Capítulo 24| Camila

3K 243 16
                                    

-Camila-



No sé cuánto tiempo ha pasado. No sé en qué momento he dejado de llorar. Lo único que mantiene todas mis piezas juntas, son los brazos de Lauren a mi alrededor. Estoy acurrucada en su regazo. Estoy sentada sobre sus piernas, con la cabeza hundida en el hueco que hay entre su cuello y su hombro. Me siento diminuta, frágil y vulnerable.

Esperaba todo tipo de reacciones, menos la que obtuve. De todos los escenarios que imaginé en el trayecto de la universidad a casa de Lauren, este fue el único que no vi venir.

Sentir sus labios sobre la piel deforme de mi espalda, fue más de lo que mi corazón puede soportar. Fue el gesto más hermoso que alguien ha podido tener conmigo. Es como si quisiera repararme, a
pesar de que estoy destrozada. Rota…

De cierta forma, está conteniendo mis piezas juntas. Está manteniéndome entera.

No ha dicho ni una sola palabra desde que me deshice en el suelo a llorar. Pronunció que era hermosa y después, se limitó a sostenerme entre sus brazos. No la merezco. Dudé de ella. Puse en tela de juicio la veracidad de sus palabras, y sigue aquí. Conmigo.

Manteniéndome unida. No la merezco.

Me revuelvo entre sus brazos. Necesito vestirme. Necesito cubrir mi espalda. Necesito…

—No… —susurra—. No estoy lista para dejarte ir aún.

Mi corazón da un vuelco furioso y trago el nudo que comienza a formarse en mi garganta. —Q-Quiero vestirme —tartamudeo débilmente.

—No estoy lista para dejarte ir —susurra de nuevo.

Alzo la vista para mirarla y mi corazón da un vuelco furioso cuando noto su mirada llena de lágrimas sin derramar. Acaricio su mandíbula  con la punta de mis dedos. Ella se acerca a mí un poco más; su nariz y su frente toca la mía, y estoy deseosa por sentir el toque de sus labios.

—Quiero matarlo —su voz es un susurro ronco e inestable—. Te juro que quiero matarlo.

Un nudo se instala en mi garganta y me acerco a ella, cerrando mis ojos con fuerza. —E-Eres mejor que eso —susurro.

—Camila, quiero hacerle tanto daño… —noto la tensión en todo su cuerpo y rozo mis labios con los suyos. En lo último que quiero pensar, es en mi papá.

La tensión de su cuerpo se libera notablemente con el roce de nuestros labios. Repite mi acción, rozando sus labios contra los míos. Mi piel hormiguea justo ahí, y se aparta sólo un poco.

—Y yo quiero que me beses —susurro.

Sus labios encuentran los míos en un beso lento, pausado, sin prisas… Su boca se mueve contra la mía y su lengua traza caricias que me ponen la carne de gallina. Enredo mi mano alrededor de su cuello, presionando mis dedos contra su nuca, y profundizo el beso un poco más.

Sus movimientos se vuelven un poco más urgentes. Una de sus manos se desliza por la piel desnuda de mi costado y un escalofrío recorre mi espina dorsal. Mi cuerpo se arquea hacia ella, casi por voluntad propia; y un sonido ronco y profundo retumba en su pecho

Siento la punta de sus dedos rozando la parte baja de uno de mis pechos, pero no me toca como quiero que lo haga.

—N-No quiero que pienses que estoy aprovechándome de la situación —murmura contra mi boca. Me aparto un poco para mirarla.

—Lo quiero —asiento, nerviosa—. Lo quiero contigo.

Traga duro y niega con la cabeza.

—Así no, Camila—noto el dolor en sus facciones—. No de ésta manera. Quiero hacerte el amor. Contigo no quiero tener sexo y… Y no quiero que lo hagas hasta que estés plenamente segura de que quieres compartir algo así conmigo.

DestruyemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora