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Sarella.

Estuve organizando los últimos detalles antes de partir hacia mi nuevo destino. Admito que estaba emocionada pero también asustada, sería un nuevo reto para mi empezar desde cero sola.

Si, sola, porque Harry no ha hablado conmigo desde que le dije que si no maduraba se olvidara de mi. Al parecer tomó el camino fácil y decidió desaparecer del mapa pero sinceramente si el hombre no estaba dispuesto a enfrentar su mierda, era mejor que se fuera lejos de mi vida.

Aunque lo amara.

Quise pasar el tiempo que me quedaba en Nueva York con las personas que más amaba. Visité a Zayn y a Gemma, su pancita cada vez está más grande. Mi cuñada me enseñó una ecografía y mi hermano soltó algunas lágrimas de felicidad cuando me comentó que su bebé iba a ser una niña, la pequeña Catharina venía en camino.

También fui a visitar a mis padres, en realidad solo a mi madre, papá no me quería ni ver en pintura y no me importaba en lo más mínimo seguir teniendo algún tipo de lazo con ese hombre. En la comodidad de la que un día fue la sala de mi hogar, pasamos la tarde juntas mirando algunos albumes familiares de cuando los tres eramos pequeños. Cuando llegó la noche me despedí de ella diciéndole que vaya a despedirse de mi al aeropuerto el día de mi vuelo, que por cierto, era mañana.

Carolina me hizo prometerle que regresaría a su boda y que al menos me quedaría con ella una semana porque me extrañaría mucho. Frank también me hizo prometer lo mismo, finalmente pude conocer a su novia rusa y nos llevamos de maravilla, me alegraba que hiciera tan feliz a mi mejor amigo.

Este año habrían muchas bodas, se celebrarían tres y aunque quisiera hacerme la de la vista gorda, en realidad serían cuatro contando la de Harry. Si no hubiera cancelado la mía todo sería distinto, pero no me arrepiento porque fue la decisión correcta correcta tanto para Aaron como para mi.

Y hablando de mi ex comprometido, fui a despedirme de él también, conversamos de la vida y me advirtió que lo buscara si necesitaba ayuda. Aaron se volvió un gran apoyo y ahora nada impedía que fuéramos buenos amigos. Finalmente llamé a la ingrata de Nicole pero nunca me contestó, no pensaba aparecerme en su trabajo así que me dirigí a su casa.

Toqué la puerta varias veces pero nadie me abrió, cuando estaba por irme Louis apareció en la puerta mirándome.

¿Estaba nervioso? ¿Interrumpí su momento de conejos o está engañando a mi amiga?

—¡Sarella, que sorpresa! —me saludó ¿sudando?

—¿Nicole? ¿Está aquí?

—¿Nicole? Eh, no ¿Por qué estaría aquí?

—¿Por qué aquí vive? —respondí con el mismo tono de pregunta.

—Oh, si si, no, digo, no está —sonrió con una mueca como de muñeco diabólico. —Me dijo que te diera esto.

Me entregó un papel con una dirección.

—¿Ella se encuentra ahí?

—Si, me dijo que quería despedirse y todo eso.

—De acuerdo, gracias —me di la vuelta pero cuando Louis estaba por cerrar la puerta, lo llamé. —Pobre de ti que me entere que ahí dentro hay una mujer y estás nervioso por eso, te corto las pelotas —el hombre solo asintió y desapareció cerrando la puerta.

Subí a mi auto y manejé hasta la dirección del papel. Con música de compañía llegué hasta ahí y antes de bajar del auto, me coloqué una gabardina negra porque estaba haciendo mucho frío.

¿Para qué mierda me ha pedido que venga hasta el centro de Times Square?

¿Para qué mierda me ha pedido que venga hasta el centro de Times Square?

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Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora