Capítulo 39 | Lauren

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-Lauren-




Taylor casi me golpea cuando le dije que no iremos a la fiesta. Después de diez minutos llenos de chillidos, maldiciones y palabrotas, pude explicarle nuestros motivos. También le dejé en claro que Camila no va a aceptar que alguno de nosotros pague por un vestido. Está enojada, pero no puedo hacer nada para remediarlo. 

Es el día de la fiesta, y estoy mentalizada a escuchar diatribas sin parar por parte de mi mamá y Taylor. No me importa escucharlas si eso significa pasar una noche entera con Camila.

Chris ha conectado la consola de X-box a la pantalla plana que tiene en la sala, así que hemos estado jugando videojuegos desde que despertamos. Camila ha pateado el trasero de Chris varias veces, y yo no he parado de burlarme de él por ese motivo.

El sonido de la puerta del elevador abriéndose, nos hace girar las cabezas. —Debo cambiar el maldito código —masculla Chris, al ver entrar a Taylor cargando un puñado de bolsas negras.

— ¿Pueden dejarme hablar con Camila a solas, por favor? —dice ella, sin rodeos.

Chris y yo nos miramos una fracción de segundo antes de poner los mandos del videojuego en el sillón y encaminarnos al cuarto de invitados. De pronto, se siente como si tuviese diez años una vez más. Taylor siempre nos mandaba como quería, y nosotros jamás objetábamos.

Cuando entramos, dejo la puerta entreabierta, para así poder escuchar lo que va a decirle a Camila. Estoy aterrada. No sé qué es lo que va a hacer, y temo que haya cometido la estupidez de comprarle un maldito vestido. Camila va a estar furiosa conmigo si se entera que le he dicho a Taylor sobre eso. 

— Tengo un trato para ti —la voz de mi hermana llega lejana a mis oídos.

— ¿Estás espiándolas? —Habla Chris, sin dejarme escuchar la respuesta de Camila.

— ¡Shhh! —lo miro, apretando los dientes—, ¡cierra la maldita boca!

—Te lo dijo, ¿no es así? —dice Camila. Noto la molestia y la vergüenza en el tono de su voz.

—También me dijo que no vas a aceptar que paguemos un vestido para ti; es por eso que he venido con una propuesta —escucho la suavidad en el tono de Taylor y agradezco que esté hablándole de esa manera. Camila puede ser bastante explosiva cuando se lo propone.

No responde, así que mi hermana continúa—: Te prestaré un vestido. No estarás aceptando un vestido porque no te lo estoy regalando; es un préstamo por una noche. He traído varios modelos. Si no te gusta ninguno, entonces puedo aceptar una negativa de tu parte.

— ¿Por qué estás haciendo esto? —dice Camila. Suena inestable... Tímida.

—Porque, de no ser por ti, Lauren no estaría aquí ahora —mi boca se abre con incredulidad. No esperaba escuchar eso—. Lograste lo que nadie; la trajiste de vuelta a casa. Es mi manera de agradecerte.

El silencio hace que mi carne se ponga de gallina. Estoy ansiosa por escuchar la respuesta de Camila, pero está completamente muda.

—De acuerdo —masculla—. Me probaré los vestidos.

Una sonrisa estúpida se dibuja en mis labios y miro a Chris, quien está observándome como si fuese el ser más extraño del planeta. —Creo que después de todo, si iremos a la fiesta —le digo.

Él sonríe, meneando la cabeza. — ¿Te doy un consejo? —dice, poniéndose de pie, listo para salir.

—Sí.

—Ya dile cuán loca estás por ella —me da una palmada en el hombro, empujándome lejos de la puerta. Sale de la habitación, sonriendo con aire burlón y yo me quedo ahí, sin saber qué hacer o qué decir.

DestruyemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora