11

519 32 8
                                    

Sarella.

Luego de insistirle mucho a Harry y hacerlo perder la vergüenza soltando mis fuertes gritos desafinados, decidió cantar y bailar al ritmo de las canciones que sonaban desde mi tv. Realmente lo hacía bien, su voz era ronca y grave pero también podía llegar a unos agudos que me dejaban con la boca abierta. Me di cuenta de eso cuando puse Bang Bang de Ariana Grande y soltó aquellos altos que solo ella sabe hacer, quedé totalmente impresionada.

Luego de cantar casi toda la tarde, el malestar desapareció o podría decir que hasta lo había olvidado. En cierto punto nos dió hambre y él se encargó de pedir pizza para seguir en lo nuestro.

Players, put yo' pinky rings up to the moon. Girls, what y'all trying to do? —Harry tenía entre sus manos un cucharón que encontró en mi cocina.

Twenty four karat magic in the air. Head to toe so player. Look out uh —aplaudí mientras cantaba subida en un sofá.

La canción de Bruno Mars finalizó y ambos nos sentamos en el sillón de tela negro con la respiración agitada.

—Stop, pido un stop —hace una seña con sus manos pidiendo tiempo. Su pecho subía y bajaba a causa de la falta de aire.

—Oh, eres un abuelito —bromee. —Pásame mi móvil, por favor.

Harry tomó mi celular que se encontraba cerca de él para darmelo, al desbloquearlo me llevé una gran sorpresa. Tenía muchas llamadas perdidas de Aaron.

Pero qué quiere aho-... mierda, su puta cena era hoy.

—Carajo —lancé el teléfono frustrada.

—¿Qué pasa? —el ruloso voltea a mirarme confundido.

—Es que —tomé una gran cantidad de aire antes de continuar. —Hoy tengo una cena y el tipo que me ha invitado me mandó un mensaje hace veinte minutos diciendo que esta abajo,  además tengo cerca de ocho llamasas perdidas de él —Harry se levantó rápidamente y se acercó a la ventana.

—¿Aaron Rockefeller? —volteo a mirarme. —¿Sales con ese idiota?

—No salgo con él ¿Bien? Me persigue desde que tengo existencia, la verdad no quiero ir a su cena, es una tontería, pero papá insiste que es buena influencia —imitó su acción y me dirijo a la ventana.

Cuando me asomo puedo ver al hombre de traje, Aaron se encontraba parado fuera de su auto con el teléfono entre sus manos.

—No deberías salir con él, es un niñito mimado y, mi competencia directa —lo miré sorprendida. —En el mundo de la construcción.

Genial, que pensabas Sarella ¿Por ti?

Mi mente no podía mantenerse callada.

—¿Y ahora qué hago? No quiero ir, realmente es muy aburrido —camino de un lado al otro en mi sala, juraría que le haré un hueco al suelo de tantas pisadas que doy.

—Puedes simplemente no bajar y también ignorar sus llamadas —sugirió tranquilamente para volver a recostarse en mi sofá.

—La vez pasada subió hasta aquí —gruñí. —Martín deja subir a cualquiera.

—Oye —se quejó ya que a él también lo dejo pasar. —Puedes decirle que tenemos una cena de trabajo mucho más importante que su jueguito de conquistarte.

—Ni siquiera puedo decir que eres mi novio porque tienes una novia.

¿Yo dije eso? Puta madre.

—¿Quisieras que sea tu novio? —su mirada coqueta se centró en mis ojos.

—Ya quisieras, Styles —lo miré mal y decidí que era mejor cambiar de tema rápido. —Bajaré, le diré que estoy enferma y listo, no puede...

La puerta sonó haciéndome sobresaltar, Harry se petrificó en su asiento y me hizo mirarlo extraño. Realmente no le veía nada de malo en que nos vieran juntos pero conociendo a Aaron, sabiendo que le parecería extraño que nosotros dos estuviéramos solos en mi departamento como si fuéramos algo más que amigos, con eso en mente iría corriendo a abrir su boca y echaría todo a perder.

¿Qué todo? Mi amistad con Styles.

Cuando estábamos justo por hacer algo al respecto o al menos tener un plan, la puerta se abrió dejando ver a Aaron con Martín ingresar sin más.

—Que mierda ¿Por qué entran así a mi casa? —caminé hasta ellos furiosa.

—Señorita Sarella, discúlpeme, el joven insistió, yo...

—Cariño, estás bien, pensé que te había pasado algo grave, yo... ¿Qué hace él aquí? —se detuvo cuando sus ojos chocaron con el ojiverde.

La situación era algo complicada, Harry estaba con la camisa algo desabotonada a causa del sudor, además de tener las mejillas algo rojas por estar saltando y bailando. Aaron lucía completamente confundido mirando la situación y el pobre Martín estaba temblando del miedo detrás de él.

—No te preocupes —me dirigí al pobre conserje. —Luego hablaré contigo, pero no hay problema y gracias.

Elmuchacho solo asintió con la cabeza repetidas veces y desapareció por la puerta.

—¿Por qué hiciste eso? —voltee mi vista a Aaron quien miraba de mala manera a Harry.

—¿Qué hace él aquí? —lo señaló de una manera bastante despectiva.

—Tengo nombre, querido Rocke Rocke —Harry se burló.

—No me digas así —el hombre abandonó su posición a mi lado y a zancadas llegó hasta Harry.

Esto no detuvo que palmeara su hombro cuando estaba de espaldas a mi.

—Te hice una pregunta, Aaron —dije firme cuando giró hacia mí.

—Pensé que te había pasado algo, quedamos en cenar hoy y como no contestabas el teléfono, me preocupé y...

—De todas formas no puedes entrar a mi departamento como si fuera tu casa, ni mi padre hace eso —espeté realmente enojada. —Primera y última vez, Aaron.

—Lo siento mucho, esta bien pero ¿Ya me puedes contestar?

—No tiene que darte explicaciones, hombre. Además lamento informarte que no irá contigo —Harry habló al fin algo enojado, debo admitir que me sorprendió bastante, tanto que mi cabeza giró cual exorcista hacia él.

—¿Perdón? No tienes que entrometerte, Styles ¿Acaso no tienes novia? —Aaron empezaba a alzar la voz.

La situación no me gustaba.

—Eso a ti no te importa, idiota —Harry atacó. —¿En serio piensas salir con este? —el rizado lo señaló con el ceño fruncido.

—Váyanse los dos de mi casa —alcé la voz. —A ninguno le debo explicaciones y no van a discutir como si yo no estuviera presente. Si se quieren matar ahí está la calle, ya deberían superarse ¿No? —ambos se quedaron callados mirándome. —Aaron, no iré contigo porque simplemente no quiero y Harry, gracias por ayudarme, pero quiero estar sola.

—Pero reservé un restaurante y...

—Pues cancélalo, ahí está la puerta, adiós.

Harry simplemente salió diciéndome un lo siento en voz baja, sin embargo, Aaron se quedó mirándome y no fue hasta que vio mi cara realmente enojada que decidió seguirle los pasos a Styles saliendo despavorido del departamento.

¿Qué se creen? Por eso no me pienso enamorar, los hombres son unos idiotas.

Bohemian in New York [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora