Capítulo 19 | Lauren

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-Lauren-



Mi brazo es removido de su lugar y me revuelvo, incómoda; acurrucándome junto a algo blando y cálido.

Caigo de nuevo en la bruma del sueño y me acerco aún más al bulto. Un sonido ronco resuena en la parte posterior de mi garganta y siento un empujón débil. Sé que es tarde, no voy a poder dormir de nuevo.

—Lauren, estás aplastándome —una voz cálida se abre paso en mi semiinconsciencia. Otro sonido ronco brota de mi garganta.

—Lauren —gime la voz y siento otro empujón. No estoy lista para abrir los ojos aún. Tengo la esperanza de volver a quedarme dormida—. Lauren, necesito ir al baño.

Abro los ojos y parpadeo varias veces, intentando acostumbrarme a la luz. Es entonces, cuando la veo. Estoy casi recostada sobre ella; sus ojos marrones bailan con frustración y diversión.

—Hola —susurro y beso sus labios sin pedir permiso.

Camila gime cuando acomodo mi cuerpo sobre el suyo. Siento sus piernas entrelazadas en las mías y deslizo una mano por su costado.

—L-Lauren, de verdad necesito ir al baño —gime contra mi boca y me dejo caer a su lado.

— ¡Está bien!, ¡te dejo ir! —digo haciendo un gesto indignado.

Ella se pone de pie lanzando las cobijas hacia mi cara. Las quito rápidamente y la veo intentando cubrir la desnudez de sus piernas con la playera que le presté la noche anterior. Está tirando el dobladillo más allá de sus límites mientras camina hacia el baño.

—Aún puedo ver tu trasero, ¿sabes? —bromeo antes de que se gire para echarme una mirada enojada y avergonzada. 

El silencio es interrumpido con el flujo del agua cuando tira de la palanca y sonrío como idiota. No me acostumbro a tenerla a mí alrededor y al mismo tiempo, no quiero despertar más sin ella a mi lado.

Luego de un corto tiempo abre la puerta y bajo mi mirada por todo su cuerpo, observándola a detalle. Sus piernas desnudas lucen llenas y firmes. No son del tipo delgaducho y débil; son del tipo carne y músculos firmes; mi playera apenas cubre su ropa interior y se ve increíblemente caliente. Su cabello luce revuelto y desordenado, y un rubor suave cubre sus pómulos.

—Ven aquí para poder besarte hasta que me duelan los labios —digo sin dejar de mirarla a los ojos.

Ella avanza hacia mí con lentitud extrema y una sonrisa se desliza por mis labios cuando gatea sobre la cama hasta llegar a mí. Sus labios encuentran los míos y ahueco la parte trasera de su cabeza con una mano, atrayéndola más cerca.

Mi mano rebusca debajo del material de la playera, y la coloco en su espalda baja, acariciando su piel caliente y suave.

Elevo mi toque hasta su cintura, acariciándola en el lugar seguro. El lugar donde prometí quedarme. Mi mano sube un poco más y sus labios abandonan los míos. Me detengo por completo y busco su mirada.

Ella encuentra sus ojos con los míos y susurro—: ¿Puedo?

—N-No —susurra débilmente, y mi corazón se estruja con fuerza.

—Está bien —digo, deslizando mi mano hacia abajo. La siento relajarse y se deja caer sobre mí, hundiendo la cabeza en el hueco de mi cuello.

—L-Lo siento —tartamudea. Su voz suena inestable—. N-No puedo…

—Shhhh… —susurro antes de besar la cima de su cabeza—. Está bien, Camz. No tengo prisa alguna contigo.

Su cabeza se levanta y me mira a los ojos. Los suyos están llenos de lágrimas, pero le dedico una sonrisa tranquilizadora.

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