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Caminó lentamente, cómo si flotara, tratando de buscarla por todo el lugar pero no veía rastro de ella.
Nunca faltaba, siempre podía observarla a un lado de la ventana mientras la luz nocturna le acariciaba la piel haciéndola lucir como un ángel.

Pero hoy no estaba ahí.

De un momento a otro, el rechinar de la madera lo llamó y al voltear pudo notar una silueta. Con livianez se dirigió a su lado pero se detuvo abruptamente.
No era ella.

Cómo si le llamara, la silueta giró lentamente, la luz de la luna le pegaba en la espalda y por lo tanto, ocultaba su rostro, sin embargo, pudo distinguir que no era ella, era un él. No hubo terror o incomodidad al verlo al contrario, se sintió en paz.

De un momento a otro, se encontró a un lado de aquel hombre, haciendo lo que siempre hacía con la linda mujer. Bailar.
Pero ésta vez no era él quien dirigía el baile como solía hacerlo, si no el que seguía los pasos. El otro chico se movía con elegancia y audacia, incluso se atrevería a decir que lo hacía mucho mejor que aquella mujer.

Se sentía liviano y parecía que todo alrededor desaparecía. Sólo estaba ellos dos bailando una canción sin sonido, acoplando sus pasos y latidos.
No le podía ver el rostro, sin embargo, sentía su corazón revolotear, se sentía cómodo y en paz.
No podía negar que en lo más profundo de su corazón, anhelaba que aquel chico siempre fuera el que lo acompañara en lugar de aquella mujer.

Su corazón dió un vuelco cuando su acompañante tomó su rostro y lo acunó en su pecho, ya que pudo escuchar de manera tan real los latidos contrarios mientras las ganas de separarse se anulaban por completo.

Alzó su rostro, encontrándose con el contrario, que aún sin verlo, sabía que le sonreía, entonces el deseo se hizo presente y sin poder contenerse más, se puso de puntitas para alcanzar sus labios. Podía sentir la respiración ajena chocar con la propia y sus labios rozar, como si pequeños rayos estuvieran atrayendolos.

Entonces Felix despertó.

Estaba sonrojado, lo sabía, pues sentía sus mejillas arder, sus sueños siempre eran con aquella chica y nunca pasaban del baile, por lo que ahora se sentía extraño. Se golpeó las mejillas con delicadeza aunque eso sólo logró avivar un poco más el color, al darse por vencido notó que se había sentado en la cama al momento de despertar, así que con su mirada recorrió el cuarto que seguía en las mismas condiciones que cuando llegaron hace ya un año tres meses.

Aunque a decir verdad, en las últimas 8 semanas hubo modificaciones bastante notables, entre ellas, el orden de las camas.

Una tarde cuando estaban a punto de ir a dormir, los gemelos no querían separarse, estaban jugando muy felices.

-No Chris, yo me quiero dormir con Jeonginnie, lo extraño- Seungmin hacia un puchero mientras exigía que le dejarán dormir con su hermano. Era compresible pues al ser gemelos sabía que la necesidad de estar con el contrario era mayor, pero las circunstancias no daban para mucho.

-Seungmin ya hemos hablado muchas veces de esto, por favor no lo hagas otra vez- Chris trataba de sonar calmado, pero era verdad que ésta no era su primera pelea por el mismo tema.

-¡NO CHRIS! ¡YO ME QUIERO DORMIR CON INNIE!- Seungmin comenzó a hacer una rabieta mientras pataleaba, su hermano al verlo, le siguió.

Los mayores ya estaban cansados de tener que aguantar las rabietas de los gemelos, pero de igual manera los comprendían, si para ellos era difícil sobrellevar todo ésto, para los gemelos debía costar el doble.

-De acuerdo, dormirán ésta noche juntos y mañana trataré de hablar con Changbin para que el permiso sea definitivo, AUNQUE- interrumpió el festejo de los hermanitos- no prometo nada.

ᎬΝᏟᎬᎡᎡᎪᎠϴՏ- ᏟᎻᎪΝᏞᏆХ ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora