Capitulo 71

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—¿Expulsada? —mi madre pegó un grito que seguramente se escuchó en todo el mundo.

Bueno, exageraba un poco.

—Por favor, habla más bajito que mis oídos amanecieron sensibles.

Mi madre casi se le cae la mandíbula, enojada o impresionada? No lo sé, pero tenía una ligera intuición de que pronto lo sabría.

—Mira lo descarada que puede ser tu hija —le dijo a mi padre, rebosando de enojo —es que no me lo creo.

Vale, ya lo había descubierto, estaba enojada. Mucho.

—Hija, que ha sucedido. Explícanos. La directora no nos dio mucha explicación, simplemente nos anunció que están expulsadas.

Esta vez mi padre no se reía, ni estaba divertido. Estaba espantando, y con la pijama puesta. Significaba que esto era muy grave como para que no se diera diez minutos en cambiarse de ropa.

—Hija, síguele la corriente —susurró cuando mi madre se giró.

—Está bien —accedí.

Mi madre volteó, aún procesando la noticia.

—No lo puedo creer... tu abuela ya sabe de esto?

Una hora después.

—Cómo que mi nieta mente brillante está expulsada? —soltó mi abuela otro grito —No, eso no lo permito. Hablaré con mis contactos primero incendio esa escuela antes de aceptar que te echen.

Se acercó a mi ventana y empezó a hacer llamadas.

—¿EXPULSADA? —ese fue el grito de mi tía. Suspire aliviada al ver que no era de mi madre.

Ellos estaban en la habitación de Pamela que estaba muy cerca de la mía. Ellos se escuchaban enojados. Más que los míos.

—¡NO PUEDE SER! —volvió a gritar enojada.

Todos salimos de mi habitación que se había convertido en la nueva sala de reuniones. Nos asomamos por la puerta, sólo sacando nuestras cabezas.

La tía Merly salió del cuarto de Pamela, tirando fuertemente. Entró a la habitación de Daniel. Minutos después volvió a gritar, enojada y algo confundida.

Daniel fue el primero en salir de la habitación esquivando una zapatilla que fue a dar con la pared, cerca de nosotros. Mis padres, la abuela, Pamela y yo solo parpadeamos ante la incesante ira de la tía. Ella se había convertido en Hulk. Solo le faltaba el verde y los musculitos.

—Nunca la había visto así de enojada —comenté bajo.

Todos negaron.

—Nunca nadie la había visto así —dijo Pamela.

—¿CÓMO QUE ESTÁN EXPULSADOS? ¡QUE MISMO HICIERON PARA SALIR EXPULSADOS! —exigió saber.

Esa pregunta les hizo recordar a mis padres lo que estábamos discutiendo minutos atrás. Me dieron esa miradita maligna y luego se preparaban para abombarme de preguntas y regaños.
Mis primos y yo nos escondimos detrás de la abuela, esperando por algo de protección. Mi abuela era lo más cercano a un escudo.

—No, no, no —dijo mi madre —Lillie, a este paso agotarás todas tus opciones.

Por otro lado la tía gritaba.

—¿QUE HICIERON? ¿QUE NO PUEDEN QUEDARSE QUIETOS POR UN SOLO MINUTO?.

Ambas mujeres nos gritaban tantas cosas que al final no se comprendía ni la una, ni la otra. Al final se cruzaron de brazos, suspirando.

Mi exilio con la abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora