ʟᴏᴠᴇ ʙʏ ᴄᴏɴᴛʀᴀᴄᴛ

ᴜɴɪᴠᴇʀꜱɪᴛʏ.

2015

Harry estaba en la universidad de Los Angeles, cursando su sexto semestre.
Ahí había conocido a Charlie Rider, el primer novio "oficial" del rizado ya que nadie sabía de su secreta relación.

Harry sabía que estaba mal salír con él aún sabiendo que no salía del clóset pero lo entendía, tenía miedo.

Miedo.

Harry estaba perdidamente enamorado de él que no le importaba los estúpidos insultos que el rubio decía con sus amigos sobre las personas homosexuales.

Casi nunca salían por el temor del rubio al ser descubierto.
Pero ese día fue la excepción.

Harry como siempre lo esperaba detrás de las instalaciones, donde nadie pasaba, así que no los verían.

— ¡Harry! — sonrió el rubio abrazándolo.
El rizado sonrió dándole un beso casto en los labios.

— Hola, sol. ¿Quieres ir a comer algo?

— ¿En público? No, gracias. No quiero que nadie nos vea.

Por supuesto que a Harry le dolía ser ocultado pero respetaba la decisión de su pareja.

— Vamos a mi departamento.

Pasaron por comida sushi para la cena.
Esa misma noche decidieron ir a una fiesta de la fraternidad en la que estaba Charlie.

Habían bebido y fumado marihuana que se encontraban en una de las muchas habitaciones besándose como si no hubiera un mañana.

El rubio de ojos miel ya se encontraba sin la parte superior de ropa y en el regazo de Harry.

El beso era profundo y de lengua, ambos estaban excitados, no era la primera vez que tendrían sexo pero Harry tenía un mal presentimiento.
Por lo cual se separó de él.

— ¿Qué pasa, bebé? — preguntó el ojimiel besándole el cuello.

— Deberíamos parar. — murmuró Harry.

— ¿Por qué?

— Tengo un mal presentimiento de que algo malo va a pasar.

Charlie dejó de besarle el cuello para soltar una risita.
Tomó de las mejillas al rizado haciendo que lo mirara.

— Espero que hayas traído condones.

Harry asintió no muy convencido.
Sentía una pequeña opresión en su pecho que decidió ignorar.

Harry estaba por bajarle los pantalones cuando alguien abruptamente abrió la puerta.

— Carajo. — murmuró un chico castaño del equipo de fútbol americano miró la escena.

Charlie rápidamente se quitó de las piernas de Harry mientras se ponía la camiseta.

— Adam, no es lo que crees. — habló Charlie con temor y tapándose su entrepierna con ambas manos.

El castaño no dijo nada y así como abrió la puerta así rápidamente la cerró.

— Ya me jodí. — murmuró el rubio sentándose en la cama. — Todos sabrán que ando contigo.

— El lado bueno es que ya podrás salir del clóset. — sonrió de lado.

— Todos sabrán que salgo con el gay de la universidad.

Harry frunció el ceño.

— Ni soy el único gay de la universidad. Eso fue muy grosero.

— Me importa una mierda.