—Chicos, buenos días— entro la señorita Keyla— hoy he llegado más temprano de lo normal, tengo una consulta médica, entonces dejaré a mi reemplazo, por favor sean amables y pórtense bien.
Aclaró la profesora Keyla, se despidió y salió del curso. Todos empezaron a conversar, gritar y reírse, realmente estaban irritándome, no podía entender cómo estas personas podían sonreír y hablar tan temprano.
—Eh, disculpa estás en mi escritorio—reclamó una fuerte voz, se oiría mejor si estuviera cantándome una canción de cuna.
—No me importa—seguí acostada en la mesa, sin mirar quien era.
—Disculpa, ¿puedes salir de mi puesto?
Me levante y mire a la cara al chico que me estaba molestando tan temprano.
—¿Tú quien eres?— arrugaba mucho su frente.
Lo mire por que la verdad creía que seguía dormida y que en realidad este chico no era real, más que en mis dulces sueños.
Chasqueó sus dedos, sacándome bruscamente de mis pensamientos.
¡Grosero!
—Te pregunté algo, ¿puedes responder?
—No. ¿Quién eres tú?— debatí.
Ambos nos mirábamos de muy mala manera.
—Ey, Estamos de malhumor—apareció Nicolás—ten lo compré para ti- puso en frente -casi ojos- una caja envuelta en papel de regalo navideño—dijiste que no tenias un celular y decidí comprarte uno.
—¿Estás loco? Dije que no tenía uno, no que quería uno.
—Está bien, no te exaltes—miro a su amigo— Santiago, ella es Lillie, prima de Daniel y Pamela—el chico me observo unos segundos más, su pesada mirada me revolvía el estómago—Lillie, él es mi mejor amigo, este es su puesto.
Mire a ambos con ganas de matar.
–Mira, allá hay un puesto vacío, puedes ir y sentarte en el.
—Ese puesto es de Pamela.
—Pamela no está y no va a venir— le respondí sin ganas.
—Santi, Pamela se cayó por las escaleras y pues, ya sabes está en el hospital... aún.
—¿En serio? Como se cayó?- preguntó el chico.
Nicolás me miró, sin saber qué decir.
—Buenos días, pueden sentarse en sus asientos, la clase va a comenzar. —informó el reemplazo de la profesora Keyla.
El reemplazo era más joven de lo que se esperaba, todos los chicos la miraban embobados.
—Ustedes dos, vayan a sus puestos.
Santiago, se sentó atrás de mi y Nicolás, el aún estaba bajo el encanto de la maestra. La maestra de reemplazo parecía modelo de Victoria secret, ella sonrió coquetamente y lo mandó a sentar. Explicaba muy bien y curiosamente los chicos fueron los que más participaban en sus preguntas.
En el descanso visite la biblioteca y simplemente era fabulosa, no sabía que leer. Cuando volvimos las clases seguían animadas por los chicos, la verdad eran unos idotas, con tal de contestar respondían sin saber, lo que me causaba gracia. Al final de la jornada de estudio. Tocaba las practicas, donde curiosamente era la beneficiada.
—Ayer fue decepcionante para mi, imagínense, verlos fue una vergüenza completa, excepto por La pequeña, que pateo sus patéticos traseros—Nicolás iba a defenderse, pero lo calló antes de que hablara—increíblemente vergonzoso, hoy ustedes van a entrenar ¡duro! Para que no vuelva a pasar lo qué pasó anteriormente.
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Mi exilio con la abuela
JugendliteraturLibre y salvaje, al menos eso se cree de Melina, una chica muy inusual para un pueblo muy anticuado. Porque entre ser y no ser, Lillie es un desastre, pero vamos, un desastre muy divertido. Acusada de ser ladrona ✔️ Expulsada del colegio ✔️ Remode...