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Felix y Chris cumplían el rol de padres desde hace mucho tiempo atrás pero a partir de aquella noche con Minho se dieron cuenta que así sería de ahora en adelante, ahora estaban a su cargo. Realmente se habían convertido en los padres de los gemelos, o bueno, tal vez unos padrecitos.

Si Minho quería casarse y rehacer su vida estaba bien pero lo que más les molestaba era el hecho de que los cuatro no estuvieran en sus planes. Dolía y mucho.

Por eso, una noche en el tejado como tantas otras, ambos hicieron la promesa de estar siempre para el otro.

Los dos se encontraban recostados viendo el cielo que ahora era tapado por las nubes, el frío estaba presente pues el invierno aún era notorio, sin embargo, aquello no los afectaba en lo más mínimo pues les hacía sentir vivos, que aún lo estaban.

No hablaban, casi nunca lo hacían al estar allá arriba pues cada uno se encerraba en sus pensamientos y pesares, por ello Felix dudó un poco si sería oportuno hablar ya que su hermano parecía muy perdido en sus pensamientos.

-¿Qué pasa Lix?- Chris habló, había notado la intensa mirada que su hermano le regalaba.

-Nada, es solo que estaba pensando en que después de lo que ocurrió con papá la última vez, sus visitas serán menos frecuentes.

-Pues no es como si nos visitara mucho.- Chris bromeó pero su hermano no río.

-Lo sé pero es extraño, él se siente extraño, ya no es la misma persona de antes.

-La gente siempre cambia Felix, siempre lo está haciendo, unos lo hacen para bien y otros para mal, y si papá nos quiso alejar de él no nos queda de otra más que hacerlo, de lo contrario saldríamos lastimados. No es bueno aferrarte a algo que te hace daño.

Felix suspiró pues la idea de vivir una vida sin sus padres siempre le dió pavor; le temía a la muerte y a la independencia y sin embargo, ambas sucedieron sin darse cuenta.

Siempre se vió llorando mares junto a su familia porque ahora tendría que mudarse a un lugar más cerca de la Universidad, prometiéndose que se llamarían y visitarían cada tanto, pero ahora ese sueño estaba más lejos de lo que jamás imagino. La vida no era color de rosa como siempre pensó de niño y hasta ahora se daba cuenta, y dolía.

Chris notó el ánimo decaído de su hermano y se volteó para mirarlo fijamente.

-Tal vez nos cueste pero saldremos de aquí y los cuatro viviremos en una pequeña casita donde plantaremos muchas flores para que los gemelos las puedan oler, compraremos un columpio resistente y tú tendrás un lugar sólo para ti donde puedas bailar o pintar. Podremos salir cuando queramos y lo haremos, yo trabajaré para juntar dinero e ir los cuatro juntos de viaje aunque sea a un pueblo cercano, pero la cosa es salir, disfrutar lo que nos hemos estado privando todo este tiempo.

Felix sabía que la mitad de eso no sería posible, si no es que nada, primero debían salir de ahí para permitirse soñar, sin en cambio, adoraba la forma en que Chris trataba de ver el lado positivo siempre; tal vez nadie se daba cuenta pero tan solo seguía siendo un adolescente de 17 años.

-Te prometo que ahí estaré pase lo que pase- Chris volvió a hablar mientras extendía su dedo meñique- por la garrita.

Felix sonrió por lo infantil que sonó pero unió su dedo al del mayor pues no había nada más sagrado que una promesa de garrita.

Desde esa noche ambos hermanos estaban dando todo por los gemelos para que algún día pudieran cumplir sus sueños. Los bañaban, cambiaban, peinaban, cortaban su cabello y uñas con las tijeras, servían de jueces en sus peleas, les contaban cuentos y cantaban canciones, les enseñaban como si estuvieran en la escuela pues deseaban que algún día ellos pudieran culminar sus estudios; jugaban con ellos incluso si no querían, vivían por y para los gemelos, eran su motivo, esperaban que algún día Seungmin y Jeongin pudieran tener una adolescencia buena, distinta a la de ellos.

ᎬΝᏟᎬᎡᎡᎪᎠϴՏ- ᏟᎻᎪΝᏞᏆХ ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora