Dos años y medio llevaban ahí arriba.
Y a decir verdad, ya estaban más que acostumbrados pues ahora ya no les importaba ni lastimaba el hecho de pasar cada segundo del día ahí arriba, era normal.
Sin embargo, se había vuelto una costumbre el que todas las noches los hermanos mayores, después de arropar a los gemelos, se quedaran durante horas planeando como es que escaparían y que harían después de ello, y aunque simplemente era una forma de distraer su triste mente, muy en el fondo deseaban que pronto pudiesen cumplir sus sueños.
Todas esas noches ambos hermanos se quedaban en la mesa para poder hablar un poco más alto sin despertar a los gemelos, en ocasiones hablaban de escapar una noche mientras dejaban una nota donde se burlarían de Changbin; se reían al imaginar su rostro al leerla y como trataría de correr para atraparlos, sin contar que ellos ya estarían en otro país, bebiendo limonada y con cinco gatos.
Y aunque su corazón lo anhelaba, sabían que no sería así de sencillo, por lo que solo se ponían a narrar como si de un cuento se tratara, algo muy ajeno a ellos.Aunque para Chris, aún con todo lo malo, aquellas noches eran tan preciosas pues en ocasiones, Felix comenzaba a imaginar tan profundo que hablaba y hablaba sin detenerse, dando la oportunidad a Chris de poder observarlo fijamente. Amaba admirar la belleza de su hermano, que no era mínima.
Se recargaba sobre sus brazos encima de la mesa, con la cabeza recostada en ellos mirándole desde abajo, donde podía verlo mejor.
Sus pestañas eran largas, tupidas y negras que cuidaban sus ojos cafés los cuales adquirían un singular brillo mientras narraba todas las cosas que le gustaría hacer al escapar; su naricita se movía al ritmo de las palabras, y por momentos la arrugaba, como si comezón le diera, haciéndolo ver tan tierno.
Sin mencionar sus pecas, esparcidas por doquier, como pintura salpicada en el lienzo de su rostro, eran muchas, algunas más marcadas que otras, pero al tenerlo tan cerca de sí, podía admirar todas y cada una de ellas. A veces se perdía contándolas, saltando de una a otra, perdiendo la cuenta a los pocos segundos por la gran cantidad que eran y por los movimientos de cabeza que Felix siempre hacia al hablar. Cuando perdía la cuenta, bajaba su mirada a su boca, donde sus labios gruesos y rosados resaltaban. Los había probado en muchas ocasiones y la textura seguía ahí, tan suaves y cálidos.
Cada noche, Chris se daba cuenta que Felix tenía la costumbre de remojar sus labios con su lengua, lamiendolos cada determinado tiempo y eso se le hacía de lo más sensual posible.Chris siempre lo observaba con amor, con ojos tiernos y brillantes, delineando cada centímetro de su rostro, sonriendo sin darse cuenta, soltando suspiros largos y llenos de sentimiento.
Felix era hermoso, muy hermoso.
Y por ello, es que cuando el pecoso se daba cuenta de la mirada de su hermano, se sonrojaba.
Él no se encontraba lindo en absoluto, no en esas condiciones, pero cuando notaba la mirada tan llena de sentimiento que Chris le otorgaba, su corazón daba un vuelco pues no estaba haciendo algo extraordinario, simplemente estaba narrando sus ideas tontas, sumado a que al ser tan de noche, su rostro sería más marcado por las ojeras, ¿cómo es que Chris le podía mirar como si fuera lo más bello que ha visto?
Algunas noches, cuando Chris notaba el sonrojo que pintaba a su hermano, reía para sentarse de manera correcta y tomarle el rostro, acariciando con su pulgar sus mejillas calientes, mirándole con el mismo amor de siempre.
Le decía lo mucho que lo quería y lo lindo que era, haciendo que Felix se sonrojara aún más, cubriendo su rostro con sus manitas, las cuales el mayor retiraba con cuidado, sin dejar de admirarlo para después depositar pequeños y tiernos besos por todo su rostro, haciendo que ambos rieran en el proceso, pero calmando un poco el nerviosismo que su hermano adquiría.
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ᎬΝᏟᎬᎡᎡᎪᎠϴՏ- ᏟᎻᎪΝᏞᏆХ ✨
Fanfiction𝙻𝚘𝚜 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝙻𝚎𝚎, 𝚕𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚊𝚜 𝚟𝚒́𝚌𝚝𝚒𝚖𝚊𝚜 𝚒𝚗𝚘𝚌𝚎𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚘𝚗 𝚌𝚘𝚗𝚍𝚎𝚗𝚊𝚍𝚘𝚜 𝚊 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚛 𝚎𝚗𝚌𝚎𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜. ֍ 𝙼𝚎 𝚒𝚗𝚜𝚙𝚒𝚛𝚎́ 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚖𝚎𝚛𝚘 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚜𝚊𝚐𝚊...