Capítulo 1 : Caras de una misma moneda

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PARTE 1 - ACECHADOS

Todo comenzó en una ciudad la cual tiene por nombre Prima Tellus. Ahí vivía una adolescente llamada Shi no Kaori de 15 años de edad, la cual desde que tiene uso de la razón había deseado el poder saber absolutamente todo, era un sueño surreal y de lo más descabellado para una joven.

La ciudad se componia de 5 distritos en un doble círculo. En el medio se encontraba el distrito central y a sus alrededores, en el anillo exterior se encontraban los cuatro distritos anillados.

El centro se componia de dos entradas, la norte y la sur. La entrada norte colindaba con la frontera entre los distritos tres y cuatro, y la sur entre el primero y el segundo.

En ese lugar vivia la gente más poderosa de la ciudad, principalmente altos rangos del ejército y las personas mas influyentes.

Año 320. Prima Tellus. Distrito 2.

Kaori era una chica que tenía rasgos muy característicos, por ejemplo, un cabello de color blanco brillante y sedoso. Su piel era casi tan blanca como el color de su pelo, pero lo que más resaltaba en ella eran sus bellos y radiantes ojos violeta, los cuales eran tan raros que todas las personas siempre se mostraban estupefactos ante tal belleza.

El día era soleado, la calidez que provocaba el mismo era tal que te hacía sentir como si la naturaleza te arropará en su regazo.

Kaori junto con su madre se encontraban caminando por la parte central del distrito 2 cerca de la gran zona comercial a la cual se dirigían.

—La gran ciudad, siempre he querido conocerla. Me han dicho que es majestuosa, que los edificios miden cientos de metros y que las construcciones son una obra de arte.

La albina observaba el cielo mientras esta daba vueltas sobre sí misma.

—Hija, sabes muy bien que nosotros jamás podremos ir a ese lugar, aunque vivimos en la misma región, nosotros somos la parte olvidada.

Su madre era una mujer de unos 39 años de edad, su cabello era de un color rubio bastante claro, sus ojos eran de color azul, los cuales resaltaban más su cálida mirada y su sonrisa era tan bella que con tan solo observarla, te provocaba un sentimiento de amor y algo de nostalgia.

—Sí, lo sé. Pero he oído hablar de que un familiar nuestro reside en la ciudad, entonces él podría llevarme a conocerla.

La madre se volvió hacia ella y con una mirada con un poco de recelo, le preguntó.

—¿Dónde escuchaste eso?

La hija apenada con la cabeza abajo le respondió.

—Te oí una vez que hablabas con mi abuela, no quise escucharlas a escondidas, tan solo lo escuché por accidente.

La rubia levanto su mirada y volvió a observar hacia enfrente, pero no sin antes decirle unas palabras a su hija.

—No andes escuchando conversaciones ajenas, y aunque fuera real lo que me dices, él no estaría dispuesto a eso.

—Pero ¿Por qué?

—Olvídate de eso y apúrate que tenemos que volver antes de mediodía.

Llegó el mediodía, madre e hija acababan de llegar a su casa, un lugar muy cálido y acogedor.

—¡Rápido! ve a darte un baño mientras hago de comer, no querrás llegar tarde a tus clases de esgrima.

Mientras tanto la joven Kaori se apresuraba a darse una ducha. La mamá tomó su periódico, lo movió hacia un lado y saco los ingredientes necesarios para la comida.

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