Capítulo 18

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—Estamos transmitiendo en vivo en todas las redes sociales. Ya puedes bajar —anuncia Stephanie.

Lucas abre la puerta y baja adelante con Santiago y Carlos, sigo yo en la fila y, detrás de mi, Kelvin, su padre y el fiscal. Subo al escenario y tomo mi posición. Los otros seis hombres que me acompañan se quedan en la parte de abajo y forman una fila en cada posible acceso al escenario.

El violín de la música comienza y eriza mi piel como la primera vez que escuché esta canción.

¿Cuántas personas presentes reconocerán mi voz?

«You wouldn't know me at all today... from the fading light I fly».

Que buena me quedó esa nota alta.

La ansias por darme vuelta me están ganando. Pero todo tiene que seguir respecto al plan. Que la falta de atención por estar todo en mi le hagan molestar y que luego le dé un infarto que la deje en el lugar cuando me vea.

«You know I will rise like a phoenix. But you're my flame».

Al finalizar, me doy media vuelta. Una cortina de fuego se despliega del escenario y luego las luces apuntan en mi dirección, develando mi rostro al público presente que me ve desde cerca y por pantalla a los que están un poco más alejados. La misma imagen que se trasmite en vivo por las redes.

Miro a mi alrededor por un momento, tratando de enfocar los rostros frente a mi y tratando de ver su expresiones.

—Damas y caballeros... Olimpia —miro a su dirección—. Tengan todos buenas noches. Sean bienvenidos a la fiesta anual de navidad que organiza Emporio.

Miro por un momento la cara de Olimpia quien, aunque se quiere mostrar serena, estoy seguro que está aterrada.

—Ya sé lo que muchos de ustedes estarán pensando: "Jonah Boat está vivo. Y si lo está, quiere decir que Mario Andrés lo está". La verdad es que yo también pensaría como ustedes, pero no es así. Para que me puedan entender, voy a contarles una línea de tiempo con pruebas de todo, lo cual empieza acá.

La pantalla es sustituida por los titulares de la noticia del secuestro de Mario Andrés cuando era niño.

—Para aquellos que no saben, Olimpia del Toro y Mario Andrés Carotelli no tenían una buena relación. Todo porque su madre, esa mujer —la señalo y las luces apuntan en su dirección— lo cambió por dinero. Es decir, lo vendió. Quienes son cercanos a la familia, sabían de la adversion que sentía Mario Andrés por ella.

»Muchos años fueron lo que pasaron desde ese infortuno secuestro hasta que se volvieron a ver. En Junio de hace dos años, después de que Mario Andrés casi se casara. Desde ese momento, comenzó una cacería de parte de Olimpia. Pocos saben que ella tenía infiltrados dentro de la empresa que le hicieron un desfalco importante y resultaron que fueron sus hermanos, quienes están en la empresa actualmente ocupando el comité de construcción, el más importante de la empresa.

Las luces alumbra a los cinco hermanos y los proyecta en las pantallas del lugar, haciendo que todos emitan sonidos de sorpresa.

—Sí, yo también me sorprendí cuando me enteré. Pero vamos a continuar con la historia. Cuando regresamos de ese viaje por Europa, Olimpia del Toro y el medio hermano de Mario, Hermes del Toro, irrumpieron de forma descarada en la oficina de Mario. Tal vez así entiendan las medidas de seguridad extrema que se tomó hace dos años.

»En dicho viaje, fuimos perseguidos y no fue hasta regresar que lo descubrimos. En las siguientes fotos, podrán ver dos ángulos: las fotos que nos tomábamos Mario Andrés y yo, estas otras fotos donde aparece el medio hermano y nos vemos nosotros al fondo.

Enséñame a Vivir IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora