El Deseo Del Saber

Ex II : Primavera

Todas las noches la veo, a esa bella mirada que depositó su confianza y amor en mí. Después de que yo misma acabe con sus deseos, la vida es muy injusta, nos pone pruebas que jamás pensaríamos en hacer, para que al final terminemos muertos por dentro.

Jamás olvidaré aquel día, ni ese rostro de desilusión tras cometer aquel vil acto de traición, los dioses no me perdonaran.

Varias semanas después de aquel fatídico día muchas voces empezaron a sonar en mi cabeza, supuse que eran secuelas por haber cometido aquel acto, pero al parecer eran algo más.

—"Tu final ya está decidido, solo es cuestión de que sigas con tu papel en esta historia".

Las voces en mi cabeza me atormentaron por mucho tiempo, pero después de varias semanas simplemente desaparecieron.

Los meses pasaron y mi vida jamás volvió a ser como antes, sin embargo, decidí que no podía quedarme estancada en el mismo lugar, así que decidí que tenía que avanzar a pesar de todo lo que había hecho, después de todo la vida se encargará de que pague por mis acciones.

Las cosas después del día en que una ciudad flotante apareció encima de Prima Tellus se pusieron de lo más extrañas, muchas desapariciones, fenómenos inexplicables y personas con habilidades fuera de lo común fueron reportadas, pero jamás vimos a alguien con ese tipo de características.

Dos años después de habernos graduado de la academia fuimos asignados al escuadrón del capitán Lucius Vanheim, un hombre muy confiable, amable, pero cuando lo hacías enojar mostraba su duro carácter.

Tras varios meses de ser parte del escuadrón del capitán un día llegó con su subordinado Adrián y nos obsequió una especie de reliquias en forma de pulseras, las cuales poseían ciertas cualidades que hacían que su portador incrementara sus sentidos a niveles inhumanos, aunque a un coste muy alto. Para eso fuimos entrenados durante medio año, en los que fuimos disminuyendo los efectos negativos a la hora de usar dicha reliquia.

Jamás tuvimos la necesidad de usar la reliquia, solamente eran para casos de emergencia o en situaciones en las que nos viéramos superados completamente por nuestros rivales. Al fin y al cabo, el desgaste que provocaba a nuestros cuerpos podría llegar a ser muy peligroso dependiendo del uso que le diéramos.

Hasta ahora no le vi la necesidad, no hasta que ellas aparecieron y acabaron con todos nosotros sin siquiera sudar un poco.

Tendré que meditar mi forma de luchar y llevar mi cuerpo hasta el límite, la próxima vez extraeré todo su poder.

Hasta el final de la primavera.