Capítulo 37

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El sonido del teléfono me distrae de mi meditación matutina para tratar de entender los sueños extraños y recurrentes que tengo las pocas horas que duermo. Parece que tratan de decirme algo sobre mi pasado, pero no logro cruzar el sueño de dos animales cerca de la extinción conmigo.

—Dime, Clara —atiendo, con pocas ganas.

—Me indican desde recepción que hay una persona del tribunal civil que quiere dejar una citación para usted, pero que debe hacerlo de forma personal.

¿Una demanda civil?

—Si está correctamente identificado, que lo dejen subir —cuelgo.

Esto es lo que me faltaba.

No le creí a mi madre cuando me dijo que llevar esta empresa generaba una carga de estrés, sumándole el hecho a mis pocas horas de descanso y los intentos fallidos que tengo de mejorar mi relación con Sofía, ahora llega esto.

En pocos minutos, tocan la puerta de mi oficina y permito la entrada. Mi secretaria, seguido de un hombre con el uniforme del tribunal acceden a la oficina.

—Dese por notificado —dice el tipo al entregar el sobre amarillo y se regresa por el mismo sitio.

—¿Gracias? —me planteo a mi mismo.

Solo el hecho de ver el sellado del broche rojo con las letras del Tribunal para la la Familia, me hace tener una idea de qué trata.

Levanto el teléfono para indicarle a mi secretaria que ubique a mi abogado y a mi madre. Al colgar, abro el sobre amarillo para comenzar a leer la información.

El demandante, el motivo de la demanda, la fecha de la cita, entre otras. ¿Por qué me demandaría por abandono de hogar y no para pedir el divorcio?

Algunos minutos después, mi madre es la primera en llegar al llamado de hace un momento. Desde que asumí la presidencia, su cara es una constante sonrisa falsa que quiere demostrar que está bien y de acuerdo con la decisión.

—¿En qué te puedo ayudar, querido hijo?

—Esperemos a Charmand.

—Al abogado —se interesa—. ¿Que necesitamos de él?

—Cuando llegue lo sabrás.

No le queda más opción que tomar asiento frente a mi a esperar que llegue el abogado.

Reviso unos documentos en la computadora referente al trabajo aprovechando el tiempo en lo que él llega.

Hasta que lo hace.

—Buenos días —dice al cerrar la puerta tras de sí—. El buffet tiene muchos casos. ¿En qué les puedo ayudar?

Empujo el sobre arriba de la mesa y mi madre lo toma antes que el abogado.

—Este hijo de...

—Te dije que era mejor si tomando la delantera —le recuerdo, mientras ella le pasa el sobre al abogado.

El tipo lee el documento con calma, incluído el texto con palabras técnicas y entendibles para un profesional de leyes. Pero a decir verdad, no hace falta ser un experto para entender que tenemos las de perder.

Enséñame a Vivir IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora