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Después de aquella noche donde pudieron sentirse libres por unas horas, sus ánimos mejoraron bastante aquella esperanza casi extinta dentro de sí mismos volvió a surgir haciéndoles saber que no todo estaba perdido, que aún había una vía por la cual podían escapar, que podían ser libres de nuevo y eso les unió más ya que se dieron cuenta que al final de cuentas, solamente se tenían los unos a los otros.

Así que durante la semana siguiente volvieron a su rutina inicial. Despertaban con ánimos de tener un mejor día, de poder hacerlo mejor. Se bañaban y disfrutaban del agua llevándose todo lo sucio que había en ellos y aprovechaban las horas del día al máximo.

Era un lunes cuando Changbin subió el desayuno, el mayor fue recibido por un "Buenos días" por parte de Felix cosa que le comenzaba a extrañar pues desde hace una semana había notado el drástico cambio de humor de los cuatro niños, incluso ahora le agradecían por la comida, sin embargo, no decía nada aunque esos cambios no pasaban desapercibidos.

Aquella mañana antes de que Changbin saliera, sin mencionar nada como siempre, Felix notó que había panqueques glaceados iguales a la última vez.

- ummm.. disculpe,- Felix habló haciendo que Changbin detuviera su acción de cerrar la puerta, no lo miró en ningún momento así que el pecoso continúo hablando.- gracias por los panqueques.- sonrió aunque sabía que el mayor no lo veía, cuando estaba a punto de girarse sabiendo que no recibiría ninguna respuesta, el repentino regreso de Changbin al cuarto lo detuvo, asustado de lo brusco que fue el mayor.

-No son míos- dijo señalandolo, haciendo que Chris se levantara y acercara a su hermano por lo intenso que Changbin hablaba y miraba; ante ésta acción, el mayor se suavizó un poco dándose cuenta de su actitud - yo no soy quien les manda estos panqués, yo sólo les mando a preparar la comida, su padre es el que los hace y me pide subirlos.- dijo antes de salir de la habitación. El corazón de Felix vibró un poco pues el hecho de saber que su padre era el que mandaba esos panqueques calientitos le ponía muy feliz.

Ese día, los cuatro se sentaron a desayunar y cuando llegó la hora de comer el postre, Chris sólo comió la mitad de su panqué pues nuevamente repartió lo sobrante para darle a los gemelos.

Toda la semana estuvieron recibiendo los panqueques por lo que los hermanos comenzaron a pensar que Minho quería disculparse a través de ellos y aunque cada quien reaccionó de manera diferente, todos compartían la calidez en los corazones de saber que Minho pensaba en ellos.

Y así pasó el tiempo, como siempre lo hacía, avanzaba sin esperar nada o a nadie, sin importar que se estaba llevando la adolescencia y niñez de los niños Lee. Pasaron dos meses más donde la única conexión con su padre eran los panqueques, incluso habían perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaban ya sin verlo.

Chris cada vez se sentía más a gusto con Felix y su cariño por él crecía sin detenerse, el hecho de tenerlo siempre a su lado, apoyándolo, acompañándolo, aconsejandole, le hacía sentir feliz y querido. Felix se sentía de la misma manera, Chris siempre le subía el ánimo y no lo dejaba caer cuando su mente le jugaba mal. Estaban el uno para el otro en todo momento y eso les hacía sentir bien.

Una tarde, los hermanos habían terminando de comer y los gemelos habían ido al baño mientras los mayores limpiaban la mesa, habían planeado jugar a las escondidas así que los gemelos estaban emocionados por ello.
Una vez que terminaron con lo que hacían, se reunieron en medio del cuarto para decidir el lugar donde uno de ellos comenzaría a contar. Habían comenzado con una plática democrática pero terminaron gritando pues no se ponían de acuerdo.

Cuando finalmente decidieron que Chris contaría a un lado del baño, la puerta del cuarto se abrió dejando ver a un muy, muy elegante Minho.

Tenían muchísimo tiempo sin verlo, meses para ser exactos y se notaba muy cambiado.

ᎬΝᏟᎬᎡᎡᎪᎠϴՏ- ᏟᎻᎪΝᏞᏆХ ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora