Las fechas especiales se esperan y celebran años tras años con mucha devoción. A menos que algo tan fuerte como una muerte o una enfermedad no permita que se celebre tal acontecimiento.
Es cierto que cada quien celebra lo que quiere, como quiere, cuando quiere y donde quiere. Lo cierto del caso es que nadie ha celebrado la muerte de otros con una fiesta y muchos los considerarían algo loco, poco normal.
Olimpia del Toro no quería que las personas dijesen eso de ella, pero no quería dejar pasar una fecha tan especial.
Un año ha pasado desde que logró el plan que llevaba ejecutando desde hace muchos años y, aunque pensó que Jonah Boat se había convertido en su principal obstáculo, logro librarse más rápido de él en un tiempo menor al que esperaba.
Sí, ella hubiese dado una buena recompensa para que le entregaran con vida a Jonah Boat y ser ella misma quien le quitara la vida. Al principio, cuando se publicó la noticia de que el esposo de su difunto hijo se había quitado la vida, no lo quiso creer.
Jonah Boat se le había enfrentado y desafiado, incluso, apuntado con varios francotiradores; mató a su hijo y a su sobrino (aunque no se explica cómo, está segura que la culpa la tuvo Perseo). Lo cumbre de Jonah Boat fue que se apareciera en el cementerio, quebrantara tres filtros de seguridad, drogara a un centenar de personas y, lo peor de todo, acabó con su más preciado tesoro: su cabello.
Por ello, hizo que sus hermanos viajaran a la ciudad de California y solicitaran un informe de la autopsia de Jonah Boat, el cual les fue entregado con una buena cantidad de dinero. Pero ella quería más para creer: quería ver su cuerpo. ¿Qué haría con él luego? Incinerarlo era lo que mejor se le ocurría, que quedara como quedó el cuerpo de su hijo menor y su sobrino.
Lamentablemente, no había cantidad de dinero que pudiera devolver el tiempo e impidiera que un familiar cremara el cuerpo y lanzara las cenizas en una playa del sur Asiático, donde fue su luna de miel.
Aún así, Olimpia no creía y quiso saber todo de la persona que se lo llevó. El único registro que le dieron fue un nombre: Lester Humpridge. Quiso saber todo de él: quién es, que hace, qué lazo tiene con Jonah Boat, dónde ha estado desde entonces.
Ninguna de las respuestas le resultaron muy alentadoras: profesor de lenguaje, primo de Boat y no se ha movido de Tailandia desde entonces.
Pero el tiempo pasó y habló.
Un año ya había pasado desde que los medios dieron a conocer la trágica muerte Jonah Boat en vísperas de año nuevo.
Plena y feliz se siente de que uno de los conglomerados de empresas más grande de Latinoamérica y el mundo esté en su poder, como esperaba desde hace muchos años. Parte de la fiesta también será en honor de su hijo menor, quién debería estar ahí para celebrar con ella.
El sonido de la puerta siendo tocada la llama de regreso a terminar con su maquillaje y permite que pase la persona al otro lado.
La primera vez que Atenea entró a la habitación, quedó maravillada por el exquisito gusto de su sobrino para la construcción y el diseño. Un espacio tan amplio que le recordaba al pequeño apartamento de tres habitaciones donde creció con sus hermanos y su padre.
—Los arreglos generales están listos, incluída la banda, y los invitados están llegando —anuncia Atenea.
Olimpia revisa con atención su amplia colección de pelucas en diferentes peinados y cabello natural hasta que encuentra la que había pensando ponerse. Se observa en el espejo unos segundos y sonríe con tristeza al recordar lo perfecto que era su cabello.
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Enséñame a Vivir II
RomanceUn año ha pasado desde que Jonah Boat fingió su muerte para recuperar lo que por derecho le corresponde y hacer justicia por todo lo malo sucedido. Pero, más allá de eso, por la remota posibilidad de recuperar a su familia. Cuarto y último libro de...