Capítulo 28

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Varios días después estaba en una sala reunido con los encargados, diez en total, los cuales se encontraban sentados en una tarima elevada formando un semicírculo frente al cual, en medio, estaba el señor Jeon y, un poco más atrás, él. En esos momentos le hubiese gustado tener su forma adulta, pero ahora tenía la apariencia de un niño de doce o trece años. Al parecer, su cuerpo estaba empeñado en tener el tamaño equivocado en cada ocasión.

—Bienvenido, señor Jeon —comenzó uno de los encargados saludándolos y este se inclinó, por lo que lo imitó—. Todo el asunto relacionado con su secuestro ha sido juzgado. Señor Jeon, ha sido considerado inocente de la acusación de poner a la ciudad celestial en peligro al demostrarse que no tuvo ninguna implicación en los sucesos y fue la víctima de una conspiración humana. Sin embargo, y por motivos de seguridad, se le prohíbe salir de la ciudad celestial o tener contacto con humanos durante los próximos quinientos años humanos. En cuanto a su familiar, Sae, sus compañeros decidieron que no merecía ser destruido por su naturaleza humana y nosotros respetaremos ese dictamen. Pero su comportamiento estará bajo observación permanente y, en cuanto presente algún rasgo humano, será destruido en el acto. En cuanto a las acusaciones de desobediencia, entrar sin permiso en el mundo humano y comportamiento inadecuado con su amo, aunque ha sido considerado culpable, el consejo ha encontrado que sus acciones entran dentro de lo razonable, ya que respondían a su naturaleza de sirviente. Por eso tan solo recibirá unas sanciones que le serán comunicadas después.

—Muchas gracias —aceptó el señor Jeon.

—Y ahora que esos asuntos han sido resueltos, pasaremos al siguiente. ¿Qué opina de la proposición del consejo?

—Preferiría hablar primero de la ceremonia de Sae —interrumpió su amo tenso.

—La ceremonia de Sae se llevará a cabo lo antes posible, ese asunto ya se solucionó. Pero este no. ¿Cuál es su respuesta?

—Es la opción ideal, mucho mejor que lo que estaba haciendo hasta ahora —asintió otro encargado, lo cual le sorprendió, ya que los encargados nombraban a un portavoz y los demás se abstenían de hablar. Debían estar muy seguros de su propuesta para presionarlo de aquella manera. Pero más sorprendente que eso, era el hecho de que su amo se estuviese negando cuando, hasta ese momento, siempre aceptaba los consejos de los encargados. ¿Qué le habrían recomendado y sobre qué?

—Eso no es una opción —rechazó su amo.

—¿Cómo puede decir eso? Dado que no puede regresar al mundo humano, es la única alternativa —replicó el segundo encargado que había hablado haciendo que él prestase atención ya que se trataba del mantenimiento del equilibrio del señor Jeon.

—Negarse no tiene ningún sentido —lo apoyó un tercero.

—Desde luego que lo tiene. No puedo hacer eso —se negó con firmeza apretando las manos, que le temblaban de manera imperceptible—. Además, no se trata solo de mí, Sae también...

—¿Yo? —preguntó cogido por sorpresa, pero el señor Jeon le hizo un gesto para que se callase—. Lo siento —se disculpó.

—¿Acaso no has hablado con él? —inquirió el que parecía ser el portavoz.

—Desde luego que no —negó su amo.

—Habla con él, necesitas su consentimiento. Después, regresa —le advirtió.

—Tan solo recuerda que es tu única alternativa —añadió otro.

—Con permiso —se despidió el señor Jeon saliendo molesto y él lo siguió a toda prisa.

—Señor Jeon —lo llamó—, ¿de qué...?

—Ahora no —le advirtió, que parecía muy contrariado haciendo que él lo mirase sin entender cuando, de repente, se vio abrazado por detrás.

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