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Sarella.

Me encontraba sentada esperando a Nicole, después de cambiarse y agradecerme prometiéndome que me llevaría a almorzar cuando termine su reunión, me dejó sola en su oficina sin nada que hacer. Su oficina siempre se encontraba ordenada y perfectamente decorada, y como no, si yo la decoré. Mi mejor amiga tiene una especie de obsesión con mantener todo en orden, incluyendo a su novio Louis. Siempre estaban perfectamente combinados en atuendos, era muy creepy.

Desbloqueo mi móvil y me doy cuenta que apenas habían pasado quince minutos, me quejo ya que ella me dijo que demoraría cuarenta minutos por lo menos.

Aburrida puse algo de música en su laptop, This Is What You Came For apareció en Spotify, enseguida tomé un lápiz y una hoja para ver si me llegaba algún tipo de inspiración. Al terminar mi dibujo me aplaudí mentalmente al tener una idea ya fija de mi nuevo cuadro, solo debía pasarlo al lienzo, colocarle los colores y listo.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta, al alzar la mirada me encuentro con Nicole llena de papeles intentando mantener el equilibrio.

-Te ayudo -saqué algunas carpetas realmente pesadas de sus manos para colocarlas en el escritorio.

-Gracias por no hacer un desastre aquí -rie ella sentándose en su gran silla de cuero.

-¡Me ofendes! -crucé mis brazos como una niña pequeña castigada.

-Dios, tengo mucho trabajo -bufó mientras entre sus manos tomaba muchas hojas y negaba con su cabeza.

-Eso pasa por elegir una carrera tan aburrida -puse mis pies sobre su escritorio y mis brazos detrás de mi cabeza, balanceándome así en la silla.

-Querida, esta carrera me permite pagar mis caprichos, no todos tenemos la suerte de nacer en una mina de oro, lo digo de forma literal -me miró con una ceja levantada para burlarse de mi, típico.

Conozco a Nicole desde los tres años, siempre hemos sido inseparables al punto de estudiar en el mismo colegio, llevar las mismas clases aburridas y viajar a distintos lugares del mundo a relajarnos. Dicen que los polos opuestos se atraen y eso me pasó con Nicole, conforme fuimos creciendo ella siguió el camino universitario, cuando se tituló, estuve ahí gritando al momento que recibió su cartón y la esperé con una botella de champagne al salir de la ceremonia, por otro lado, yo me mantuve super alejada de esos lares. Siempre estuvimos ahí para la otra, incluso cuando ella se enamoro perdidamente de Louis Tomlinson, ignorando completamente el juramento de no chicos que habías pactado a los quince años.

-Las minas son de mis padres y así no tuviera dinero, jamás podría pasar mis días trabajando detrás de este feo escritorio -bufé señalando el gran mueble que tenía bajo mis pies. -Cantaría en el metro o algo así.

-Da igual, Sarella -rodó los ojos dando por finalizado el tema. -¿Cómo vas con la exposición?

-Bien, supongo -me levanté de la silla para observar todo Nueva York desde la ventana. -Es la otra semana, no lo olvides.

-Jamás podría, bebé -me miró como una mamá orgullosa. -¿Les dijiste a tus padres?

-Ya sabes como son -suspiré. -Desde que Caroline anunció su matrimonio, es de todo lo que hablan, y el otro ni se diga, la imperfecta sigo siendo yo -me senté rendida y algo triste.

Nicole solo me miró apenada y siguió terminando de mover sus carpetas para poder salir a almorzar.

Mis padres tienen dinero, mucho dinero, ambos son ingenieros mineros, es por eso que Nicole bromea siempre con la mina de oro.

Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora