Capítulo 24 : Antesala

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En la frontera de Nordstadt con Innenstadt, el ejército del norte se encontraba en posición para iniciar el inminente avance, pero antes de que pudieran hacer algo Lucius los detuvo.

—No será necesario que ustedes intervengan, yo iré al frente, solo yo.

Los integrantes del ejercicio empezaron a murmurar entre si ante el repentino cambio de planes.

—No hay nada que discutir, el plan ya fue aceptado por el rey, sin embargo, en caso de que algo malo suceda tendrán que defenderse, por lo tanto, no bajen la guardia.

Los soldados sin estar completamente de acuerdo asintieron con recelo y tomaron posición defensiva.

Antes de irse al campo de batalla Lucius realizó una seña con su mano derecha y emprendió su camino hacia el sur.

—Llegó la hora de hacer mi parte.

~

Tras una hora de camino finalmente llegó al lugar donde esperaría la aparición del ejército enemigo.

A lo lejos a una distancia aproximada de 500 metros se alcanzaba a vislumbrar el reflejo de una armadura de hierro y tras un par de minutos, otros brillos similares empezaron a asomarse en el horizonte.

—No me gustaría ser ellos en este instante.

El hombre empezó a caminar hacia el ejército enemigo hasta que se halló a unos 100 metros de ellos.

Frente a él, se encontraban aproximadamente diez mil soldados. En comparación, Lucius no era ni una hormiga frente a ellos.

A la distancia un solo hombre se acercaba hacia el solitario caballero. Luego de llegar finalmente se presentó como el rey de Südstadt.

—Con que tú eres el sujeto que comanda este ejército, para serte sincero me sorprende que lideres a tus hombres, sin embargo, no tengo mucho tiempo que perder. Te propongo algo, si te venzo en una batalla de uno contra uno se retirará junto a tus tropas y si no lo logro seguirás avanzado en busca de tu objetivo.

Lucius como era de esperarse jamás pensó que aceptaría tal propuesto y se encontraba mentalizado para actuar de forma rápida en caso de que todo saliera mal, no obstante, el ambicioso rey aceptó sin mayores problemas y con una gran confianza.

—Me dejaré engañar por ti, después de todo esta será una gran oportunidad para demostrar todas mis habilidades en combate.

Un poco sorprendido ante la muestra de narcisismo que mostró su oponente, Lucius simplemente se vio un poco emocionado y se preparó para su duelo.

"Es curioso como esto tan solo sería una misión de reconocimiento y ahora me encuentro frente al rey de uno de los tres reinos del continente, lo siento comandante Rein, pero debo detener esta batalla sin sentido".

El caballero originario de Prima Tellus respiro profundamente y dio media vuelta para observar directamente a su rival.

—Está listo su majestad...

El rey Erwin se alejó unos cuantos pasos de él e hizo lo mismo que su oponente.

—Siempre estoy listo para lo que me depara mi destino.

Vanheim desenvaino una de las dos espadas que traía consigo y apuntó con ella a Erwin.

—En representación de los ideales que creo correctos yo, Lucius Vanheim te derrotare aquí y ahora... —"Siento tener que utilizarlo de esta manera, pero necesito medir mis fuerzas actuales antes de que todo inicie realmente".

El rey de Südstadt realiza la misma acción con su espada y cambia a una posición de ataque.

—Empecemos...

Ambo hombres corrieron abalanzado sus espadas con su mano derecha, Erwin lanzó su primera estocada con gran fuerza hacia la izquierda de su oponente, sin embargo, Lucius bloqueo su ataque haciendo que este se deslizará por su propia espada, para después agacharse rápidamente y pasar por debajo de su oponente.

Rápidamente se da media vuelta y trata de lanzar un ataque hacia su la parte baja del abdomen de su oponente, pero este alcanza a desviar por suerte el ataque y sale empujado hacia atrás por su oponente.

—Tengo que admitir que es algo mejor de lo que pensé su majestad, sin embargo, no tengo el tiempo suficiente como para estar toda la mañana en una batalla contra usted.

Erwin, el cual se detuvo con su espada de caer al piso, se puso de pie y sonrió levemente.

—No seas arrogante, nuestro duelo no termina hasta que uno de los dos termine sin vida.

Lucius tomó su espada y la devolvió a su vaina.

"Tomaré prestado el poder de tu espada por un breve momento, sé que no es el rival adecuado para ella, pero el tiempo no es nuestro aliado, Asterope".

Lucius vuelve su mirada hacia su segunda espada y la desenvaina lentamente hasta estar fuera del todo completamente.

—Este será mi ataque final, si lo detienes daré por perdida esta batalla.

El caballero de Prima Tellus sujeta su espada con ambas manos para empezar su ataque, sin embargo, el rey Erwin molesto por las palabras de su oponente se apresura en lanzarse al ataque, Lucius cierra ambos ojos y respira profundamente mientras recuerda unas palabras de Asterope.

"Siente cómo fluye la espada por tus manos, siente su poder y ataca sin dudar"

Erwin que se encontraba a un par de metros de Lucius, sujeta con ambas manos su espada y se prepara para lanzar un ataque mortal al abdomen de su oponente, no obstante, cuando el arremete con su ataque, Vanheim lanza su estocada final a una velocidad inhumana y termina por decapitar a su rival.

—Siento el haber terminado de esta manera, pero gracias a eso no sufriste del todo.

El hombre observa su espada y la devuelve a su vaina. Voltea hacia sus espaldas y observa cómo el ejército de Südstadt retrocede un poco.

—Será mejor que se retiren si no quieren malgastar sus vidas.

Cuando todo parecía ir correctamente, los hombres del ejército se echaron a correr en contra de Lucius.

—Idiotas, tendremos que entrar en acción antes de lo esperado.

Tras observar el ataque desesperado de diez mil soldados tras perder a su rey, Vanheim no tuvo de otra que desenvainar de nuevo su primera espada.

—Espero que lleguen a tiempo...

La inmensidad del campo de batalla y la vista de un solo hombre tratando de enfrentar a toda una milicia de personas armadas era algo sin precedentes y, sin embargo, nada los tenía preparados para lo que estaba a punto de suceder.

—"Absolute Requiem".

Sin cesar todos los soldados de Südstadt empezaron a caer uno a uno como si de piezas de dominó en fila se tratasen.

Un poco desconcertado ante aquel extraño suceso, rápidamente el único hombre en pie recuperó la compostura y en las alturas observó a un hombre con una bata blanca surcando los cielos.

—Debe ser él... Atlas.

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