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Sarella.

Redacte las líneas que serían impresas en la invitación y lo leí detenidamente, me pareció que el texto estaba claro y directo, sin embargo necesitaba otro punto de vista. Como si lo hubiera invocado con la mente, el sonido de la puerta me sobresaltó, me dirigí a abrir y mi querido amigo Frank apareció detrás de esta.

—Preciosa —me sonrió para regalarme un gran abrazo.

—¡Francesco! —lo molesté, sé que odiaba que le diga así. —Pasa, por favor, llegas en un momento perfecto.

—¿Para qué soy bueno? —dijo mientras se sentaba en mi sillón y cruzaba las piernas.

—En primer lugar ¿Un vinito? —este asintió y me acerqué a la botella que ya tenía destapada para servirle una copa.

—¿Algún día piensas ordenar este desastre? —Frank miraba de arriba a abajo mi departamento. Habían algunas cosas desordenadas pero yo entiendo mi caos. 

El orden no entraba en mi diccionario, realmente nunca lo había hecho.

—No —le regalé una sonrisa socarrona para entregarle su copa. —Lee esto.

Le entregué también mi laptop, el castaño recibió ambas cosas sonriente. Su opinión importaba y mucho, mi mejor amigo se había consolidado como uno de los mejores literatos que tiene Estados Unidos en estos tiempos.

—Está perfecto y muy detallado, me encanta —sonrió.

—Entonces las mandaré a imprimir —suspiré tomando mi laptop de vuelta. —Terminaré de revisar la lista de invitados ¿Cómo se llama tu novia? Deletréame el nombre, no termino de aprenderlo —reí haciendo una especie de baile ruso con mis pies.

—Verushka Romanov —sonrió con orgullo alzando su copa en señal de brindis.

—La rusa te tiene loco —lo mire enternecida. 

Luego de que una francesa le destruyera el corazón, Frank viajó a Rusia en busca de inspiración para nuevo libro, en Moscú conoció a Verushka, una mujer increíblemente guapa que traía muy enamorado a mi mejor amigo. Aún recuerdo cuando me la mostró por facetime y su cara de pánico cuando dije que sus novias siempre eran internacionales. Y es que del hombre en frente mío he aprendido mucho acerca del romanticismo, él se jugaba la vida por amor, me encanta interrogarlo cada que vuelve de algún viaje importante por inspiración, ambos hacemos una pijamada y suspiro cuando me narra sus encuentros con alguna mujer exótica de alguna parte del mundo. 

Quisiera enamorarme tan profundamente algún día.

—Es preciosa —suspiró mirando la pantalla de su celular para luego enseñármela, era una foto de ella.

Nota mental, no aceptar menos que aparecer en el fondo de pantalla de alguien.

Le di una última revisada a la lista de invitados, añadí a Gemma y Liam Styles a la lista, ambos me parecen personas amables con las que podría tranquilamente salir a tomar una copa. Estaba por enviar el archivo a mi secretaria hasta que caí en cuenta de que me estaba faltando alguien.

El idiota menor.

—¿Qué ocurre? —Frank dejó a un lado su móvil al darse cuenta que llevaba varios minutos con la mirada perdida.

—¿Conoces a los Styles?—pregunté curiosa, era casi seguro que sí.

—Claro que sí, son amigos de mi familia —respondió obvio. —¿Por qué?

—Porque tuve la mala suerte de conocer a Harry Styles, y no precisamente de una buena manera —tomé un sorbo de mi copa recordando el estúpido episodio con Harry.

Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora