Capítulo 5

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—Gracias, señor —le responde Lucas a un señor en italiano.

Obrigado —añado.

Ambos le sonreímos el señor y caminos en direcciones opuesta a la suya.

—¿Eres idiota? Eso es portugués —reclama Lucas.

—Lo sé. Hoy soy un turista de Brasil —argumento y Lucas rueda los ojos.

El cementerio donde reposan los restos del matrimonio se llama Jardines del Recuerdo y tiene, de manera curiosa, nombres con temática bíblicas o algo parecido. Lucas sí había comentado algo al respecto, pero no tenía claro de cuál era.

Cansado de recorrer las divisiones de El Paraíso, El Éxodo, Árbol de la Vida, La Tierra Prometida, Monte Sinaí y sin encontrar la fulana tumba, llegué a pensar que Lucas no recordaba absolutamente nada y que solo estaba tratando de manera desesperada en que lo consiguieramos.

Sin embargo, nos detuvimos a preguntarle a un hombre que trabaja en el cementerio y él nos respondió que están en la división: El Edén. Con la diferencia de que el Mausoleo Carotelli es famoso entre los turistas por su peculiar forma.

Caminamos unos cuantos metros más hasta que un discreto aviso anuncia que estamos en el comienzo de nuestro destino.

—¡Ya lo recuerdo! —exclama Lucas emociinado—. Es allí —señala en dirección a una construcción.

Es una especie de templo griego sin techo. Pareciera un cuadrilátero de boxeo, pero con las columnas a lo largo y ancho de él, permitiendo que la luz y el aire fresco circule en el lugar de las tumbas.

Al acercarnos, en la entrada del cementerio se encuentra una lista de prevenciones la cual Lucas lee para mí.

—Estimado usuario, recordamos que este mausoleo no es una escultura de arte, por lo que recomendamos ser prudentes con su comportamiento y respetar las costumbres o tradiciones de la familia. Está prohibido el uso de teléfono celular, tablet, camara, o cualquier otro aparato eléctrico o convencional que sirva para tomar fotografía o vídeo. Está prohibido fumar, consumir alcohol o alimentos en el mausoleo. En caso de...

Muito obrigadodetengo a Lucas—. Necesito tiempo y espacio para lo que vengo, Lucas. Por favor espera aquí y cuida de que alguien no entre.

No muy convencido y seguro sintiéndose desplazado, obedece a lo que le pido.

La verdad es que sin muchas cosas que quisiera decirle al lugar de descanso de una persona que no conocí, pero que era muy importante para el hombre que yo amé con mi vida. Siento que mi catarsis comenzará hoy y en este lugar.

Tomando una profunda respiración, doy el primer paso para acercarme a las dos tumbas dentro del Mausoleo. Al estar en la separación entre ellas, entiendo porque es algo admirado por los turistas.

Dos cuerpos esculpidos están acostado uno al lado del otro, con una separación de al menos cincuenta centímetros y unidos por el dedo índice de cada uno. La mujer tiene si vista en el cielo y el hombre la mira a ella.

A pesar de ser mármol, la persona que hizo el trabajo dibujó de la mejor forma posible la sonrisa de lo que seguro fue un hombre enamorado y feliz.

—Mario Andrés me veía de esa misma manera cuando despertaba después de mi y yo me hacía el dormido —acaricio la cabeza de la escultura y sonrío vagament—. ¿Sabe? Mario Andrés lo adoraba y admiraba. En parte se sentía culpable por su muerte, pero estoy seguro que, aunque nunca pensó en ello, estuvo muy agradecido por todo lo que usted hizo por él y que haya intentado salvarle la vida.

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