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~ 22 ~

Felix terminaba de marcar la pared notando el tiempo que llevaban encerrados por lo que su ánimo decayó notablemente.

Tristemente un año y medio había pasado desde que llegaron a ese solitario y sombrío lugar.

-¿Podemos salir un rato al tejado?- le habló a un Chris que se estaba preparando para dormir- no quiero ir a la cama y tampoco quiero subir solo, además el aire nocturno le caería bien a los gemelos..

-Si claro, solo espero que ellos quieran- contestó el mayor y entonces se dirigió hacia el baño donde los hermanitos estaban.- hey, vamos un rato al ático, sólo tomaremos aire y bajamos de nuevo ¿Va?- dijo cuando llegó a su lado.

-Pero no queremos ir- Seungmin habló mientras terminaba de hacer del baño- yo ya me quiero dormir.

-Por favor, solo serán unos minutos, se los prometo.

-No Chris, ya tengo sueño- Seungmin estaba irritado y realmente parecía soñoliento.

-Yo tampoco quiero subir, está alto y me da miedo- Jeongin, que ahora estaba haciendo del baño, habló- yo también me quiero ir a dormir

Chris no quiso insistir más, no era la primera vez que los gemelos se negaban a salir, a decir verdad, los gemelos no habían tocado el tejado alguna vez.

-¿Qué paso?- preguntó Felix al ver a su hermano mayor salir del baño con gesto derrotado.

-Lo de siempre, no quieren subir.

Felix soltó un suspiro.
Después de unos segundos, los gemelos salieron y casi dormidos se fueron directo a sus camas.
Los mayores caminaron tras ellos y cada uno se acostó a un lado del colchón.

Chris comenzó a acariciar los cabellos rubios del pequeño Jeongin mientras tarareaba una canción, Felix no tardó en seguirle el paso jugando con los rulitos del pequeño Seungmin.

El amor se observaba en los ojos de los mayores, en todo su esplendor. Los miraban con todo el cariño que albergaba en sus corazones, pasando delicadamente sus dedos por el cuero cabelludo, sin detener el canto en ningún momento.
Pasados unos minutos, los gemelos cayeron profundamente dormidos.

-Bueno, creo que no mentían al decir que tenían sueño- Felix habló en casi un susurro, Chris sonrió y asintió con la cabeza. Ambos se levantaron y dirigieron al ático.

La rutina de subir al tejado se había convertido en su favorita pues era la única forma de salir de aquel abrumador lugar, por lo que cada vez era más fácil el trepar el ventanal.

Era una noche fresca a pesar de ser primavera. Ambos se encontraban recostados mirando el cielo. En silencio.
Pero ese silencio se vio interrumpido de manera drástica por el sonido de un auto estacionarse. Los hermanos se levantaron rápidamente pues el tejado daba a la parte trasera de la casa y por lo tanto era extraño el movimiento en esa parte.

Esperaron unos segundos hasta que divisaron un auto unos metros alejados de la mansión. Nadie bajaba. No hubo movimiento por minutos y los hermanos creyeron que algún chófer se había quedado dormido, pero entonces la puerta del conductor fue abierta.

Del carro salió un chico apuesto, apesar de la distancia podía notarse su gran altura. Estaba vestido con un elegante traje color negro que hacía resaltar su palida piel y sobre todo, hacia juego con aquel largo cabello negro. Sonrió de una forma tan cálida para después morder suavemente sus gruesos labios rojizos.

Los hermanos no decían nada, estaban expectantes por qué sería lo próximo que aquel chofer haría.

Y entonces, aquel joven apuesto se encaminó hacia la puerta del copiloto para abrirla y dejar a la vista a un muy elegante Minho. Parecía haberse quitado años de encima. Traía el cabello naranja y vestía un traje color blanco, haciendo conjunto con el contrario.