Miró el patio sin verlo mientras a su espalda de vez en cuando pasaba la gente sin que él les prestase la menor atención.
Después de salir de la habitación, comenzó a vagar sin rumbo intentando asimilar lo que había hecho sin conseguirlo hasta que se detuvo allí sin motivo y, desde entonces, estaba sentado allí perdido en sus pensamientos. ¿Cómo pudo golpear al señor Jeon? ¿Además hasta ese punto? Era cierto que no recordaba nada, que no fue consciente, pero el señor Jeon era su dueño, su todo, aunque le diese la v ida a cambio, seguiría sin poder pagar todas las cosas que este hizo por él y, aún así, lo golpeó. Además, hasta ese punto. No podía perdonarse y la única razón por la que no hacía nada contra sí mismo era por el pacto que su amo le obligó a hacer. Si no fuese por él...
Fue traído a la realidad cuando vio movimiento por el rabillo del ojo y, al girarse, se encontró con unos pantalones y una camisa.
—Toma —le ofreció el señor Haeng tendiéndoselos—. No es que me moleste que estés así, pero hay rumores en toda la ciudad celestial sobre un familiar bien parecido que deambula sin ropa por el edificio de los encargados y eso está causando una pequeña conmoción.
—Gra...— comenzó cuando se detuvo al ver las marcas en su cara.
—¿Esto? No fuiste tú, fue Deulso al caer sobre mí —le explicó.
—Porque yo lo lancé —adivinó lúgubre.
—Sí. Y he de admitir que fue espectacular. Nunca pensé que alguien pudiese coger a Deulso así, mucho menos lanzarlo con tanta facilidad. Desde entonces come el doble. Creo que le molestó sentirse tan ligero —murmuró pensativo cuando lo miró sonriente—. ¿Y si te vistes? Muchos familiares, al verte, les han preguntado a sus dueños qué es eso que tienes entre las piernas en tu forma humana. Al parecer, explicar eso está siendo bastante complicado para algunos dueños y ya se están presentando quejas formales contra tu comportamiento —le explicó, por lo que se levantó vistiéndose.
—Lamento estar causando problemas. Y también lamento mucho lo que pasó durante mi ceremonia—se disculpó formal cuando acabó.
—No te disculpes—negó el señor Haeng—. No es culpa tuya que tu forma humana sea más completa que la de los demás. Y en cuanto a lo que ocurrió durante la ceremonia, eso no fue culpa tuya, sino nuestra. No debimos subestimar a los humanos.
—Eso dijo el señor Jeon.
—Así que se me adelantó —se lamentó—. Y yo que quería contártelo... ¿Cómo lo lograste? Porque no creo que quisiese contártelo.
—Al principio no quería decírmelo— admitió—. Pero por las señales que tenía, era evidente que pasó algo, así que hicimos un pacto: yo no haría nada contra la persona que le hizo eso y él me diría quién era. Y esa persona resulté ser yo— añadió con amargura. ¿Cómo era posible que le hubiese hecho daño a la persona a la que juró servir? ¿A la persona que hizo tanto por él? ¿A la persona más importante de su vida? No podía perdonarse aquello. Por más que no lo recordase, por más que el señor Jeon le dijese que no era culpa suya, cuando recordaba el estado en el que estaba, no podía sino odiarse a sí mismo por haberse atrevido a ponerle una mano encima.
—Comprendo —asintió pensativo—. De manera que esa fue la manera que encontró para conseguir que no te castigases a ti mismo. —Él asintió.
—Hicimos el pacto para asegurarse de que no lo castigaba. Dijo que era demasiado importante para él.
—Vaya —murmuró mirándolo—. ¿Jeon te dijo eso?
—Me dijo que era la persona más importante para él y que no podía permitir que le pasase nada.
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Familiar
RomanceUn sirviente sin memoria que es una bola de un solo ojo. Un dueño que necesita una pareja humana para no morir. Lo único que Sae debe hacer, es evitar enamorarse de tu dueño y podrá vivir con su amo para siempre. Fácil, ¿verdad?