Seguridad

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Respiro hondo y toco la puerta del despacho de mi padre, hoy no trabaja pero se ha pasado todo el día encerrado en su despacho.

Hace unos días que Evan se ha ido a Cherwood y aún no ha vuelto.

Nadie tiene noticias de él.

Yo he podido pasar muy pocas veces al otro lado, hay muchísima seguridad últimamente.

—Pasa.— Oigo la voz de mi padre desde el otro lado de la puerta, entro y lo veo con el teléfono en la oreja, él me sonríe y me indica que me siente.— ¿Pero se podrá hacer o no? —Pregunta él hablando con alguien por teléfono.

No oigo la respuesta pero a mi padre no le gusta porque bufa, frunce el ceño y se pasa la mano por la frente.

—Entrad y revisarla, algún punto nos puede servir.— La otra persona le dice algo y mi padre bufa otra vez.

—Entonces si no se puede tendremos que buscar otro sitio donde instalar el generador.— Me pongo recta al oír la última palabra, está hablando de la fábrica por donde me cuelo.

¿La han revisado? ¿Hay soldados? ¿Podré volver a colarme?

Mi padre debe pensar que me aburro porque levanta la mano mostrándome dos dedos, indicando que le dé dos minutos.

—Pero si esa fábrica no sirve de punto eléctrico no nos sirve de nada, ¿para qué vamos a mantenerla en pie?— Me atraganto. —Bueno hablaré con Walker.— La otra persona dice algo más. —Sí, él sigue en Fairwood, lo he trasladado de nuevo aquí.

Mi padre sigue diciendo cosas sobre ese tal Walker, pero ya no le escucho.

Cuando cuelga me mira sonriente.

—¿Qué pasa cielo? —Me pregunta.

—Mamá dice que querías hablar conmigo. — Desde la última discusión que tuvimos, mi madre ha intentado portarse bien conmigo pero yo solo le dirijo la palabra para lo esencial.

Mi padre frunce el ceño y luego parece acordarse.

—Ah, sí, es verdad.— Sonríe. —El otro día tu madre me preguntó si es verdad que yo te dejé ir a casa de Shellinne a pasar la noche.— Me pongo nerviosa. —Tranquila, le he dicho que sí. —Sonríe y le devuelvo la sonrisa. —Espero de verdad que estuvieras con Shellinne. —Me mira y yo asiento. —Porque no me gustaría tener que asustar a ningún chico con mi querida arma. — Me dice en broma y yo me río.

—No, estaba con Shelly. —Miento.

—Bien.— Sonríe, pero se le nota cansado.

—¿Pasa algo papá? —No lo pregunto por cortesía, quiero saber que harán con la fábrica.

Él me mira y sonríe.

—Nada, cielo. Solo estoy cansado, querríamos reforzar la electricidad de la alambrada instalando un generador eléctrico, pero no sé como lo haremos.— Me explica.

Sé que lo que diré es muy arriesgado pero necesito saber que harán con la fábrica:— ¿Y la fábrica abandonada que hay cerca de la frontera? —Mi padre me sonríe.

—Lo hemos intentado, pero no se puede hacer nada, no hay ningún sito donde instalar el generador ni por donde se pueda pasar corriente, tendiéramos que hacer obras pero eso implicaría cortar la electricidad que corre por la verja durante el período que duren las obras, y eso es muy arriesgado. —Por poco se me escapa un suspiro de alivio.

—¿Habéis entrado? — Pregunto mientras trsgo saliva para hacer desaparecer el nudo que se me ha formado en la garganta.

—Sí, pero nada.— Lo miro asustada, podrían haber encontrado la salida hacia fuera. —Pareces asustada.— Apunta mi padre y luego se ríe. —¿Te asusta la fábrica? — Sonrío intentando cambiar mi expresión.

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