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Cuando entro en casa lo primero que noto es el aire tenso que rodea la casa. Camino hasta el despacho de Jonathan, dónde me lo encuentro sentado detrás de su mesa, con las manos en la cara y los codos apoyados en su mesa.

Walker está apoyado en la pared, y lo que más me sorprende es ver a Lucca sentado en la silla de delante de mi padre.

Mi primer instintio es salir corriendo de casa.

Pero mi corazón desbocado, no me permite hacer gran cosa que mirar incrédula a Lucca.

—Noelia. —Sonríe este. ¿De verdad me estás sonriendo? Quiero darle un golpe en la cara.

—Lucca. —Llego a responder con un hilo de voz. Jonathan y Walker nos miran estupefactos.

—¿Os conocies? —Los miro frunciendo el ceño.

¿Entonces no saben nada?

—Si señor. Vamos al mismo instituto. —Responde Lucca.

Jonathan asiente.

Coje unos papeles y los pone en un portafolios, se los entrega a Lucca.

—Bueno, soldado Marinelli, parece estar todo en orden. Bienvenido al ejercito de Estados Unidos. —Se levanta y le estrecha la mano, Lucca le corresponde. Después de despedirse, sale del despacho, pasando por mi lado y dedicándome una sonrisa.

—Noelia, sientate. Tengo que hablar contigo. —Le hago caso.

Aunque no soporto estar aquí, con estos dos, no puedo hacer mucha cosa más.

—Christopher, por favor. —Le pide Jonathan. Walker le mira con pesar. ¿Se puede saber que sucede?

—Te espero fuera. —Le dice antes de cerrar la puerta tras de él.

—Noelia...—Empieza Jonathan con voz firme y segura. —...tu madre está en el hospital. —Arqueo las cejas. ¿Y qué? Mi madre trabaja allí. Él parece entender lo que pienso. —No, no de esa forma. Ella está enferma. —¿Qué? —Me acaban de llamar. Dice Derek que se ha desmayado cuando le tomaba la presión a un paciente. Ella ahora está ingresada, aun no saben que es lo que tiene. —Abro la boca. Millones de pensamientos pasan por mi mente. Pero solo uno sale en forma de palabras.

—¿Y en vez de ir a verla, te dedicas a qué? ¡¿A trabajar?! —Grito furiosa mientras me levanto. Verle tan sereno aquí sentado, mientras que mi madre se encuentra en una cama de hospital me pone enferma. Él me mira impasible.

—Sientate. —Me ordena. Me doy la vuelta y camino fuera de su despacho.

Salgo corriendo hacia el hospital donde mi madre trabaja.

Una angustia me invade internamente, solo por el pensamiento de perder a mi madre.

Y una vez más, aparece la escena en la que Evan ve a su madre morir delante de sus ojos.

Cuando entro torpemente estorbando en la sala de espera. Una infermera amiga de mi madre se acerca a mi a paso rápido.

—Noelia, cariño. Vienes a ver a tu madre. ¿Verdad? —Pregunta con tacto.

No que va, es mi hobby aparecer con esta ansiedad en los hospitales.

La chica debe de ver mi cara de incredulidad, porque empieza a caminar por un pasillo, mientras la sigo de cerca.

—Aqui está. —Señala una puerta. —Aun no sabemos que le sucede, debemos esperar a los análisis. — Asiento con un nudo en la garganta.

Cuando me adentro en la habitación, iluminada artificialmente, me sorprendo por la tranquilidad que hay. Y eso no hace más que aumentar mi angustia.

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