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Habían pasado 6 años desde que se casaron y su vida parecía ir de buena a mejor.

Al año de casarse decidieron mudarse de Seúl a Busan donde compraron una pequeña casita. Todos juntos se pasaban tardes pintandola de un color amarillo pastel, mientras cantaban y gritaban. Aveces Minho se ponía a bailar en medio del cuarto jalando a Han con él; el menor tenía dos pies izquierdos pero por su amado esposo lo intentaba, era un escenario muy gracioso para los niños pues su papá ardilla parecía estar espinado, sin embargo, para los ojos de Minho era lo más hermoso que había visto en su vida.

Después de 4 meses tenían su casita ya bien construida y restaurada. Minho había hecho un cuarto donde le gustaba ensayar y donde siempre estaba Félix observandolo. Mientras que Chris se la pasaba estudiando y leyendo los libros de su papá menor, le llamaba tanto la atención la medicina que su sueño era ser médico y el mejor justo como su papi.

Pasaron los años entre risas, llanto y sobre todo amor. Actualmente el lindo matrimonio Lee tenía 6 años de casados. Los niños habían crecido y bueno, ahora nos enfocaremos en ellos.

Chris tenía 16 años y cada día se ponía más guapo. Media ya 1.70 y su cuerpo no era el mejor pero lo tenía bien trabajado, tenía unos hermosos y pequeños ojos negros y unos labios gruesos y rositas. Sin embargo, lo que más resaltaba de él no era algo físico, si no que era un ángel en persona. Era muy tímido y trataba a las mujeres como lo mejor del universo, había tenido una novia a quien juro amar, pero terminaron después de un tiempo pues era tóxica para él, sin embargo, el siempre le deseo el bien. Ahora no estaba interesado en nadie, estaba tan enfocado en sacar buenas calificaciones para poder ingresar a la carrera de medicina que no se podía dar el lujo de enamorarse. Casi no salía a fiestas, pues creía que para divertirse podrían ir a cualquier otro lado, además que no quería tener encuentros casuales con cualquier persona a causa del alcohol, pues él quería que su primera vez fuera memorable, quería entregarse en cuerpo y alma al hacerlo, no quería que fuera solo meter y sacar, quería hacer el amor con alguien que le hiciera sentir amado, pero sobre todo, quería que con quién fuera su primera vez, fuera aquella persona que le hiciera sentir el amor verdadero.
Chris era el chico soñado por muchas, era perfecto en todos los sentidos y por lo tanto tenía muchas enamoradas en la escuela, pero él estaba tan ocupado repasando sus apuntes en la mente, que nunca se daba cuenta y eso hería el corazón de todas ellas.

Felix ya tenía 15 años, era un chico demasiado extrovertido a comparación de su hermano mayor, él ya había besado porque chocar con una niña mientras corría cuenta ¿O no?.
Amaba cocinar pues siempre veía a su papá Minho hacerlo, así que comenzó a llamarle la atención, aunque solo le gustaba la repostería y no la cocina en general. También amaba el bailar igual que su papá, se la pasaba horas observándolo en su estudio y cuando se iba, él se ponía a ensayar tratando de imitar los pasos que recordaba de su padre. Por lo tanto, Felix pasaba muchísimo tiempo con papá Minho, porque papá Han trabajaba todo el día.

Félix amaba muchísimo a sus hermanos, sobre todo a los bebés pues eran su mayor adoración, eran dos gemelos tan idénticos y tan diferentes a la vez, amaba cargarlos por la casa cuando empezaban a hablar para enseñarles palabras nuevas, amaba caminar con ellos a pasito lento cuando por fin empezaban a querer hacerlo, amaba poder tener ya platicas más complejas y con contestaciones por parte de los bebés.
Y amo aún más cuando los gemelos podían ya ponerse de pie y pasaban horas jugando con ellos y con Chris, antes de que se volviera más solitario y se la pasará todo el día estudiando en su cuarto.
Extrañaba esos días, en los que al volver de la escuela se dirijian a su cuarto y armaban los equipos, que casi siempre terminaban en Félix y Seungmin vs. Chris y Jeongin, para mantener equilibrada la fuerza. Jugaban a las luchitas, a las atrapadas, a colorear, a los zombies y a los videojuegos, hacían tantos juegos, su imaginación no tenía límites.