Contrario a lo que querían todos, y de lo que yo mismo hubiese querido, decidí ir a casa de mi madre, en el edificio al que he ido poco.
Están todos a la expectativa de saber qué es lo que yo quiero hablar con ellos y de seguro que ya lo saben, pero aún así no se quieren adelantar a los hechos.
—¿Dónde está mi tía Atenea? —me intereso.
—Es de la última persona que quiero hablar ahora —responde mi madre, con una cara que parece...¿asco?—. No sé dónde está y no va a venir, así que podemos empezar sin ella porque quiero descansar.
Contemplo la espectacular vista que hay de la ciudad desde esta oficina, tratando de encontrar la forma más suspicaz de llegar a una respuesta. Sin embargo, es mejor ser directo que andar con rodeos.
—Quiero saber toda la verdad sobre mi pasado —doy media vuelta—. No esa cantidad de mierda que me contaron y me forzaron a creer.
Las personas que comparten la sala conmigo intercambian una mirada entre ellos, pero todos al final buscan respuesta en mi madre.
—Esa es la única verdad, hijo. ¿Qué te hace pensar lo contrario?
—El chico con el que hablabas, ¿quién es?
—Alguien sin importancia —responde sin dudas.
—Para ser alguien sin importancia, lo ví muy alterado hablando contigo.
—Alguien sin importancia con el que hablaba algo sin importancia.
Estaba casi seguro que no respondería esa pregunta y me tocará investigar por mi cuenta. Las otras preguntas que tenía pensado hacerle no tiene caso que las plantee si no me las va a responder con la verdad.
—Está bien, madre. Te creo —miento—. Por otro lado, les anuncio que he decidido venirme a vivir a la ciudad con mi familia y me haré cargo de la empresa.
Los susurros no se hacen esperar en la oficina y mi madre toma la palabra de nuevo, poniéndose de pie.
—No puedes tomar esa decisión así a la ligera, hijo. Aún no estás...
—¿Qué? ¿Mejor? —intervengo en su intento de argumento—. Lo estaré en algún momento. Estando aquí, haciendo el trabajo que se supone he hecho desde siempre, puede que me ayude a recordar más.
—Mario, cariño...
—Es una decisión tomada, Sofía. No es discutible —sentencio—. Convoquen una reunión ejecutiva para mañana a las nueve para anunciar los cambios. Quiero a todos los gerentes de cada departamento aquí, sin excepciones. El que no esté, será relegado de su puesto, así sea Atenea. Las vacaciones quedarán suspendidas hasta nuevo aviso. Por ahora, se pueden retirar.
No tengo puta idea de lo que estoy haciendo, pero tengo que empezar por algún lado.
Mi madre espera a que todos salgan de la oficina e, incluso, con una sola mirada altanera logra que mi esposa nos deje a solas. Ella rodea el escritorio y toma asiento en la silla más cercana a la de presidencia, invitando a que yo me siente en ella.
—Estoy bien así —me niego—. ¿Qué es lo que quieres?
—¿Qué es lo que quieres tú, hijo? —se interesa.
—La verdad, solo eso. Y te aconsejo que me digas todo lo que me ocultan, porque voy a investigar por mi cuenta y de igual forma me voy a enterar.
Ella palmea el asiento de nuevo y esta vez cedo a su petición. Espero que así pueda contarme algo.
—Ese chico con quien me vistes hablando, es Jonah Boat. A pesar de lo que creas y sientas ahora, mantuviste una relación con él.
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Enséñame a Vivir II
RomanceUn año ha pasado desde que Jonah Boat fingió su muerte para recuperar lo que por derecho le corresponde y hacer justicia por todo lo malo sucedido. Pero, más allá de eso, por la remota posibilidad de recuperar a su familia. Cuarto y último libro de...