• CAPÍTULO 28 •

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Erick


Anoche llegué mucho más temprano de lo que planee pero no me molesta en absoluto porque logré escaparme de mi novia y volver a encerrarme a dormir. Agradezco a Emi por ello.

Nunca creí decir esto pero, vaya que extrañaba mi cama, es tan suave y cómoda que puedo pasar horas durmiendo y ni siquiera notarlo.

Me levanto a las una de la tarde del sábado y voy a la cocina por algo de comer, por lo general quien cocina es Joel mientras que yo me dedico a la limpieza de nuestro hogar compartido. Por lo que veo, mi compañero no ha llegado a dormir, por lo que supongo que está en casa de su novia, Emi.

Los estantes están casi vacíos, por suerte Joel se ocupó de encargar algo de comida por delivery, hay algunas sopas para uno, paquetes de galletas, barritas de cereales, una caja de leche, una botella de jugo, entre otras cosas más. Saco una barrita de cereal de chocolate y me lanzo al sofá, mi único plan es estar en paz, quedarme en el sofá, comer algunas porquerías y ponerme al día en mis series pendientes de Netflix.

Pero toda esa paz se va a la mierda cuando enciendo mi celular y tengo más de veinte llamadas perdidas de Elise y miles de mensajes sin responder.

Oh no, oh no, oh no no no.

Esto es malo.

Muy malo.

Mi celular vuelve a vibrar y en la pantalla se refleja otra llamada entrante, es Elise, otra vez. Trago duro y le doy al contestar, acercó el celular a mi oreja y le rezo al altísimo para que su bronca no sea tan grande.

Me equivoqué, esta cabreadísima y lo entiendo. La deje sola en aquella fiesta, a la cual ella sabia que no tenía ganas de ir. Escucho todos y cada uno de sus reclamos, ni si quiera la interrumpo más que para afirmar cuando lo requiera.

Como si su discurso por teléfono no fuera suficiente, me pide que abra la puerta principal, incrédulo voy y la abro. Tremenda sorpresa me llevo al verla frente a mi puerta con su ceño fruncido y manos en jarra.

La muy loca se vino caminando desde su casa hasta la mía mientras me reclamaba por teléfono. Es increíble. Ella cierra la puerta tras de sí y se va a la cocina, se sirve un vaso de agua para calmar su sed mientras yo solo me encargo de verla moverse tan tranquila por mi apartamento. Estoy impresionado.

Se sienta en el sofá que está regado de empaques vacíos que he comido hace unas horas atrás. Los mira asqueada pero no se mueve del sofá, entre nervioso y asustado me siento frente a ella en el sofá individual.

Elise: esto no está funcionando.– expresa en medio del silencio.

Tiene razón, las últimas semanas sólo hemos discutido cada minuto que estamos juntos. Yo por mi parte ya no siento lo mismo y creo que todo se debe a mi extraño encuentro con ella.

Erick: lo sé.

Quizá ella quiere lo mismo que yo, siento que esto ya no da para más, lo intenté, juro que sí pero no siento ni la mitad de lo que sentía por ella.  A Elise la quiero y mucho pero siento que no estamos en la misma página.

Elise: quizá podríamos ir a terapia de pareja.

Hablé demasiado pronto. Ella quiere seguir conmigo.

Dejaría todo... [Erick Brian Colón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora