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Sarella.

Luego de que mis padres se enteraran de que Zayn estaba a punto de ser padre, salieron del hospital sin ningún afán de regresar. Caroline y yo nos miramos esperanzadas de que recapaciten, pero al parecer el escándalo es más fuerte que el amor hacia sus hijos.

Me quedé hasta la madrugada con mi hermana sentadas en el sillón abrazándonos entre las dos, esperando los resultados. Cerca de las dos de la madrugada el doctor salió diciéndonos que Zayn estaba mucho más estable y que solo necesitaba rehabilitación. Con nosotras se quedaron Anne y Liam Styles ya que al parecer el padre de Harry tomó la misma actitud que el mío. Además, llegó Lucrecia y se le colgó a su novio del cuello, que insoportable, en un momento así lo único que querría el pobre hombre era estar en paz.

En estos momentos me encuentro nuevamente en la clínica, le traje algo de ropa a mi hermano, además de que necesitaba hablar con él.

—Zayn —susurré al verlo en aquella cama lleno de golpes. Tenía vendada la cabeza y el abdomen. El pitido de sus pulsaciones era lo único que sonaba.

—Sare —me sonrió.

—Dios —corrí y sin tratar de hacerle daño me lance sobre él. Lloré mientras su mano me acariciaba suavemente el cabello. —Zayn, pensé que no ibas a salir de esta.

—Estoy bien, enana —sus ojitos me mostraban confianza, a pesar de todo esto, él seguía siendo la parte que me mantenía cuerda. —¿Gemma? —se atrevió a consultar algo asustado. —Nadie me ha dicho nada ¿Dónde está?

—Lo último que supimos fue que estaba estable, ella y el bebé.

—Mi hijo —algunas lágrimas cayeron de sus ojos haciendo que las limpiara inmediatamente.

—Ellos van a estar bien, pero ¿Por qué no dijiste nada? ¿Gemma? ¿Cómo así?

Mi hermano me dio una mirada cómplice y sonrió enamorado.

—Ya te contaré todo, créeme —me dijo. —¿Mis padres?

No sabía como responderle eso, no quería darle malas noticias en su estado, no quería que se altere, pero como si el universo me hubiera escuchado, mamá ingresó por la puerta de la habitación. Luego de que ellos intercambiaran algunas palabras, le pedí a mi madre conversar fuera.

—¿Qué haces aquí? —pregunté enojada.

—Sarella, yo no estoy de acuerdo con tu padre —confesó. —Pero ya sabes qie actitud toma y como me grita —miré con pena a mi mamá, era cierto. —He venido aprovechando que él ha salido a trabajar, es mi hijo, claro que me preocupo por él.

—Pensé que pensabas igual que él.

—Escúchame, yo estoy orgullosa de ti, de cada logro y cada desacierto hija, aunque no te lo diga seguido, te amo a ti y a tus hermanos mas que a nada en el mundo —mamá me abrazó como hace mucho no lo hacía.

Instintivamente me sentí protegida y cuidada después de mucho tiempo, me sentía en casa en sus brazos. Dicen que las madres tienen el poder de calmar a sus hijos con solo palabras o abrazos y hoy lo comprobé.

—Gracias, mamá.

—Anda a descansar, supongo que ayer te quedaste hasta tarde.

—Si, quería traerle ropa limpia y eso —dije mirando mi celular al recibir una notificación.

"Avenida 28, en quince minutos"

Fruncí el ceño, guardando mi celular.

—Nos vemos más tarde, mamá, iré un rato a dormir.

—Yo me quedo con él, ese chico me va a oír —rio. — ¿Cómo me va a hacer abuela? Debo hablar con Anne, la vi hace unos minutos.

Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora