Capítulo 18

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—No entiendo por qué estás molesto —rezongó el señor Kwon mientras era arrastrado de regreso a su lugar por el señor Jeon y Gae.

—Por vuestra culpa —contestó Suei casi fuera de sus casillas.

—Pero es que has quedado en el tercer puesto —replicó el señor Kwon.

—¿Y esa es razón para subir a la tarima y abrazarme?

—Desde luego —asintió el elemental haciendo que Suei respirase.

—Debería haberlo detenido, lo lamento —se disculpó el señor Jeon.

Y es que estaban los cuatro sentado mientras decían a los ganadores de la confrontación, cuando, al pronunciar el juez el nombre de Suei, antes de que ellos pudiesen reaccionar, el señor Kwon recorrió la distancia hasta la plataforma y saltó a los brazos de Suei, haciendo que este se pusiese rojo, después blanco y otra vez rojo cuando todos los espectadores y jueces comenzaron a reír con más o menos disimulo. Incluso hubo reacción en la zona de los elementales, algo que quedaría para la historia.

—No os disculpéis, no es culpa vuestra. Es culpa tuya —añadió volviéndose hacia Gae.

—¿Mía? —preguntó este sorprendido.

—Te dije que lo vigilases.

—Y lo hice —replicó Gae.

—¿Entonces por qué...?

—Pero el tercero —los interrumpió el señor Kwon en apariencia satisfecho—. Lo has hecho muy bien —lo alabó acercándose y cuando Suei se agachó, le acarició la cabeza—. Estoy muy orgulloso de ti— añadió. La frase que él siempre había querido oír.

—No tiene importancia —negó Suei—. De hecho, podría haber conseguido un mejor lugar, pero me encontré con ese pollo desplumado esta mañana —añadió lúgubre.

—Espero que, por pollo desplumado, no te refieras a mi familiar —intervino alguien y, al volverse, vieron a Gahn.

—Mis disculpas por usar ese calificativo hacia vuestro familiar, pero es que es tan adecuado, que me es difícil resistirme.

—Perdónale está un poco irritable por la prueba de hoy —intervino el señor Kwon conciliador—. Suei —le advirtió.

—Tuve la mala suerte de encontrarme con Dalgam —se corrigió Suei pero, por alguna razón, aquella vez lo que sonó a insulto fue el nombre.

—¿Y por qué el que hayas quedado el tercero es culpa de mi familiar? —exigió el señor Gahn irritado.

—Porque si yo no hubiese discutido con vuestro sirviente, mi garganta hubiese estado en mejores condiciones al no tener que repetirle las cosas tantas veces o explicarle cosas tan sencillas y básicas como que no todos los familiares que se asean por la mañana son peces —le explicó Suei condescendiente y por un momento el señor Gahn apretó los puños, pero antes de que el señor Kwon pudiese intervenir, se relajó.

—Pues más que ser culpa de Dalgam, yo diría que ha sido gracias a alguien —añadió malicioso—. Al fin y al cabo, todos saben por quién siente debilidad.

—¿Quién siente debilidad por qué? —preguntó el señor Haeng acercándose seguido de Deulso—. Por cierto, felicidades. Un canto muy hermoso. —Se volvió hacia Suei.

—Gracias —contestó Suei inclinándose formal.

—¿Y bien? ¿Quién es el responsable de que Suei haya quedado tercero este año? Me gustaría felicitarlo.

—¿Acaso no lo conoces? —respondió el señor Gahn. Al parecer era incapaz de retractarse delante de tantos testigos, que miraban aquello con interés. Incluso algunos elementales habían retrasado su salida para verlo. Otra cosa que sería recordada.

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