Capítulo 2

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—Buenos días —saludó su amo entrando.

—Ah, buenos días —respondió Suei acercándose.

Suei era uno de los dos familiares del señor Kwon, formado a partir de una garza real, tenía el pelo gris más claro al principio mientras que se iba oscureciendo a medida que se acercaba a las puntas con excepción de dos mechones de pelo negro que tenía a ambos lados de la cabeza, de piel clara, destacaban sus ojos dorados y aunque era alto y bastante delgado, por lo que al igual que él tenía un aspecto delicado, en realidad era tan rápido como fuerte. Él había visto como levantaba con facilidad a uno de los familiares de otro dios cuando insultó al señor Kwon, algo inimaginable en alguien con la amable expresión que tenía ahora. Ojalá él fuese la mitad de fuerte que Suei.

—¿Kwon?

—Os llevaré con él —asintió Suei marchándose ambos, por lo que miró a su alrededor.

La casa del señor Kwon no era demasiado grande debido a su posición, pero más que suficiente para albergar sin problemas a sus tres habitantes. Sintió algo y al volverse vio pasar a Gae, el otro familiar del señor Kwon, cargando un tronco sobre el hombro con facilidad. Gae fue creado a partir de lobo, por lo que era más bajo y tenía una complexión más fuerte que Suei, con el pelo castaño salpicado por mechones negros y ojos de color verde claro.

—Gae —lo llamó acercándose.

—Sae —lo saludó al verlo. Según se decía, los familiares sentían afinidad por los que eran iguales a ellos. Si hacía caso a aquello, eso significaba que él fue un cachorro de perro y no de ave ya que sentía mayor afinidad por Gae que por Suei, por más que ambos le agradasen. Y al parecer era algo recíproco—. ¿Has venido con el señor Jeon? —le preguntó comenzando de nuevo a avanzar de manera que lo siguió.

—Escuchó lo ocurrido.

—Gracias —Él negó con la cabeza—. He oído lo de la compañera humana del señor Jeon.

—El señor Jeon ha venido a solicitar permiso para buscar una nueva.

—Espero que tenga suerte.

—¿Por qué? —inquirió mientras Gae dejaba el tronco en el suelo con un golpe seco. Dudaba mucho que él fuese capaz de levantarlo, mucho menos llevarlo.

—Los rumores sobre el mundo humano no son buenos.

—¿No son buenos? —repitió sin entender y es que por más que el mundo humano siempre era inestable, con guerras y desastres naturales, era la primera vez que alguien le decía algo así.

—Al parecer, desde hace poco más de cien años, las cosas han cambiado mucho y cada vez son menos los dioses que bajan al mundo mortal.

—Ya veo —murmuró preguntándose qué habría pasado en el mundo humano para que los dioses, por primera vez por lo que él sabía, hubiesen renunciado a bajar—. Pero pase lo que pase en el mundo humano, no tenemos más remedio que buscar una compañera humana para el señor Jeon.

—Al menos vosotros tenéis una familia que os la proporciona. Y ahora ayúdame a cortar la leña, cuando acabemos te ayudaré a practicar —le dijo y él asintió de nuevo dirigiéndose hacia el hacha.



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