-Camila-
Hace casi dos meses, Lauren Jauregui y yo terminamos.
No sé a cuántos chicos ha golpeado por mi culpa desde entonces. Fueron cuatro hasta que dejé de enterarme. La última vez que hablé con ella, las cosas no salieron bien. Le pedí que dejara de golpear gente sólo porque si, y terminamos discutiendo peor de lo que jamás habíamos discutido.
Sé que es impulsiva, violenta, celosa y posesiva. Sé que me hace daño. Sé que es una imbécil la mayoría del tiempo; sé que está destruyéndome..., y a pesar de saber todo esto, la extraño. La echo tanto de menos, que he estado a punto de correr a su departamento a mitad de la noche sólo para pedirle que me acepte de vuelta.
La música electrónica taladra en mis oídos. El bajo y la batería retumban en las bocinas instaladas en la enorme discoteca. La casa Gamma, nuestra casa; ha organizado una fiesta de fin de semestre en uno de los lugares más grandes de la ciudad.
Es la última fiesta del curso, justo el último día de clases, antes de que todo el mundo vaya a casa por las vacaciones de navidad. Yo volveré a Los Ángeles en unos días, poner distancia entre Lauren y yo es lo que necesito para olvidarla. Soy tan patética, que sigo esperando a que un día me busque para arreglar las cosas.
— ¡Esto está increíble! —Dinah se hace sonar por encima del rugido estridente de la música—, ¡definitivamente, éste lugar es mejor que el del año pasado!
Una risa idiota me asalta cuando veo a una bola de chicos del equipo de fútbol, corriendo en ropa interior por todo el lugar. Dinah rueda los ojos al cielo. —Idiotas —masculla y nos abrimos paso entre la gente.
— ¿Vendrá Halsey? —le pregunto una vez que estamos en la barra.
— ¡Sí! —Chilla emocionada—, ¿puedes creer que llevemos cinco meses saliendo?, jamás había durado tanto con alguien.
—Cinco meses no es mucho tiempo —observo.
— ¡Para una chica como yo, lo es! —sonríe y río con ella.
— ¿Siguen aferradas a pasar navidad juntas? —digo, una vez que tengo un refresco de cola entre mis dedos.
—Sí. Ella dice que en su casa no van a molestarse y no quiero que mi mamá vea éstos tatuajes, así que… —se encoje de hombros—. No pienso salir de la habitación de ella.
—No tenías porqué decirme eso —hago una mueca de asco y ella ríe.
—Cuando te suceda, vas a comprender a qué me refiero —me guiña un ojo. Antes de que pueda replicar, su teléfono suena y sonríe. —Es Halsey, ¿me esperas aquí?, no tardo.
—Ve —le guiño un ojo—. No demores demasiado.
—No lo haré —dice—, coquetea un poco mientras vuelvo. Necesitas a alguien para iniciar el próximo semestre con el pie derecho.
Una punzada de dolor atraviesa mi pecho. No quiero iniciar el semestre con ningúna persona… Al menos, ninguna que no sea Lauren Jauregui. Me obligo a sonreírle, pero sus palabras calan dentro de mi pecho.
—Iré a buscar a Ally—grito, señalando en dirección las mesas donde dijo que estaría.
—De acuerdo, te llamo si no te encuentro —me guiña un ojo.
Avanzo entre la apretujada multitud. Ally dijo que estarían en las mesas del fondo del lugar, así que es allá hacia donde me dirijo.
Cuerpos sudorosos y eufóricos me impiden el paso, así que tengo que buscar un espacio libre para pasar.