Capítulo 27

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Al darles el beso de buenas noches a los niños, no quería regresar a casa. Sin embargo, tuve que hacerlo para poder preparar mis cosas y salir a primera hora del día siguiente.

Cuando llegamos a la casa de los niños, las madres tenían sus cosas favoritas como ropa o juguetes listos. Les dieron un corto beso y abrazo de despedida y dejaron que fueran conmigo a la camionero mientras Don Marco se quedó hablando con ellas. Desconozco la cantidad de dinero que les dió, pero me había dicho que sería suficiente como para que no tuvieran que trabajar mientras la menor se graduaba, le servía para pagar sus estudios y comprar una casa.

Exagerados los Carotelli con el dinero.

En vista de que no podemos usar el avión privado, Don Marco compró toda primera clase para viajar privadamente hasta nuestro país. Los niños estuvieron distraídos jugando y comiendo, pero cuando llegó la hora de la siesta, Jared se puso especialmente fastidioso a llorar y supongo que quería dormir con su mamá. Josephine, en cambio, se durmió tan tranquila como el día anterior.

—¿En cuánto tiempo crees que deje de necesitar a su mamá? —cuestiona Don Marco, quien se supone es padre y debería tener más experiencia que yo.

—No tengo la menor idea. Lo que sí estoy seguro, es que con su abuela tendrá que aprender sí o sí.

Don Marco levanta sus cejas de forma exagerada, como si estuviese recordando algo de momento y plantea:

—No había pensando en Joanne. ¿Cómo está ella?

—Estaba bien la última vez que la ví. Me dijo un amigo en común que estaba preocupada por mi.

—¿Y sí crees que acepte a sus nietos a pesar de la forma en que la tuviste no fue natural? Mario me comentó que el tema de la religión en tu familia es algo... fuerte.

—Conmigo se disculpó. Supongo que eso cuenta —respondo, encogiendome de hombros.

Desde que Don Marco me dijo que ha sabido desde hace tiempo que Mario está vivo y cuál es su ubicación y no hizo nada para ayudarlo, no me apetece hablar con él. Y con Jared llorando escandalosamente, menos aún.

La azafata se acerca a ofrecer ayuda con Jared y casi acepto que lo haga, pero él se tiene que acostumbrar a que yo soy su papá y que tendrá que dormirse conmigo.

Cuando yo era pequeño y no podía dormir, mamá me cantaba en vez de contarme cuentos. Busco en las partes más recónditas de mi memoria hasta que finalmente pienso en la canción más apropiada para la canción.

«It's not time to make a change. Just relax, take it easy», comienzo a cantarle en tono suave, meciendolo de la misma forma de un lado a otro.

A medida que la canción avanza, noto como Don Marco golpea su pie de manera impaciente contra el piso y, de un momento a otro, se levanta.

Por otro lado, el pequeño Jared se ha calmado y está durmiendose de a poco.

«Now there's a way snd I know that I have to go away... I know I have to go», termino de cantar mientras dejo su pequeño cuerpo en el portabebé.

Me quedo viendo a mis niños con toda la ternura del mundo y con la felicidad incomparable que produce ser padre.

—Si piensas que te voy a cantar las veces que sea necesario para que te duermas... estás en lo correcto.

Deposito un beso en la frente de cads uno y sigo los pasos de Don Marco hace un momento, hasta encontrarlo en el minibar del avión tomándose un trago completo de whisky.

—¿Usted puede tomar alcohol? —frunzco el ceño.

Don Marco juega con su vaso unos segundos arriba del mostrador y lo empuja para que le sirvan otro.

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