-Lauren-
Un quejido brota de mi garganta cuando mi brazo es removido de su lugar. Cierro mi abrazo en el bulto cálido que está a mi lado, sintiendo cómo encaja a la perfección contra mi cuerpo.
—L-Lauren, me estás aplastando —la voz de Camila llega a mí en la lejanía.
Mascullo algo que ni siquiera yo puedo entender, pero no me muevo.
—Lauren, necesito ir al baño —se queja Camila.
—Siempre me despiertas —me quejo malhumorada soltandola y dandole la espalda. Entreabriendo los ojos un poco.
—Siempre me aplastas —dice de vuelta, y noto la sonrisa en su voz. Tira de mi brazo de nuevo, para que la envuelva como estábamos antes.
Mis brazos se envuelven en su cintura y mis piernas se entrelazan con las suyas. Su espalda desnuda se pega a mi abdomen. Gruño juguetonamente, apretándola aún más contra mí. Su trasero está justo sobre mi entrepierna y no puedo evitar la reacción involuntaria de mi cuerpo.
— Dios mío, ¿eso es tu…?
—Cállate —mascullo, avergonzada. Entierro la cabeza en su cuello y mordisqueo su piel.
Una risita ronca brota de su garganta y se gira entre mis brazos. Su mirada somnolienta encuentra la mía y sonríe.
—Hola bebé gruñona… —susurra.
Soy consciente de la presión de su pecho desnudo contra el mío y de su tono meloso que me encanta.
—Hola chiquita—beso la punta de su nariz.
—Es horrible dormir contigo —dice, pero está sonriendo—. Me inmovilizaste toda la noche.
—Te abracé toda la noche —la corrijo, con fingida indignación.
Retira unos mechones de cabello lejos de mi rostro y roza mis labios.
—Amo que me abraces toda la noche amor —se sincera.
—Y yo te amo a ti.
Su mano se desliza por mi pecho hasta llegar a mi abdomen. Su caricia se desliza aún más abajo y me tenso por completo cuando roza la punta de mi miembro.
Sus cejas se alzan y siento el rubor apoderándose de mi rostro.
—Es difícil contenerse contigo desnuda entre mis brazos —me disculpo.
Su labio inferior es atrapado entre mis dientes cuando comienza a tocarme. ¡Maldita sea!, ¡se siente tan bien!
— ¿N-No tenías que ir al baño? —tartamudeo, intentando mantener la compostura.
—Mentí —susurra.
Un gruñido retumba en la parte trasera de mi garganta y mis caderas se impulsan hacia adelante. Soy consciente de que estoy buscando su toque.
—Quiero aprender a hacer esto bien —la timidez se filtra en el tono de su voz, y no puedo evitar sonreír.
—Lo haces bien —respondo casi sin aliento.
El golpeteo de la puerta hace que Camila detenga su caricia en mí.
— ¿Lauren?, ¿Camila?, están ahí, ¿cierto? —la voz de Chris me hace querer gritar de frustración.
— ¡Vete a la mierda! —grito, medio molesta por la interrupción.
La risa de Chris me hace sonreír un poco.
— ¡Sólo estaba preocupado por ustedes!, ¡no vuelvo a interrumpir!, ¡Dios!
Camila está ruborizada. Ya no está tocándome. Su cabeza está enterrada en el hueco de mi cuello y sé que está muy avergonzada.