Harry.
Sarella dormía plácidamente en el asiento de al lado, llevábamos varias horas de viaje y ya tenía el trasero plano por estar sentado.
Después de que ella me animara a realizar este viaje, tomé mis maletas y desaparecí sin decir nada a nadie. Mi celular se llenó de llamadas perdidas por parte de todos a las pocas horas de no tener noticias sobre mi, incluso de Louis, a quien tampoco le había contado de esta inesperada decisión. Con Sarella acordamos llamar a nuestros mejores amigos al llegar a Bali, si bien Nicole estaba un poco al tanto de su viaje, no sabía que Sarella adelantó el pasaje ni que yo la estaba acompañando.
Cuando miré por la ventana y vi el océano, que era lo único a nuestra vista, me di cuenta de la locura que estaba cometiendo, una locura que me hacía sentir vivo por primera vez en mi aburrida y monótona vida. A este punto tengo que admitir que no solo estaba encantado con la italiana y sus descabelladas ideas, sino también mi enamoramiento estaba llegando a un nivel al que nunca había experimentado en todos estos años. Sarella estaba metiéndose en mi corazón cada día, y definitivamente no quería que saliera de ahí nunca.
Desperté por un cosquilleo en la nariz, me removí en mi asiento y abrí los ojos lentamente.
—Ya llegamos, Harry —la castaña acariciaba mi nariz con su dedo y me mira con una sonrisa.
—Creo que dormí mucho —me estiré en mi asiento viendo como los pasajeros iban bajando del avión.
—Dormilón —me sonrió y me dio un beso en los labios que me dejó sorprendido, haciendo que sonría como un chiquillo enamorado.
Al salir del aeropuerto el aire caliente nos atrapó de inmediato, realmente era un cambio extremo de clima, pero me encontré disfrutándolo. Sare había contratado el mismo paquete de viajes con el que ha viajado bastantes años, ellos nos recogieron para llevarnos al hotel en donde nos dieron la bienvenida poniéndonos pequeños collares coloridos y nos repartieron piñas coladas.
Me negué rotundamente a tener habitaciones separadas, por lo que sí, Sarella se encontraba ordenando las cosas de ambos en nuestro pequeño hogar momentáneo.
—Esto es precioso —no pude evitar correr hacia el balcón del pequeño departamento.
Me quedé boquiabierto y pequeño ante semejante paisaje. Sarella llego a los segundos para abrazarme, con ella a mi lado terminé de admirar la belleza de Bali, además de los árboles, el cielo, el sonido de las aves y el aire puro, tenía a una guapa muchacha para completar esta postal, todo parecía sacado de algún cuento.
—Tengo pinturas de algunos paisajes.
—Deberías retratarme —le comenté tomándola de la cintura.
—Quizá —rio zafándose de mi agarre para abrazarme.
Entonces me imaginé viviendo aquí para siempre siendo solo Sarella y yo, pero como todo en la vida no puede ser perfecto, algo rompió nuestro momento.
Mi celular empezó a volverse loco, las notificaciones sonaban sin parar, recién había podido tener señal del wifi del hotel pero no me detuve ni cinco segundos a revisarlo.
—Te llaman —Sarella tomó mi celular y me lo dio.
Lucrecia.
—¿No vas a contestar? —preguntó la italiana con la mirada esperanzada en que no lo hiciera.
—He venido para mandar a la mierda al mundo ¿No lo recuerdas?
—Puede ser importante.
—He desaparecido prácticamente, además pronto llamaremos a Louis y a Nicole —le hice acordar nuestro trato para calmarla un poco.
—Deberíamos hacerlo ahora.
—Bien, preciosa —le sonreí sentándome en la cama esperando a que llegara a mi lado.
—Déjame ir al baño primero —Sarella se perdió en la habitación siguiente y me dispuse a revisar mi celular.
Tenía muchas llamadas perdidas y mensajes de Lucrecia, Des, Liam y Louis.
Pensarán que me han raptado.
—Ya estoy —se sentó a mi lado y me miró.
—Primero llamemos a Louis, quizá están juntos —mencioné buscando su nombre entre mis contactos.
—Mejor los llamamos por separado —mencionó haciéndome pensar que sería buena idea. Louis se volvería loco y lo que menos quería es que Sarella supiera en el lío que me metí por estar aquí con ella.
—De acuerdo, bonita —ella se fue con su móvil a otra parte del departamento.
Timbro uno, dos y contestó a la tercera.
¡¿Dónde mierda estás, Styles?! ¡Todos estamos como locos aquí!
—En Bali —solté tranquilamente.
¡¿Qué?! ¡¿Qué haces al otro lado del mundo, maldito idiota?!
—Estoy con Sarella.
Silencio, silencio, silencio y una cara a la que me hubiera gustado tomarle foto.
¡Me estás jodiendo! ¿Ya dime, en dónde estás?
—Ya te dije, Louis.
¿Y qué mierda haces con ella allá? ¿Te escapaste para siempre? —su tono de preocupación me causó risa.
—Ya quisiera —suspiré echándome a la gran cama. —Estaré aquí una semana. Me imagino como están todos y por eso te llame para que avises que estoy bien y que volveré pronto, pero no digas donde estoy ni con quién —le advertí.
¡Lucrecia me tiene harto! Todos aquí están como locos, tu padre te va a desheredar.
—Louis, estoy cansado de que manejen mi maldita vida, por favor, eres mi mejor amigo —una de mis manos fue a mi cara de frustración. —Estoy enamorando de Sarella, ella me hace ver las cosas tan diferentes, necesitaba esto, toda la mierda de casarme con Lucrecia me estaba volviendo loco.
De acuerdo, pero piensa bien las cosas, Harry. Esto puede salir mal no solo para ti, sino también para ella. Acuérdate que tu padre ha arreglado ese contrato con los Hyatt.
—¡Ya lo sé! Solo necesito disfrutar la vida por una vez, con ella lo estoy haciendo —sonrío recordándola.
Harry Styles enamorado al fin, quién lo diría.
—Cállate —reí avergonzado. —Ya sabes, ni una palabra, solo di que estoy bien y que volveré en unos días.
Luego de que Louis me jodiera un rato más, cortamos la llamada. Me lancé a la cama y en menos de diez segundos mis pensamientos se volvieron locos sobre las consecuencias que me esperaban al volveré. Me retiré el polo que tenía ya que el calor estaba un poco fuerte, cuando estaba por retirarme las bermudas, Sarella apareció en bikini delante mío dejándome embobado.
—¿Todo bien? —preguntó mirándose en el espejo.
—Todo perfecto —le sonreí esperándola en la cama, desde aquí podía preciarla mejor. —¡Pero que señorita tan guapa ven mis ojos!
—Quiero ir a nadar —dijo arrugando su nariz de forma tierna.
—La verdad tengo un plan mejor antes de ir a nadar —me acerqué peligrosamente a ella tomándola por la cintura haciendo que pegue un grito.
—¿Me los dirás? —levantó una ceja y se mordió el labio.
Esa fue mi perdición.
—Mejor te los enseñaré —le susurré para lanzarla a la cama y quitarle ese hermoso bikini color verde botella.
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Bohemian in New York [H.S]
FanfictionLa vida bohemia es algo que muy pocas personas pueden permitirse. Sarella Salvatore, una italiana que nunca encajó en lo que le enseñaron como "su mundo". ¿Cómo escapas de algo que te acompaña desde que naciste? Harry Styles, un arquitecto que sig...