-Lauren-
Nos abrimos paso entre la multitud. Chicos de todos los semestres bailan y beben como si no hubiera mañana. Estoy guiando los pasos de Camila. Quiero llevarla directamente al edificio donde vive, pero insiste en ir a avisarle a Dinah que no va a quedarse.
Sigo buscando al hijo de puta que me distrajo, pero no está por ningún lado.
De no haber sido por Camila, no habría parado de golpear al idiota ese. Escucharla decir mi nombre, fue el detonante de mi conciencia. No sé qué hubiese pasado si no me hubiera llamado.
— E-Están por allá —tartamudea. Su voz suena más temblorosa e inestable que nunca.
La sigo entre la gente hasta unas mesas apartadas del barullo. — ¡Camila! —chilla una chica baja de estatura que no conozco. Su mirada se posa en mí y luego en ella. Su sonrisa se convierte en una mueca preocupada al ver la expresión en el rostro de Camila—, ¿estás bien?
Ella asiente, pero sé que no se encuentra bien. — ¿Sabes dónde está Dinah? —pregunta Camila.
—Acaba de irse a bailar con Halsey, ¿estás segura de que estás bien? —el ceño de la chica se frunce.
— ¡Mila! —Shawn, el chico al que golpeé la tarde en la que Camila y yo terminamos, se acerca. Sus ojos se clavan en mí en cuanto se percata de mi presencia. Su expresión se vuelve cautelosa y hostil—, ¿está todo en orden?
“Imbécil.” pienso cuando noto la mirada cargada de desprecio que me dirige. —Necesito encontrar a Dinah —dice Camila.
—Acabo de verla bailando cerca de la entrada, ¿quieres que te acompañe? —la atención de Shawn está centrada en ella. Quiero estrellar mi puño en su cara. Quiero hinchar sus ojos hasta que no sea capaz de verla, pero me limito a apretar la mandíbula.
—No —noto la irritación en la voz de Camila—. Lauren está yendo conmigo.
me observa, y no puedo evitar dedicarle una media sonrisa cargada de triunfo y suficiencia. — ¿No vas a quedarte? —pregunta la chica.
—N-No —tartamudea—. Iré a casa.
— ¿Quieres que te lleve? —Dice Shawn. Me toma toda mi fuerza de voluntad no estampar mi puño en su rostro.
—La llevaré yo —digo con toda la calma que puedo imprimir en la voz.
Noto cómo aprieta la mandíbula. Me obligo a no sonreír mientras le sostengo la mirada. Camila se despide rápidamente de la chica, y le dedica a Shawn un gesto de mano antes de asentir en mi dirección. Caminamos entre la gente hasta que soy capaz de visualizar a Halsey.
Dinah y ella bailan al compás de la música, ajenas al mundo. Halsey abre los ojos como platos cuando me ve. Dinah mira a Camila, y su expresión se convierte en una mueca de preocupación y angustia.
Camila la abraza mientras dice algo en su oído. Dinah se aparta, mirándola con asombro. Estoy segura de que le ha contado lo que pasó. Ambas me miran y les regalo una sonrisa tensa.
—Asegúrate de quedarte hasta que esté dentro del edificio —me pide Dinah
—No planeaba otra cosa —sonrío con suavidad.
Ella me sonríe de vuelta y me abraza. —Gracias por llegar —murmura contra mi oreja—. Gracias, Lauren. Cuídala mucho, ¿de acuerdo?...
—No te preocupes —asiento—. Lo haré.
Caminamos hasta el estacionamiento en busca de mi coche. Hago sonar la alarma sólo porque no recuerdo dónde diablos me he estacionado. — ¿No recordabas dónde lo dejaste, cierto? —pregunta. Una sonrisa torpe se desliza por mis labios.