Harry.
Luego de ese gracioso incidente, Sarella solo sonrió y caminó deprisa hacia los ascensores, voltee para preguntarle el porqué de su rara actitud pero simplemente se dio la vuelta y Nicole me hizo un adiós con la mano.
Que rara puede llegar a ser cuando se lo propone.
Supuse que ella estaría molesta conmigo por el incidente del otro día en su departamento con el idiota de Aaron, pero también pensé que ella no era de las mujeres rencorosas. En fin, tengo muchas cosas en la cabeza, luego hablaría con ella.
Caminé por el pasadizo mientras tenía la mirada en el piso. Al llegar a la recepción de mi oficina, mi secretaria me anuncia que mi padre quiere hablar conmigo, le agradezco y me dirijo hacia los ascensores para subir pisos arriba.
—Papá ¿Querías verme? —asomé mi cabeza por la puerta y puedo verlo hablando por teléfono, típico. Sin embargo, él hace una señal con su mano pidiéndome que pase.
Me siento en aquella silla frente a su escritorio y miro un momento mi celular hasta que se desocupa.
—¿Recién llegas a la empresa? —su gesto era duro, como siempre.
—Hace unos veinte minutos ¿Por qué? —pregunté curioso, jamás se fijaba cuando llegaba.
—Porque he visto tu récord de asistencia —saca una gran hoja, supuse que eso era. —No solo te fuiste antes de tiempo, mucho antes —pone la hoja sobre la mesa y señala el día. —El otro día faltaste también, no recuerdo haberte mandado a supervisar algunas obras.
Mierda, ¿Cómo se enteró?
—Eh —balbuceo mientras trato de encontrar alguna buena explicación.
—¿Dónde estabas? —su ceño fruncido era mucho más notorio.
—Tuve que hacer unas cosas —fue lo primero que me vino a la mente en realidad.
—¿No puedes hacerlas fuera de tu horario laboral? —suspiró para pararse y caminar por la oficina. —Mientras tú tenías cosas que hacer, aquí —señala su escritorio. —Me mato formando un buen legado para ti, Harry —sus palabras salen duras de su boca, está molesto, lo sé.
—Perdón, papá, no volverá a suceder.
—Claro que no volverá a suceder, ya crece, Harry —se apoya con ambas manos en el escritorio haciendo que me sienta más pequeño cada vez. —Tienes veinticuatro años, sé un hombre de una buena vez. Sino verás cómo pagas tus cuentas a futuro, hijito —su sonrisa burlona me hace dar cuenta que esto es serio.
—Está bien, papá, lo entiendo.
—Puedes retirarte—me levanto y salgo de la oficina cerrando la puerta.
Ahora si no hago bien las cosas terminaré viviendo en la calle sin un dólar en mi bolsillo y arruinado. Si se preguntan si le temo a mi padre, sí, realmente lo hago. Sé que es un hombre que trabaja y solo quiere lo mejor para mi, pero quisiera que al menos reconozca que intentó ser el mejor hijo para hacerlo sentir orgulloso.
Camine de vuelta a mi oficina con la cabeza gacha. Las llamadas de Lucrecia empezaron a aparecer desde antes de entrar a la oficina de mi padre pero simplemente las ignoré, no quería escuchar sus reclamos por no verla en estos días.
Pensando que podría encontrar algo se paz en mi oficina, abrí la puerta para llevarme una sorpresa. Ahí estaba ella, sentada con ambas piernas cruzadas mirándome muy mal.
—Hola, Lu —me acerque y le di un corto beso en los labios, sin embargo, su ceño sigue igual.
—Te estuve llamando —sus largas piernas se cruzan dejando su bolso sobre el escritorio.
—Vengo de una reunión con mi padre, lo siento si no pude contestar.
—Bueno, yo me pregunto lo mismo ¿Dónde estabas? —su quejido en forma de reclamo se hace presente.
—Tenía cosas que hacer.
—¿Más importantes que yo?
No contesto más pero bajo mi mirada incomoda hacia mi laptop, tecleo algunas cosas esperando que Lucrecia entienda que no quiero hablar más con ella, sin embargo, no capta mi mensaje.
—Lo bueno es que ahora estamos juntos —sus piernas pasan por encima de una de las mías, haciendo que quede sentada sobre ellas. —Te extrañé ¿Acaso tu no?
Antes de responder sus labios caen sobre los míos, algo fastidiado sigo el beso pero lo rompo segundos después ya que no estaba de humor.
—Te tengo una sorpresa.
—¿Qué es? —me siento más relajado, al fin y al cabo, de ella no era la culpa.
—Te compré un boleto a California para que me veas modelar —su entusiasta voz baja al ver el gesto de mi rostro.
—¿Qué? Sabes que no puedo dejar de trabajar, Lu —la miro apenado y algo enfadado, justo salía de la oficina luego de haber hecho una promesa. —Mi papá me ha pedido que no me mueva de aquí.
—Pero quería que vayas a verme, puedes faltar un día.
—No, no puedo —ella se levantó enojada de mi regazo, sus ojos me querían asesinar.
—¿Y qué hago con ese boleto?
—Regálaselo a alguno de tus amigos, no lo sé —mi mano viaja hacia mi cabello y tiro de él algo frustrado, no me gusta que ella planee cosas antes de avisarme.
—Nunca quieres ir a verme, Harry —su especie de berrinche no está funcionando.
—Lo siento —finalmente ella toma su bolso y camina hasta la puerta.
—Eres un pésimo novio —la puerta se tira detrás de ella.
Lo que faltaba, soy un pésimo arquitecto, un pésimo hijo y ahora un pésimo novio, genial.
Sarella.
—¿Qué hiciste qué? —Nicole se atragantó con el vino. —¿Él te hizo un caldo de pollo? ¿En serio?
—Si ¿Qué le ves de extraño? —cuestiono mientras llevo un pedazo de carne a mi boca.
—Una vez hablé con Gemma, su hermana, y me comentó que Harry nunca hacía nada para nadie, ni siquiera para él mismo, esperaba que todo se lo hicieran.
—Un hombre enamorado hace todo lo que sea necesario para... —Frank mencionó suavemente pero yo no lo dejé terminar, deteniéndolo con mi mano.
—No, Frank, él y yo apenas nos conocemos, somos amigos y nada más, ya basta con el tema —sentencié.
—Dios le da ojos a quien no quiere ver —volvió a acotar.
—Cállate —espeté. —Oh Nicole, no sabes quién se va a casar —Frank me golpea ligeramente la pierna bajo la mesa.
—¿Yo? —mi pobre amiga suspiró rendida. —Porque los preparativos me tienen exhausta.
—Cancélala —suelto divertida haciendo que ella me mire.
—Estás loca, no hay forma.
—Solo a alguien como Sarella se le ocurre algo así —Frank juega haciendo que lo mire mal.
—Volviendo al tema del Styles menor, cuidado con Lucrecia Hyatt —miro a los ojos a Nicole, sé que ella es la novia de Harry.
—¿Qué me va a hacer? ¿Acaso no lo deja tener amigas?
—Oh vamos, Sare, no somos idiotas.
No digo nada más y continuó comiendo, pero si solo somos amigos.
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Bohemian in New York [H.S]
FanfictionLa vida bohemia es algo que muy pocas personas pueden permitirse. Sarella Salvatore, una italiana que nunca encajó en lo que le enseñaron como "su mundo". ¿Cómo escapas de algo que te acompaña desde que naciste? Harry Styles, un arquitecto que sig...