Me despierto con los rayos del sol apuntándome en la cara, cuando abro los ojos me cuesta acostumbrarme a la luz pero poco a poco me adapto.
Miro a mi alrededor y lo primero que veo es a Evan, dormido y con el brazo sobre sus ojos, protegiéndose de la luz solar.
Me siento.
El sol ya esta muy alto, debe de ser medio día y me sorprende que hayamos dormido tanto. Puede que el motivo sea porque ayer estuvimos hasta tarde hablando de cosas triviales.
Miro a mi alrededor.
La hoguera está apagada y hay envoltorios de lo que fue nuestra cena ayer, aunque no sé si un montón de chuches y chocolatinas se puede considerar cena.
—Tenemos que volver, ¿lo sabes, verdad? —Oigo la voz de Evan, giro mi cabeza y le veo mirándome con sus ojos azules. Vuelvo la vista al mar.
—Ni me lo recuerdes. —Hago un mohín y él sonríe.
Se sienta también.
Miro mi móvil: quince llamadas pérdidas.
Cuatro de Shelly, una de Nathan y las demás son de mi madre.
En silencio me alegro de haber dejado el móvil en silencio.
Me levanto y Evan me imita.
El camino de vuelta me parece más corto que el de ida y hasta que no nos estamos despidiendo no me doy cuenta que inconscientemente hemos estado todo el camino con las manos entrelazadas.
—¿No iras a ver a Alison?— Pregunta Evan cerca de mí con las manos sobre mis brazos.
—No puedo, mi madre estará volviéndose loca ahora mismo. Voy a estar castigada una larga temporada.— Le digo haciendo un mohín, él intenta ocultar una sonrisa, pero no lo logra.
—¿Tantos problemas te ha traído pasar la noche conmigo?— Su tono pasa de neutro a pervertido antes de lograr terminar la pregunta.
—Sí, no me verás el pelo por mucho tiempo.—Contesto sin querer prestarle atención a su tono.
—Te diría que lo siento y que no era mi intención meterte en ningún lío ni causarte ningún problema pero sería mentira. Me ha encantado pasar la noche allí, contigo.— Giro la cara para que no vea el rubor que empieza a cubrir mis mejillas pero me doy por vencida cuando pasa sus dedos por ellas, riéndose por lo bajo.
Se acerca más a mí.
—Quince.— Susurra en mi oído.
—¿Quince? —Vuelvo la cabeza hacia él, curiosa.
—Me debes quince besos, uno por año que has cumplido. —Me explica.
Ya claro.
—Sigue soñando.— Le pongo las manos en el pecho apartándole de mí, pero lo único que consigo es apartarle unos centímetros. —Además he cumplido diecisiete, no quince.— Le informo.
—Lo sé, pero ya me has dado dos.— Explica mostrándome dos dedos.
¿Dos? Pero si apenas le he dado uno.
—No te he dado...—Empiezo protestando, pero quedo interrumpida por sus labios haciendo presión sobre los míos.
Él baja su mano de mis brazos, a mi cintura.
Intento no derretirme por sus labios en contacto con los míos, es un increible besador, no puedo negarlo.
Intento apartarle para que no crea que estaba desando volver a besarle, pero como antes no lo logro.
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OASIS
Teen FictionUna sociedad distópica, donde la gente es separada. Tener o no una marca puede decidir tu destino. Tener la marca -un círculo atravesado por dos flechas- significa vivir una buena vida, en la ciudad. Mientras que no, significa vivir fuera de la ci...