar mucho más tiempo la daga que llevaba clavada desde que tuve esa experiencia tan traumática. Había superado mi miedo a los hombres, sí, pero eso no significaba que hubiese superado aquella situación, aquel sentimiento tan desagradable de sentirte usada, la impotencia de no poder hacer nada y el miedo. El miedo de pensar que estás a la merced de alguien. Es por ello por lo que me puse manos a la obra y lo primero que hice fue contárselo a Maia y llamar a mis padres para darles la noticia.
- Estamos muy orgullosos de ti, Autumn- balbuceó mi madre al teléfono a causa de las lágrimas contenidas. -Mi sobrino no se va a acercar nunca jamás ni a ti ni a esta familia, tenlo por seguro.
Yo también me encontraba llorando (como no), pero esta vez de felicidad por sentirme comprendida. Estaba haciendo grandes progresos con James y eso se notaba. Mi familia desde entonces me había arropado como nunca: hasta los padres de Axel le habían repudiado según me habían contado mis padres. No le deseaba ningún mal, pero me reconfortaba sentirme querida y tan solo esperaba poder sentirme segura de nuevo una vez condenaran por violación a él y a todos sus amigos.
- Gracias, mamá. Os quiero.
Una vez colgué el teléfono me sentí pletórica, sabía que tenía que ser fuerte y también sabía que se acercaba el final de los problemas y el principio de mi tan ansiada paz mental. Aún quedaban muchas cosas por resolver, pero este era un gran paso para mí y estaba muy contenta de haber sido valiente para darlo. Por suerte el bebé estaba estable, por lo que quería terminar con mi gran mochila de traumas antes de que naciera para poder brindarle toda la atención posible.
Al siguiente al que vi fue a Kane, quien se puso al día a recopilar cualquier atisbo de información y de pruebas, como lo era el vídeo, pues quería ser él quien llevara el caso ante el juez. A pesar de que sus intenciones eran buenas, no le iba a dar tal responsabilidad y menos aún ahora que su vida privada era casi inexistente debido a su reputación, así que me propuso un trato:
- Nena, vamos a ganar el juicio y vamos a darle su merecido a ese gilipollas, pero al menos déjame buscar a mí el abogado.
Me dio un abrazo para aliviar tensiones pero duró poco porque le separé de mí para mirarle a la cara y preguntarle algo que me rondaba por la mente desde que sabía el vídeo que circulaba sobre mí.
-Está bien, pero antes necesito saber algo- me puse seria -¿Tú viste el vídeo?
-No. En cuanto supe de lo que iba tuve que quitarlo, no podía verlo... No podía verte así...- me rodeó las mejillas con sus grandes manos para que le mirara a los ojos -Ambos sabemos que no me he portado bien del todo contigo ni con el bebé, pero no pienso volver a marcharme nunca de vuestro lado. Ahora estáis a salvo y no voy a dejar que nada malo os pase, tienes mi palabra.
Mis ojos aguados miraban a los suyos azulados. No éramos nada, pero cada vez me resultaba más difícil no acercarme y besarle en los labios. No quería volver a sentirme igual que cuando me dejó, pero seguía estando enamorada por mucho que intentara que no fuera así. Y cuando estaba enamorada lo daba todo para que las cosas salieran bien. Para mí el hecho de que no hubiera visto el vídeo o, al menos, no entero, supuso que liberara una presión que no sabía que tenía. Me daba miedo que me mirara de manera distinta como había hecho todo el mundo, pero Kane solo me miraba a mí, a una Autumn nueva y mejorada de la que solía ser.
-Gracias- rompí a llorar. Él me acunó entre sus brazos y sentí que volvía a la vida con su contacto y con el del bebé, que me daba pataditas para hacer acto de presencia.
-No se dan- respondió con un beso sobre mi pelo. Descargué mis emociones sobre él durante un rato antes de que se fuera a un entrenamiento y me dejara en casa para hacer la maleta. Había consultado con el médico si podía ir a Puerto Rico y me confirmó que tendría que tomar una serie de precauciones pero que era posible, así que empaqué todas las cosas que necesitaría e incluso Maia me animó metiendo más cosas de las que me harían falta, por lo que mi maleta era de lo más pesada. Por desgracia, Chocolate no se vendría con nosotros a causa de que había crecido mucho para viajar en avión y tendría que ir en la bodega, cosa la cual no estaba dispuesta a aceptar. Maia se ofreció a cuidarlo el tiempo que estuviera fuera, cosa que agradecí ya que Leo y Kylie también irían a Puerto Rico. Todos nos estábamos preparando para un viaje en el que teníamos puestas todas nuestras expectativas. Reece y Dave estaban de los nervios y el pequeño Nash emocionado al viajar por primera vez. Kane ya estaba más acostumbrado por su trabajo como jugador de fútbol profesional, pero eso no hacía que fuera menos emocionante. La que sí estaba atacada era Kylie, a quien le daban miedo los aviones y no hacía más que sollozar cuando nos subimos al nuestro. Por suerte tenía a Leo, que trataba de clamarla como solo él sabía hacerlo, pero resultaba en vano. En definitiva, era un viaje que prometía ser épico y de los más especial, ya que podría juntarnos más como grupo o, en su defecto, separarnos más porque ya no nos veíamos tanto como antes.
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SEPARADOS ©
Teen FictionTras los sucesos inesperados, Autumn intenta recomponerse a pesar de estar hecha pedazos. Intentar afrontar los cambios nunca había sido tan complicado... y más aún en la situación en la que se encuentra. ¿Estará a tiempo de tomar las riendas de su...