09

579 30 15
                                    

Sarella.

Harry manejó hasta un restaurante algo alejado del centro de Nueva York. Era un lugar muy bonito y tranquilo donde servían comidas de varios lugares del mundo. Era uno de mis sitios favoritos.

Mientras almorzábamos compartimos temas aleatorios y reímos mucho ante nuestros malos chistes, no se quien de los dos era peor pero en algún punto llegamos a la conclusión de que probablemente sería él. Luego de terminar el almuerzo, decidí llevar a Harry a un pequeño lago en el que casi nunca hay personas alrededor, el ambiente es muy tranquilo y muy primaveral también.

Admito que me causa mucha intriga él, no solamente por lo que pensaba que ocultaban sus ojos verdes, sino porque parecía querer decirme algo todo el momento, solo que no se atrevía a soltarlo. Quería escucharlo, no quería ni podía negarme a ayudarlo, al menos mi conciencia no lo permitiría. Además, he descubierto que es una buena compañía.

—¿De dónde conoces tantos restaurantes que yo nunca he visitado? —el ruloso se sienta en un pequeño tronco cerca al gran lago.

—Creo que debe ser porque tú solo conoces los de cinco tenedores y muy lujosos —imité su acción sonando obvia ante mis palabras.

—Eso no es verdad —respondió casi ofendido.

—¿Ah no? —voltee a mirarlo y él me sonríe para luego negar con la cabeza.

—¿Te puedo decir algo sin que te ofendas? —preguntó con miedo.

—Claro, a lo mucho te golpearé, pero nada más —me miró asombrado y me reí por su cara de susto. —Adelante, Styles, habla.

—¿Por qué a pesar de pertenecer a una de las familias más influyentes en Nueva York, llevas este estilo de vida? —deje de mirarlo para dirigir mi vista a el lago. —Digo, tus hermanos tienen clase... —ahora lo voltee a mirar enojada. —No digo que no la tengas, lo que quiero decir... —pensó que me había ofendido, aw.

—Tranquilo —tomé su hombro al ver su desesperación. —Cuando era pequeña, papá siempre me llevaba a las minas a observar cómo trabajaba —suspiré y tomé una pequeña piedra del suelo entre mis manos. —En lugar de parques, íbamos a la mina —moví la cabeza mientras reía. —¿Gran sitio para una niña, no?

—Si no quieres no...

—Estás preguntando, no es la gran cosa tampoco —miré la pequeña roca entre mis manos. —Papá me decía que cuando sea grande heredaría su imperio. Soy la menor de mis hermanos, era su consentida —sonreí con nostalgia al recordar los grandes momentos que pasé de pequeña con mi padre. —Cuando crecí, empecé a odiar las clases de ballet, piano, básquet, natación, literatura, esgrima, etiqueta y todo eso, realmente me agotaba y era tedioso para mí pero no porque odiara esos deportes —lancé la piedra al lago haciendo que rebotara varias veces. —Sino porque jamás se tomaron el tiempo de preguntarme qué era lo que yo quería.

—Vaya —Harry se acercó un poco más a mi en el tronco.

—Tuve una muy buena educación, de las mejores diría yo, hablo muchos idiomas y conozco varios temas como para tener un debate sobre cualquier cosa, pero cuando tuve que enviar mis solicitudes para la universidad simplemente me di cuenta que no quería ser ingeniera, es más, entendí y acepté que lo detestaba —negué varias veces con la cabeza. —Zayn es doctor, mis papás están orgullosos de él, y Caroline diseñadora, pero yo, soy el bicho raro. No quise volver a tener límites en mi vida, digo, no quería que nadie más me los pusiera.

Harry me miró y pude ver algo en sus ojos que me dijo que me entendía, aunque lo que dijo a continuación me lo confirmó.

—Odio ser arquitecto —soltó haciendo que voltee sorprendida. —Odio toda la presión que conlleva heredar la gran constructora y luego no morir en el intento mientras soy el jefe.

Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora